Junto a las playas de Santander, en la Península de la Magdalena, hemos acogido estos días un importante encuentro de la patronal del sector tecnológico, Ametic. Quienes de verdad arriesgan su patrimonio, ponen en marcha proyectos y presentan soluciones innovadoras han compartido experiencias y propuestas alentadoras.
Es una cita importante, porque en un entorno desmotivador, de crisis económica y ausencia de proyecto político, hay quienes ofrecen alternativas de futuro para nuestra Economía. Mientras nuestros ministros se dedican a hacerse selfies por las calles de Nueva York o a investigar si los juguetes son sexistas o no, hay profesionales que trabajan para el futuro de España, con muy poco respaldo político.
Puedo garantizar que en el campo de la tecnología no planteamos diferencias ideológicas. En el Congreso y Senado hemos llegado a numerosos acuerdos de consenso en la Ley de Telecomunicaciones, la de Servicios Electrónicos de Confianza o la de Digitalización del Sector Financiero. Hay prácticamente unanimidad sobre el camino trazado, tan solo faltan voluntad política y recursos para avanzar con determinación.
La tecnología, la ciberseguridad o la inteligencia artificial son cuestiones clave para el futuro de nuestra sociedad. Nos jugamos mucho en credibilidad internacional y en atractivo para futuros inversores en nuestro país, clave para la creación de empleo y la dinamización de toda la Economía. Puedo asegurar que cada vez que vienen personas de fuera a Cantabria, siempre valoran la calidad de vida, las grandes posibilidades para el teletrabajo y para el desarrollo del empleo digital. Si hubiera un mínimo respaldo de las Administraciones, nacional y regional, llegaríamos muy lejos.
Hay muchos elementos tecnológicos que han cambiado nuestra vida a diario. Desde la movilidad, en la que es imprescindible contar con unas buenas conexiones a internet, hasta el consumo, donde nadie se plantea un mundo donde no puedas encargar al instante servicios y productos. Son innovaciones que han llegado para quedarse.
Este es el presente que nos toca vivir y desde el que vamos a construir el futuro. Y aquí es fundamental añadir la componente ética, ya que las tecnologías son también un riesgo para las personas más vulnerables o menos preparadas para manejarlas. Los responsables políticos debemos extremar la atención en esta vigilancia, para evitar que se explote a los más débiles o que se formen grandes monopolios que perjudiquen al consumidor final.
La ética es esencial en el desarrollo de algoritmos que, en ocasiones, pueden vulnerar los datos personales de los usuarios. Y también en la prevención de adicciones con personas jóvenes, menos preparadas para afrontar una ofensiva digital agresiva. Por ello considero importante que la Agencia de Protección de Datos cuente con competencias en este área y que se coordine con una autoridad común de la Unión Europea.
Soy partidario también de promover la presencia femenina en la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías. Más allá de cuotas o imposiciones, es preciso alentar la formación digital y favorecer que las mujeres tengan cada vez un papel más activo en el campo de la innovación y la creación digital.
La pandemia ha demostrado que las empresas mejor preparadas digitalmente han resistido mejor el impacto de la crisis. Nos jugamos el futuro de España en este terreno y ahora es el momento de reactivar la innovación. Es el momento de demostrar, con hechos, con estrategia y con fondos, que esa es nuestra prioridad y no los juguetes sexistas.
*** Javier Puente Redondo es senador por Cantabria y portavoz de Transformación Digital en el Grupo Popular del Senado.