Investigación en femenino, más allá de Curie
Tras muchos meses soportando una pandemia que ha campado a sus anchas, probablemente la más grave de los tiempos modernos, después de la mal llamada 'Gripe Española' tenemos el mejor caldo de cultivo para seguir defendiendo la importancia de la ciencia.
El Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia se instauró hace poco más de 6 años para reconocer la trayectoria de todas aquellas mujeres que han contribuido al avance de la ciencia y la tecnología.
El cambio de mentalidad de la Sociedad -en casi y digo casi- todos los lugares del mundo y el avance en los sistemas de comunicación, incluidas las redes sociales, nos dan la oportunidad, no solo para reconocer el papel de nuestras pioneras sino para realizar reivindicaciones.
Por tanto, cualquier excusa es buena para visibilizar el importante trabajo que realizan nuestras científicas en los laboratorios de investigación de las OPIs y empresas.
Podemos aprovechar este día para releer la historia de una de las grandes, Maria Salomea Skłodowska-Curie, más conocida como Marie Curie, que rompió a principios del siglo XX, los modelos absolutamente masculinizados de la Ciencia, no sin llevar a cabo un tremendo esfuerzo personal.
La semana pasada tuve la oportunidad de visitar en Barcelona una empresa muy conocida dedicada al diagnóstico genético, liderada por una reputada científica en la que no recuerdo haber visto ningún técnico (subrayo la o de varón) de laboratorio durante la visita a sus instalaciones.
En mi propia empresa trabajamos 66 científicas, lo que supone un 33% del total de la plantilla y lo que es mejor, para obtener este dato he tenido que preguntar a Mayte Cortell, la responsable de recursos humanos de Health in Code.
Como es algo habitual, no tenemos que vigilar las cuotas ni tomar medidas para corregir desviaciones. Una suerte y un privilegio trabajar en el sector de la Salud donde estamos sobrerrepresentadas.
Pero este buen dato es solo un oasis de optimismo en medio de tanto desierto cuando analizamos la presencia de las mujeres en otros ámbitos de la ciencia o en los órganos de gobierno de Universidades y Centros de Investigación.
Nada desdeñable es por tanto el gran reto que tenemos por delante para cambiar esta situación que parece solo mejorar muy lentamente con el paso del tiempo.
Se nos brinda por tanto esta semana, con la conmemoración de esta efeméride, una magnífica oportunidad para aplicar el método científico en el análisis de la participación de la mujer en el desarrollo de la Ciencia. Los datos nos indican que los esfuerzos y medidas aplicadas durante los últimos años para equilibrar la presencia de mujeres en el campo de la ciencia son, cuando menos, ineficientes.
Si la hipótesis de partida no se cumple, tendremos que cambiarla. Convirtámonos en científicos y seamos curiosos: interesémonos por los datos, investiguemos lo que no funciona e innovemos reformulando nuevas medidas para cambiar la situación.
Os propongo algunas experiencias para ayudar a concienciar a nuestras niñas en la importancia de dedicarse a la ciencia. Animo a las madres y padres a leer a sus hijas Mujeres de Ciencia: 50 pioneras intrépidas que cambiaron el mundo de Rachel Ignotofsky. Un homenaje ilustrado a algunas de las mujeres más importantes e inspiradoras en la historia de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
A los maestros, permitidme que utilice este término para referirme y englobar a los educadores, forjadores de personas, que además de enseñar contenidos, educan con las actitudes y ejemplos de vida, a mostrar a las adolescentes las grandes ventajas de elegir uno de los cientos de carreras de las llamadas STEM (acrónimo de Science, Technology, Engeniering y Mathematics).
A las recién licenciadas a interesarse por el trabajo que realiza Startup Valencia, la asociación del ecosistema emprendedor de la Comunidad Valenciana, como agente promotor del emprendedurismo científico femenino.
A visitar el Parc Cientific de la Universitat de València para conocer los casos de éxito de científicas en sus diferentes ámbitos de actividad, ya sean proyectos de investigación o empresas tecnológicas.
Yo misma fundé una empresa tecnológica cuando tenía 23 años. Fue la primera en España que ofrecía análisis de ADN para diagnosticar enfermedades genéticas y desde 1998 he ostentado cargos que no solían ocupar las mujeres ni las científicas.
Tener éxito trabajando en ciencia no ha sido fácil ni rápido, pero en el laboratorio los experimentos, como casi todo en la vida, no salen a la primera y el tesón y el esfuerzo son virtudes indispensables.
Desechemos pues la idea de que hace falta ser diputado para contribuir a cambiar aquello que no nos gusta y aportemos nuestro granito de arena para avivar la curiosidad y el gusto por la experimentación en nuestras hijas. Además, podemos aprovechar la ventaja de que nuestra Comunidad cuenta con todo lo necesario para criar científicas.
*** Ángela Pérez es VP Life Science en Health in Code y socia de Startup Valencia.