Como es sabido, la aplicación de buenas prácticas de gobierno corporativo es uno de los aspectos que mayor relación guarda con el éxito o el fracaso de los resultados de una compañía.
Así lo refrendan en el ámbito internacional, y más concretamente en EE.UU, país pionero en el desarrollo de recomendaciones y regulaciones sobre esta materia, estudios como el realizado por el Diligent Institute, bajo el título El alto coste de los déficits de gobernanza; un caso para la gobernanza moderna.
Entre sus conclusiones destaca cómo las compañías del S&P 500 con un gobierno corporativo sólido superan en resultados económicos a las que aun contando con él no está consolidado. Además de cómo, las compañías con crisis corporativas, alimentadas por déficits en la gobernanza, tienen un rendimiento de un 35% inferior a las de sus sectores, todavía un año después del incidente.
En el ámbito nacional, si bien esta idea ha calado entre las grandes compañías, las startups todavía dejan en un segundo plano aspectos del Buen Gobierno en detrimento de la generación de negocio o la búsqueda de inversores. Y de esta forma, obvian que los beneficios del Buen Gobierno en las startups aumentan la confianza de los inversores, clave para las rondas de inversión y que el valor de la compañía siga creciendo con un desarrollo sostenible y estable.
El ecosistema emprendedor nacional adolece de principios que vayan más allá de la Ley de Sociedades de Capital y del Código de Comercio, que refuercen el Buen Gobierno de las startups. Entendiendo por Buen Gobierno la respuesta a gestionar con criterios ESG, teniendo en cuenta el entorno, aspectos sociales y la gobernanza.
Mientras que la Comisión Nacional del Mercado de Valores elaboró en 2015, actualizado en 2020, un Código de Buen Gobierno de las Sociedades Cotizadas es importante la creación de un Código de Buen Gobierno para las startups que recoja principios de buenas prácticas en gestión, eficiencia económica, transparencia y sobre todo en garantizar la confianza de los inversores.
Con una gobernanza adecuada en las startups se lograría un funcionamiento adecuado de los órganos de Gobierno y Administración permitiendo, por una parte, mejorar su competitividad. Y por otra, generar confianza y transparencia para los accionistas e inversores, mejorar el control interno y asegurar la adecuada segregación de funciones, deberes y responsabilidades.
En este sentido, existen algunas iniciativas recomendables. En primer lugar, contar con una política sobre gestión de los conflictos de interés de los inversores y gestores. También, disponer de una política sobre comunicación y contactos con accionistas, inversores y terceros interesados; o elaborar una política relativa a la comunicación de información económico-financiera y no financiera.
Asimismo, preparar una política sobre relación corporativa con medios de comunicación, redes sociales y otros canales, y promover una política de sostenibilidad en materias medio-ambientales y sociales que informen de su desarrollo, aplicación y resultados.
Respecto de los Consejos de Administración, los aspectos a tener en cuenta serían la responsabilidad sobre la administración social y supervisión de la Dirección, además de la dimensión, composición y diversidad del Consejo o la libertad de criterio de los consejeros y tiempo de dedicación y mantener informado al Consejo de Administración de las decisiones que tome el equipo directivo y los asuntos relativos a nombramientos y remuneraciones. Además, es recomendable que exista un pacto de accionistas que recoja derechos y obligaciones de emprendedores e inversores.
La implantación de principios de Buen Gobierno en las startups deberá tener en cuenta las diversas fases por las que pasa una startup como son pre-seed, seed, tracción y alto crecimiento. Consciente de la madurez y profesionalidad del ecosistema nacional confío en que temprano se logre un acuerdo en torno a los principios de Buen Gobierno en las startups.
***Amparo Ribera es miembro de la junta directiva de BIGBAN.