Una situación con la que nos encontramos desde las áreas empresariales es que cuando se diseñan estos espacios, ya sea un polígono industrial, parque científico o tecnológico, se hace en función de unos parámetros concretos, ajustados a la normativa urbanística particular y a la legislación general, que a menudo van por detrás de la realidad.
Dado que estos proyectos toman forma a lo largo de muchos años, puede ocurrir que con el tiempo se aprecien desfases entre lo inicialmente previsto y lo finalmente implantado. Por otro lado, partiendo de su idea inicial, el proyecto puede evolucionar debido a que se requiere satisfacer otras necesidades que han surgido con posterioridad.
En cualquier caso, a medida que se va consolidando, el área empresarial deberá afrontar algunas consecuencias de su éxito, como soportar un volumen de tránsito de vehículos y necesidades de aparcamientos para el cual no fue convenientemente diseñado. Aparecen así los problemas de movilidad.
Por mucho que se cumpla la legalidad, hay que tener en cuenta que no se conciben las áreas empresariales, considerando que cada trabajador acudirá con su vehículo particular. Sin embargo, nuestra experiencia es que, en un área empresarial relativamente alejada de la ciudad en la que viven la mayor parte de sus trabajadores, el 92% de los desplazamientos se hacen en coche, con una tasa de ocupación de apenas 1,05 personas por vehículo. Así lo constatamos en un estudio realizado en 2019. Si tenemos en cuenta que contamos con más de 600 empresas, que suman en torno a 10.000 trabajadores, pueden hacerse una idea de la envergadura del problema.
Además, cabe señalar que el horario de entrada y salida, por necesidades laborales y familiares, suele ser muy parecido en la mayor parte de empresas, lo que implica la aparición de las incómodas horas punta en las que se generan atascos en vías que, por otro lado, son plenamente transitables durante el resto del día.
Llegados a este punto, ¿qué se puede hacer desde las entidades gestoras para paliar la situación? Indudablemente, no hay una única opción, tecla o varita mágica, que vaya a resolver el problema de un plumazo, por lo que habrá que afrontarlo desde distintos puntos de vista.
Es primordial, y la base de todo lo que vendrá a continuación, desarrollar un estudio técnico de la situación, contactar con empresas especializadas que puedan redactar un plan de movilidad, y generar así un documento de referencia que proponga objetivos reales y asumibles, así como las acciones necesarias para llevarlo a cabo.
Si realmente queremos resolver los problemas de movilidad desde un punto de vista “sostenible” la solución no puede pasar exclusivamente por demandar a las Administraciones públicas la construcción de nuevas infraestructuras que permitan acceder a más vehículos en las citadas horas punta. Sin duda hay actuaciones que deben ejecutarse, pero antes de ampliar se debe trabajar también en la línea de cambiar el modelo, adecuarse a lo existente, en la medida de las posibilidades.
Es tarea de las entidades gestoras de áreas empresariales reivindicar la creación de más y mejores accesos, pero también ser imaginativos para generar alternativas de acceso o para habilitar nuevos aparcamientos cuando es preciso. Al mismo tiempo, es necesario instar a las empresas y trabajadores a optar por otros modelos con los que también puedan contribuir a solucionar el problema.
En distintas áreas empresariales del entorno de Valencia hemos constatado que la implantación de más líneas de autobús, una de ellas un bus lanzadera específico que conecta la ciudad con estos espacios productivos, ha sido todo un éxito, multiplicando su número de usuarios desde que se pusiera en funcionamiento a principios de 2021.
Pero también hay que facilitar a los trabajadores la opción de incrementar el coeficiente de ocupación de vehículos mediante una plataforma carpooling o de coche compartido, de la que fuimos pioneros entre las áreas empresariales de la Comunidad Valenciana.
Se trata de un sistema que se puede implantar fácilmente utilizando las nuevas tecnologías. De manera rápida e intuitiva se da a conocer al resto de trabajadores las rutinas en los desplazamientos. Tras un proceso de identificación, se indica el punto de salida y destino, días disponibles, horario, ruta escogida entre las distintas alternativas que ofrece Google Maps, posibles paradas a realizar y el número de personas que se podría transportar, así como cualquier información complementaria que se desee añadir. De este modo, los posibles usuarios interesados sólo tienen que acceder a la web y ver qué opciones existen, únicamente se requiere la voluntad de compartir vehículo.
No dejamos de insistir en la importancia de que empresas y trabajadores colaboren en el objetivo final, para ello también debemos hacerles cómplices y para estimularlo puede realizarse mediante una plataforma de gamificación que permita a las empresas valorar y potenciar entre sus propios trabajadores diversas acciones para la mejora de la movilidad y sostenibilidad. Se establece una clasificación y a las que mejor lo hagan se las premia con la obtención del Sello de la Movilidad, como reconocimiento a su compromiso.
De este modo, acciones como compartir coche, usar transporte público y otros vehículos alternativos al automóvil, implantar jornadas flexibles o aplicar el teletrabajo como fórmula habitual, facilitar plazas de aparcamiento a vehículos de alta ocupación, así como la creación de estacionamientos para bicicletas y similares son pequeños hitos que suman puntos para estar más arriba en el ranking de empresas. Así apelamos a que las empresas establezcan una sana rivalidad en pro de la movilidad sostenible.
Como decíamos, no hay una sola forma de afrontar un problema como este, y sólo buscando una alianza lo más extensa posible en la que participe la administración pública, las empresas y los propios trabajadores se puede avanzar de una manera firme y decidida.
*** Antonio Alagarda Nacher es presidente de la Entidad de Gestión y Modernización del Parc Tecnològic Paterna.