Se nota que ya está la Navidad a la vuelta de la esquina y este mes he decidido, a la vista de lo que estamos viviendo últimamente, regalarme… un charco. ¿Vamos?
Estaremos de acuerdo si digo que la pandemia cambió radicalmente todo lo relativo a la atención sanitaria, ¿no? Y si podemos destacar algo es el cambio de actitud en lo que respecta a la Telemedicina y la Monitorización Remota de Pacientes (RPM) y su potencial para cambiar el panorama sanitario.
El boletín de la American Health Information Management Association puso sobre la mesa los beneficios en términos de costes de uso de la telemedicina, así como del importante aumento del acceso a la atención sanitaria. McKinsey calculó que hasta 250.000 millones de dólares podrían pasarse a la atención virtual en los Estados Unidos. Hay muchos informes y estudios similares, pero ¿qué significa realmente todo eso más allá de las meras predicciones? ¿Qué hace falta para ver un efecto tangible en los pacientes?
El HIPAA Journal cita cinco tipos diferentes de telemedicina. Aunque cada uno de ellos merece una tribuna como esta en exclusiva, a efectos ponernos un poco en situación, está la telemedicina en tiempo real, que utiliza la videoconferencia o una llamada telefónica para las consultas de atención primaria; la monitorización remota del paciente, que utiliza sensores portátiles, wearables, y servicios de datos para permitir a los proveedores controlar y reaccionar ante las condiciones del paciente; la colaboración entre médicos, que utiliza la tecnología para facilitar una consulta eficaz; el almacenamiento y reenvío, que permite guardar información médica como imágenes, informes, resultados de pruebas y estadísticas vitales que pueden compartirse con las partes necesarias; y la tecnología de imágenes médicas, que permite a los distintos miembros del equipo ver exploraciones, radiografías..., desde cualquier ubicación.
Cada uno de ellos ocupará un lugar en el ciclo de la atención sanitaria en el futuro, pero me gustaría centrarme en lo que se necesita para facilitar un progreso significativo en la telemedicina y la monitorización remota de pacientes (RPM) como elementos del espectro completo de opciones de atención.
Acceso a la telemedicina
El primer paso hacia un progreso demostrable es la incorporación de la telemedicina a las prácticas médicas habituales.
El estudio de McKinsey afirma que el uso de la telemedicina es ya más de ¡38 veces! mayor que antes de la pandemia, lo que supone un cambio complementario en la actitud de pacientes y profesionales. Ambos se sienten más cómodos con la incorporación de herramientas digitales.
Un reciente estudio de la Asociación Médica Americana afirma que el 93% de los médicos encuestados cree que las herramientas digitales de salud ofrecen una ventaja en la atención al paciente, incluida la telemedicina. Y más del 80% de los médicos utilizarán la telemedicina y las visitas virtuales en 2023.
Hacer que la telemedicina forme parte de la norma en lugar de utilizarla sólo en circunstancias atenuantes es una evolución importante en la atención. Al igual que las generaciones de pacientes no pueden imaginar la vida sin un teléfono móvil, tiene sentido que la telemedicina sea igual de habitual.
Un informe muestra que más del 70% de los miembros de las generaciones Z, Milenials y X quieren la comodidad de la telemedicina y considerarían, en el caso de los seguros médicos, de cambiarlo si no es una opción. El reciente anuncio de Walmart y UnitedHealth Group es un ejemplo de cómo el sector sanitario intenta ofrecer una mejor atención que sea más cómoda, ya que la opción de salud virtual se considerará una opción dentro de la red para proporcionar un acceso adicional a la atención y posicionar la asociación como defensora de la atención virtual.
Implementación de la RPM
La segunda etapa de la innovación implica la RPM. A medida que el ciclo asistencial evoluciona y los pacientes y proveedores se sienten más cómodos con la tecnología, y esperan que ésta gane más peso, los datos adquieren una importancia aún mayor. ¿Cómo se recogen? ¿Cómo se transmiten y almacenan? ¿Y cómo se utilizan?
Un reciente estudio muestra un importante aumento en el porcentaje de médicos que utilizan dispositivos de monitorización remota, pasando del 12% en 2016 al 30% en 2022, con la mejora de los resultados clínicos y la eficiencia como principales razones para su adopción.
A medida que los wearables médicos se vuelven más pequeños y aún menos intrusivos, al tiempo que son capaces de recoger una gama más amplia de estadísticas vitales, se vuelven más atractivos para los pacientes. Estamos más que acostumbrados los relojes inteligentes que controlan el ritmo cardíaco, los pasos y el sueño, por lo que no es un gran salto a llevar un dispositivo de grado médico que puede recoger y transmitir continuamente datos vitales.
Los dispositivos seguirán mejorando y haciendo más factible la recogida de diversos datos, pero a medida que los sistemas sanitarios y las aseguradoras de salud sigan adoptando la telemedicina y la RPM como componentes integrales de la atención, será clave que los procesos sean lo más ágiles posible.
Una consideración clave es cómo se transmiten y almacenan los datos. Para que una plataforma digital funcione eficazmente, debe ser independiente del dispositivo. De lo contrario, resulta excesivamente engorroso requerir múltiples plataformas para recoger y procesar datos relacionados con diferentes escenarios de enfermedad.
Para una eficiencia óptima y, en última instancia, para proporcionar facilidad de uso al proveedor, un dispositivo RPM debe ser capaz de recoger múltiples estadísticas vitales. Si no es así, la plataforma de datos biométricos debe ser capaz de aceptar, almacenar y procesar datos de diferentes dispositivos. Esto reduce tanto los gastos como la formación, ambas consideraciones estratégicas en la adopción del RPM. Pero bueno, esto ya es otro tema.
Más innovación en Inteligencia Artificial
La tercera fase para lograr un impacto significativo en los resultados de la atención se basa en la RPM para añadir un componente de Inteligencia Artificial. Tener acceso a montañas de datos sólo es valioso cuando se puede destilar en información procesable. Los montones de estadísticas no significan nada si no hay lecciones que aprender y aplicar para mejorar la atención.
Por ejemplo, podemos capturar el ritmo continuo del ECG para detectar la fibrilación auricular temprana, pero ¿qué pasaría si el aprendizaje automático pudiera permitir que los datos proporcionaran aún más información? Los episodios de neutropenia podrían detectarse antes de que se agraven en los pacientes de quimioterapia, lo que reduciría el número de reingresos hospitalarios.
La Inteligencia Artificial podría ayudar a los especialistas de múltiples áreas terapéuticas a incorporar conceptos como los datos sintéticos para reducir la carga de los pacientes y mejorar los resultados. Una plataforma de datos biométricos debería ser capaz de incorporar fácilmente múltiples tipos de algoritmos de IA para generar información procesable a partir de los datos.
El resultado final es la mejora de los resultados con la reducción de los costes y de la carga para los pacientes y los profesionales. La telemedicina y la RPM desempeñan un papel integral en la consecución de resultados sin precedentes, pero el logro vendrá a través de una serie de pasos que se basan en los éxitos anteriores, manteniendo una mente abierta a la creatividad y la innovación, dejando a un lado ideologías y rencillas políticas y poniendo, de verdad, al paciente en el centro.