¿Un emprendedor nace o se hace? Esta pregunta ha surgido en muchos debates en los que he participado. Es curioso que exista bastante consenso sobre que ante situaciones de necesidad todo el mundo exprime al máximo sus recursos y lucha por sobrevivir. Y en esos momentos, en cada uno de nosotros, puede surgir ese emprendedor que no sabemos si ya estaba ahí.

Pero es cierto que, cuando no se da esa circunstancia límite, sí podemos observar unas características comunes entre las personas que toman la decisión de convertirse en emprendedores.

La primera de ellas es el optimismo. El emprendedor tiene que enfrentarse habitualmente a figuras que actúan como detractores, argumentando en contra de la viabilidad de su idea. Pero él es optimista por naturaleza y tiene ambición, pues sabe que lo puede lograr. Gracias a ello tampoco le da miedo asumir riesgos.

Además, para emprender con éxito hay que ser muy resiliente. Son muchos los obstáculos que te encuentras tanto internos como externos. Por ello, hay que estar preparado para afrontarlos con fortaleza y confianza. Vives en una montaña rusa de incertidumbres, estrés…, hay que superar situaciones de todo tipo.

También creo que la mayoría de los emprendedores tienen en común la gran pasión que sienten por sus proyectos. Al menos ese es mi caso. Esta pasión está motivada por el propósito y la misión de hacer algo grande, de contribuir a mejorar el mundo y aportar un grano de arena en favor de la sociedad.

No tengas miedo a que te imiten

Para los emprendedores, la idea no es tan importante a la hora de innovar. No puedes dejar tus bocetos en los cajones, hay que sacarlos fuera. No tengas miedo de que te imiten. Cuanto antes salgas al mercado, antes podrás aprender, caer y volverte a levantar. Lo primero, es fundamental tener un plan de negocio y este se tiene que sostener con la realidad en la que vivas. Por eso, conviene saber lo antes posible si vas por el buen camino.

Hay que tener en cuenta que todos los que emprendemos detectamos la oportunidad de cubrir una necesidad no resuelta hasta la fecha. Es probable que esa idea que tienes no sea tan original como crees. Pero lo importante es cómo la implementas, es decir, el modo en cómo ejecutes con tu equipo y, por supuesto, que se lleve a cabo en el momento de mercado adecuado. Entonces, con un poco de suerte, puede ser apreciada como una innovación necesaria y obtendrás éxito en su lanzamiento.

Hay que estar preparado en muchos casos para evolucionar, para sacar el máximo partido de la tecnología, tal y como lo han hecho Amazon, Netflix y otras grandes startups que empezaron con un proyecto diferente al que luego pivotaron. A la primera no suelen salir las cosas.

Y todo esto no es posible sin unos grandes socios, sin un gran equipo. Todos tienen que estar alineados y hay que estar preparado para afrontar que el despegue de tu compañía va a llevar tiempo.

No puedes parar de aprender, de mejorar, no te puedes quedar atrás… Sabes que hay riesgos y estos no te pueden paralizar. Hay que afrontarlos con tranquilidad, con mucho sentido común y viendo bien cómo priorizar en cada momento lo que es importante y discernir lo que solo te hace perder el tiempo. No hay una fórmula mágica para el éxito, cada emprendedor es distinto. ¡Que la suerte nos acompañe!

*** Lupina Iturriaga, fundadora y coCEO de Fintonic.