No hay vuelta atrás, el modelo híbrido de trabajo ha llegado para quedarse. Hay quien apuesta por un 3 (días en la oficina) +2 (días en casa) o por el 2+3, incluso, los más ‘tacañetes’ no se resisten a un día semanal de teletrabajo.
Estamos inmersos en la tercera revolución digital y esto no sólo tiene implicaciones en los negocios sino en la sociedad y, por supuesto, en el concepto del trabajo y de oficina. El trabajo ya no es lo que haces en un lugar determinado sino lo que haces. Y esto no deja de tener sus retos a nivel empresarial. Está costando convencer a los empleados de que vuelvan a la oficina e, incluso, está teniendo un impacto notable en las políticas de atracción y retención de talento. ¿Cómo hacemos para que resulte atractivo volver a la oficina?
Fácil, la oficina muta, pasa a ser un lugar donde tener una buena experiencia. Hoy en día, a la oficina vas a colaborar. Vas a conectar con las personas, vas a aprender. Primer impacto: el diseño de la oficina también se transforma hacia un diseño eminentemente colaborativo que incluya también espacios de recogimiento para trabajos más individuales.
Esto, a su vez, se alinea con el auge de la sostenibilidad en la parte de lo social, concretamente con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3. Hablemos de salud en la oficina. La definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no limita la salud a la ausencia de enfermedad, sino que la define como un estado de completo bienestar físico, mental y social.
Son varios los parámetros que conducen a un entorno de bienestar en la oficina: la luz, el nivel de ruido, la calidad del aire, etc. Todos ellos con un impacto notable en el bienestar, en las enfermedades y en la productividad. La buena noticia es que hoy, tecnológicamente, es posible no sólo diseñar e implementar espacios de trabajo saludables sino que, además, son medibles en tiempo real.
Durante mucho tiempo, los propietarios y los inquilinos apostaban con claridad por espacios de trabajo enfocados a la eficiencia energética -que está muy bien- pero que, a menudo, olvidaban el hecho de que los espacios no sólo deben ser eficientes en el uso de la energía sino también saludables. La tecnología de edificios inteligentes hace ambas variables compatibles y añade una tercera dimensión: tiene retorno sobre la inversión e impacto positivo en cuenta de resultados.
Este cambio en la visión de la oficina impacta notablemente también a los tenedores de este activo inmobiliario. Las empresas están migrando a zonas prime de las ciudades y poniendo el foco en la experiencia del empleado, lo que quiere decir que el riesgo de reducción de valor de los activos en cartera sube si no te adaptas y avanzas inversiones en este sentido. La inacción tiene un coste.
Según un estudio de ISG, existe una fuerte correlación entre el compromiso de los empleados y la calidad del lugar de trabajo: los que afirman tener un lugar de trabajo de buena calidad tienen casi el doble de probabilidades de creer que su organización es un lugar de trabajo mejor que otras. Pero, además, si les preguntas cuáles son sus motivaciones para volver a la oficina te dirán dos esencialmente: el contacto con los compañeros y poder tener una separación clara entre la vida laboral y familiar. A los empleados les preocupa el aislamiento social.
En 1938, la Universidad de Harvard lanzó un estudio para el que reclutó a más de 700 jóvenes, a los que siguió durante toda su vida, para descubrir el secreto de la felicidad. 85 años después, el prestigioso psiquiatra R. Waldinger, actual director del proyecto, apunta una de las principales conclusiones del estudio: “Las buenas relaciones sociales son el mejor predictor de la felicidad y de la salud física”, yo añadiría… y de la productividad. Así que, está claro, la oficina se ha convertido en el nuevo club social.
*** Susana Quintás es consejera asesora para Metrikus España y Latam.