Evolución tecnológica vs. involución del hombre
La tecnología juega actualmente un papel fundamental en nuestras vidas, es un hito en constante evolución. La usamos en cada contexto de nuestro día a día, y ha pasado de ser un lujo a convertirse en una necesidad. Pero corremos el riesgo de olvidarnos de cuidar la mejor tecnología de la que disponemos: nosotros, el ser humano, una 'máquina' que también debemos ir mejorando y que debe seguir evolucionando, y no involucionando como parece.
Que las nuevas tecnologías simplifican y hacen las tareas más fáciles es una realidad indiscutible. También mejoran nuestra calidad de vida: algunos ejemplos son los ebooks o los auriculares que traducen en tiempo real, así como ojos biónicos que permiten recuperar la vista o mejorarla, prótesis u operaciones con brazos mecánicos, y otros tantos usos en el campo de la medicina y la salud. También hoy día disponemos de millones de aplicaciones en nuestros teléfonos inteligentes que usamos continuamente, desde lo más banal hasta lo más complejo.
En la actualidad, existen innumerables avances tecnológicos que están permitiendo un mejor desarrollo de nuestras vidas. La tecnología hoy en día es beneficiosa y necesaria para la vida diaria de las personas, y nos permite disfrutar de una vida llena de comodidad. Hemos tenido tanto desarrollo tecnológico que tiempo atrás hubiera sido inimaginable. Hoy, con una velocidad vertiginosa, hemos comprobado cómo el ser humano es capaz de desarrollar tecnología muy avanzada que ha sido de vital importancia y de gran ayuda para nosotros.
Es evidente que toda esta tecnología está cambiando nuestra vida y que impregna, además, todos y cada uno de los aspectos que la integran. Además, constantemente hemos de adquirir nuevos conocimientos y habilidades para seguir el ritmo impuesto por el desarrollo tecnológico. Incluso los procesos más simples de la rutina diaria, como ir de compras, cocinar, lavar, etcétera, se ven alterados como consecuencia de dicho desarrollo.
Y mientras vamos adaptando nuestras vidas a esta vorágine de cambios tecnológicos que parece que no tienen fin, estamos dejando de lado y nos olvidamos de una máquina mucho más importante: nuestra propia persona. Nosotros mismos, con nuestro cuerpo, mente y alma.
Merece la pena pararnos y hacernos algunas reflexiones: ¿Hasta qué punto el vertiginoso avance y la imparable evolución que estamos viviendo está afectando a la esencia de la vida humana? ¿No es la tecnología, en muchas ocasiones, un arma de doble filo? ¿Y no es verdad que nos separa de los que tenemos más cerca y nos malcría?
No nos damos cuenta de que la falta de una fuerte moral y algunos principios orientados hacia el bien común pueden ser destructivos y, además, tenemos el riesgo de olvidar el curso de las relaciones sociales, que nos provoque un aislamiento social y perdernos muchos momentos de nuestra vida que ya no regresarán.
La sociedad en general se ha vuelto dependiente de la tecnología y hemos caído en el conformismo al pensar que nos resolverá todos los problemas, cuando en realidad solo es un medio en el cual nos podemos apoyar.
Entonces, ¿por qué no hacemos un esfuerzo para conseguir lo que realmente necesitamos? ¿Por qué tanto desarrollo tecnológico no es capaz de solucionar los problemas más elementales que actualmente pegan tan fuerte a la humanidad?
No somos conscientes de que el mundo va hacia atrás en aspectos vitales y fundamentales. El hambre, las guerras, la explotación, la miseria, la desigualdad, la violencia, la agresividad, las enfermedades que están sufriendo la mayoría de los seres humanos en todo el mundo… Son pruebas evidentes de que no avanzamos en otros aspectos.
¿De qué sirve entonces todo el progreso tecnológico si cada vez hay más gente sufriendo? Todos sabemos que hay recursos suficientes para resolver el 90 % de las causas de sufrimiento en el mundo, pero, sin embargo, no lo hacemos.
Además de todo esto, tenemos que considerar el descuido ecológico y maltrato que estamos causando a nuestro planeta, con lo que podemos concluir que la evolución brilla por su ausencia. Sí es cierto que hay muchas personas en el mundo que están siendo conscientes de ello y ya están trabajando para romper esa tendencia materialista, suicida y destructiva.
Es importante conectar con la esencia de nosotros mismos y buscar cómo hacer que la humanidad avance hacia estilos de vida que estén en armonía con la propia naturaleza. Tenemos que saborear nuestra vida, minuto a minuto, y recuperar la conciencia, así como nuestra naturaleza como seres humanos.
Dejemos de ir por nuestras vidas con el piloto automático. De qué sirve tener a nuestro alrededor tantos medios y tanta tecnología si no nos hacen desarrollarnos y crecer como personas, además de disfrutar de los pequeños y cotidianos detalles de nuestro día a día.
Pongamos atención en nuestro desarrollo como seres humanos y cultivemos las potencialidades de nuestra mente. Porque, si tomamos conciencia y comenzamos a observar, a convertirnos en testigos de nuestras acciones y pensamientos, podemos trascender a una nueva dimensión existencial y ser verdaderamente libres.
*** Cristina Saura es directora de Recursos Humanos de Plasbel Plásticos y vocal de la Junta Directiva de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos.