¿Quién nos iba a decir hace años que íbamos a pedir la comida a través de la aplicación de un teléfono móvil? ¿Quién pensaba que íbamos a pagar la gasolina con el teléfono? ¿En qué momento soñamos que podríamos seguir las últimas noticias o los partidos de nuestro equipo de fútbol en esa pequeña pantalla? Nuestras vidas han cambiado en muy poco tiempo, también nuestro ocio, gracias al desarrollo de esos pequeños aparatos.
Estos días está teniendo lugar el Mobile World Congress en Barcelona, en donde se presentan algunas de las grandes innovaciones tecnológicas internacionales. Es impresionante ver que se han abierto numerosas oportunidades en todos los sectores y que hay muchísimo terreno por recorrer.
Un año más me he acercado a conocer los avances tecnológicos que presenta el sector y a reunirme con aquellos que los hacen posibles porque estoy convencido de que no podemos quedarnos atrás. Desde el sector primario, ganadero o agricultor, hasta el turismo o la restauración, están cambiando y tienen una oportunidad para no quedarse descolgados de las nuevas tecnologías.
La forma de relacionarse con el cliente ha cambiado. No basta con ofrecer un buen producto o servicio, es preciso escuchar y apreciar la valoración y el interés del usuario y adaptarse a la realidad. Y es que pensar que nuestra actividad económica no tiene relación con el teléfono móvil es estar ya fuera de la realidad.
Tenemos desafíos por delante, como el de la ciberseguridad, especialmente en el caso de las personas más vulnerables, como los niños o los ancianos. Es cierto que debemos poner atención en proteger la intimidad y los datos de las personas, pero los avances y el progreso que nos traen los móviles son imparables.
Y en este desarrollo hay que decir que me siento orgulloso del trabajo político a nivel nacional. Los principales partidos de este país nos hemos puesto de acuerdo en la legislación que hemos ido aprobando estos últimos años. Hay un acuerdo sobre la importancia y la legislación para facilitar el despliegue de redes de comunicaciones, sobre la ciberseguridad, sobre el avance en Inteligencia Artificial que nos aporta una seguridad jurídica fundamental. Si alguien quiere invertir en nuevas tecnologías en España sabe que las reglas son claras, compartidas por todos, y que no van a cambiar a corto plazo.
También estamos de acuerdo en la necesidad de impulsar el territorio rural inteligente. Lograr llevar las mejores conexiones hasta el último pueblo de España es una garantía de progreso allí donde algunos solo ven abandono. La pandemia ha revelado una clara tendencia de vuelta hacia los pequeños pueblos, de valoración de los espacios menos poblados, que es el momento de aprovechar.
Soy optimista, porque creo que el trabajo de base está hecho. España tiene muchas posibilidades en el terreno de los servicios móviles. Pero aún es preciso trabajar con una estrategia clara que fomente y respalde el emprendimiento y la creación de empresas. Y es ahí donde este Gobierno falla, al poner más empeño en el control de los empresarios que en su desarrollo y promoción. Hay que dar alas a quienes sueñan con la última aplicación del móvil.
*** Javier Puente Redondo es senador por Cantabria del PP y portavoz de Transformación Digital del PP Senado.