Las nuevas tecnologías han cambiado el mundo como lo conocemos. De escribir cartas que tardaban días a comunicarse por WhatsApp en segundos. Estos cambios han introducido nuevas tendencias que han transformado y mejorado nuestra forma de vida.
Este avance tecnológico ha provocado una alteración en muchos de nuestros comportamientos, incluida la forma de comprar. Como referentes en nuevas tendencias, la Generación Z influye en la adopción de productos para todos los consumidores y son uno de los grupos más influyentes detrás de este cambio. Para esta generación, las preocupaciones sociales y los valores personales influyen en todos los aspectos de su vida, incluido dónde y cómo compran sus productos.
Por ejemplo, las formas tradicionales de invertir en acciones no han captado la atención de las nuevas generaciones. Sin embargo, la Generación Z no ha aceptado este statu quo y está cambiando las reglas del juego. Da igual a lo que te dediques, para cautivar a este público, tu producto o servicio no solo tiene que ser el mejor, sino que debe conectar con el comprador y hacer que se sienta orgulloso de usarlo o llevarlo.
En el caso concreto de la inversión, los jóvenes no solo buscan obtener un beneficio económico a futuro, quieren invertir en aquello con lo que sienten una conexión cultural e incluso, en ocasiones, emocional. Juguetes con los que jugaban de pequeños, zapatillas de deporte, la primera edición de un best seller, o ropa, son solo algunos ejemplos de estos productos que se han convertido en un tipo de activo muy atractivo para las nuevas generaciones inversoras.
Este cambio de paradigma ha sido posible, sin duda alguna, gracias a la tecnología y a la llegada de nuevos players como StockX. De hecho, es un negocio imposible de imaginar si no fuera por los nuevos espacios digitales que permiten la interacción entre vendedor y consumidor, independientemente del lugar o el momento.
Sin irnos muy lejos, todos recodamos cómo de pequeños íbamos a mercadillos a intercambiar o comprar aquellos cromos o productos que nos faltaban para completar nuestra colección. Una vez estábamos ahí, todos nos enfrentábamos al mismo problema: ¿cuánto vale esto? Una pregunta a la que, en muchos casos, no podíamos dar respuesta.
Antes, nos mostrábamos reticentes a comprar en una página que no fuera la de la marca porque simplemente no había forma de comprobar si eran productos originales o meras falsificaciones. Uno de los puntos clave para el aumento de la venta de productos de colección es, sin duda, el desarrollo tecnológico de nuevos y exhaustivos mecanismos de verificación, tanto de vendedores como de los propios objetos, que garantizan una compra segura de un producto totalmente original.
Gracias a esto, la compraventa de productos de colección ha ganado la fuerza suficiente como para ser cada vez más habitual a la hora de comprar ropa y zapatillas, como también para convertirse en un nuevo modelo de inversión. No en vano, actualmente, en España el 49% de los compradores de zapatillas exclusivas lo ve como una oportunidad de inversión, ven la revalorización del producto como un factor clave a la hora de adquirirlo.
Por poner solo un ejemplo, el valor de reventa de estos codiciados modelos de zapatillas tiende a apreciarse de forma constante con el paso del tiempo cuando se conservan con su embalaje original en estado nuevo y sin usar. En un informe de StockX Big Facts, se demostró que un inversor típico de Nike Air Max 1 vio un retorno del 50% en su cartera entre enero de 2020 y junio de 2021. Si ese inversor hubiera comprado diez pares de las Air Max 1 más vendidas, habría visto una ganancia de 689 euros.
Y no sólo hay que hablar de zapatillas: hay quien ha ganado cantidades considerables vendiendo cromos deportivos de la NBA o los típicos cromos de Pokémon.
Estos avances tecnológicos, sumados a una serie de automatizaciones que permiten la agilización de procesos, han abierto las puertas de un sector tan tradicional como el de la inversión y las ediciones limitadas a una nueva generación que quiere vestir con productos únicos, pero también ganar dinero con aquellos activos que conoce, le traen recuerdos y, lo más importante, le gustan.
En StockX, el 70% de nuestros usuarios tiene menos de 35 años, y la mayoría de los usuarios de la app se encuentra por debajo de los 25. Además, otra de las revoluciones de este nuevo modelo es que, por fin, la inversión ya no es cuestión de hombres trajeados, ya está disponible para cualquiera.
Toda esta serie de juguetes, ropa exclusiva, zapatillas y demás objetos de colección son algo atemporal, arraigados a nuestra identidad personal y nuestros recuerdos. Las nuevas generaciones, menos miedosas al cambio, ya han entrado de lleno en este sector. Al final, la pregunta es sencilla, ¿invierto o gasto mi dinero en productos que no entiendo o en aquellos que conozco y me traen bonitos recuerdos? La generación Z lo tiene claro.
*** Derek Morrison es director general EMEA de StockX.