La historia de la Malaga tecnológica es antigua, ya en 1860 era la segunda ciudad más industrial de España, por detrás de Barcelona, donde las tecnologias de la primera revolución industrial la hicieron progresar alrededor de los altos hornos, la química y el textil. Más tarde, se produjo ya en el siglo XX, un proceso nuevo de reindustrialización también alrededor de estas tecnologias.
La industria de la electrónica se asentó en Malaga a partir de los años 60, con la implantación de grandes fábricas como las de Citesa, Siemens, Secoinsa (Fujitsu España más tarde) e Isofotón.
La creación del Parque Tecnológico de Andalucia (PTA), hoy Málaga TechPark, vino a consolidar el desarrollo de las TIC a partir de 1992, y a crear un nuevo ecosistema de innovación en el recinto.
La crisis financiera del 2007 significó un nuevo impulso de este ecosistema, con la llegada de multinacionales que buscaban una forma nueva de incrementar su productividad mediante la mejora de procesos de gestión, utilizando un gran colectivo de tecnólogos y profesionales existentes en el recinto.
Todo cambió a partir del 2016 con la aparición, de las tecnologias digitales de la cuarta revolución industrial. La implicación directa de la Universidad de Málaga y el parque para la realización del proyecto The Green Ray by PTA-UMA permitió tener un lugar común entre ambas entidades. Y la llegada de startups europeas crearon sus grupos de desarrollo.
La pandemia en 2020 supuso, de nuevo, un gran salto disruptivo con respecto a estas tecnologias digitales. Por un lado, se generalizó el teletrabajo que permitió que más de 50.000 personas, fundamentalmente europeos, vinieran a vivir a Málaga, muchos de ellos teletrabajadores. Por otro lado, las grandes empresas multinacionales ubicadas en el parque y en su entorno, además de la Universidad de Málaga, constituyeron un club de directivos del parque, Málaga TechPark Execs. Más tarde, fruto de su interés en desarrollar proyectos en cooperación, crearon la Fundación Instituto Ricardo Valle de Innovación (Innova IRV).
Durante estos años, tras la pandemia, Málaga se ha puesto de moda en el mundo, al poder visibilizar este ecosistema de innovación con la llegada de grandes centros de desarrollo, como los creados por Google, Vodafone, Dekra Digital, Capgemini, EY, PWC, entre otros muchos.
El futuro está ligado a la consolidación y crecimiento del ecosistema de innovación. La creación de grandes proyectos basados en la cooperación empresarial constituye la base de este ecosistema.
La vertebración del ecosistema es el modelo para crear nuevo valor y amplificar el existente, en suma, consolidar la innovación empresarial como palanca fundamental para crear riqueza y progreso.
*** Felipe Romera Lubias es director general de Málaga TechPark.