Hoy ya nadie tiene dudas de que las nuevas tecnologías tienen en la era digital un peso cada vez mayor y que las organizaciones que se adaptan a esta nueva realidad están mejor posicionadas para prosperar, mientras que aquellas que no lo están haciendo corren el riesgo de quedarse atrás.
Aunque estamos todos embarcados en la era digital, lo que no debemos perder de vista es que las primeras herramientas que estamos viendo de IA no son más que una pincelada de lo que llegarán a ser.
En base a mi experiencia, las soluciones con las que hemos contado hasta ahora en el área de gestión de personas, o en cualquier otra área de la empresa, nos han permitido procesar volúmenes de información que hubieran sido impensables sin estas herramientas, generando además eficiencias para la empresa.
Cuando ahora miro al futuro, creo que el viaje de transformación digital que hemos vivido hasta ahora poco tiene que ver con el salto disruptivo vinculado a la IA. Lo que antes eran herramientas con foco en la automatización de nuestros procesos dará paso a una nueva forma de trabajar.
En nuestro viaje de digitalización la automatización de procesos ha estado hasta ahora al servicio de tareas específicas y repetitivas, en tanto que la IA nos ofrece el tipo de flexibilidad y adaptabilidad que tendríamos si contásemos con un nuevo compañero siempre dispuesto a ayudarnos para avanzar en cualquier reto. El punto del que partiremos ya nunca será una hoja en blanco.
Urge que tomemos contacto con estas herramientas en el área de personas, si no lo estamos haciendo ya, para que entendamos las implicaciones que tendría el despliegue de la IA en las formas de trabajo -tanto en nuestra área como en otras de la empresa-.
Y que podamos apoyar la gestión de este cambio impulsando siempre un equilibrio entre los avances tecnológicos y el foco humanista. La creación de una cultura empresarial centrada en el empleado, colaborativa y resiliente, será cada vez más crucial para el éxito en un mundo en constante evolución.
Para garantizar que se aprovechen los avances tecnológicos sin perder el enfoque humanista y la atención en las personas, es esencial integrar estrategias que equilibren ambos aspectos, entre otras, en las siguientes áreas:
- Formación y desarrollo continuo, invirtiendo en la formación y el desarrollo de los empleados para asegurar que estén equipados con las habilidades necesarias para trabajar eficazmente con las nuevas tecnologías, y fomentando una cultura de aprendizaje continuo (lifelong learning).
- Incorporación de tecnología con propósito, eligiendo tecnologías que no solo mejoren la eficiencia, sino que también enriquezcan el trabajo de los empleados, permitiéndoles enfocarse en actividades de mayor valor.
- Participación y feedback de los empleados, involucrando a los empleados en el proceso de adopción de nuevas tecnologías. Su feedback puede ser crucial para asegurar una transición fluida y una integración efectiva. Y valorando y respondiendo activamente a sus preocupaciones y sugerencias.
- Balance entre eficiencia y bienestar, asegurando que la implementación de nuevas tecnologías no sacrifique el bienestar de los empleados. La salud mental y física debe ser una prioridad.
- Liderazgo humanista, impulsando un liderazgo que priorice la empatía, la comunicación abierta y el apoyo a los empleados; reconociendo y celebrando los logros humanos junto con los éxitos tecnológicos.
- Adaptación y resiliencia, fomentando una cultura organizacional que sea adaptable y resiliente ante los cambios tecnológicos y del mercado; preparando a la organización para responder de manera flexible a los nuevos desafíos y oportunidades, sean nuevas tecnologías u otras.
- Integración de equipos diversos, promoviendo la diversidad e inclusión en nuestra organización. Los equipos diversos pueden ofrecer perspectivas únicas en la implementación y uso de tecnologías, e indiscutiblemente en todos los demás ámbitos.
Al combinar estas estrategias, las empresas pueden aprovechar los avances tecnológicos para mejorar la eficiencia y la innovación, al tiempo que mantienen un compromiso firme con el bienestar y el desarrollo de sus empleados. Y esto no sólo beneficiará a las personas, sino que contribuirá al éxito y sostenibilidad a largo plazo de nuestras empresas.
*** Ana Beltrao es directora de Recursos Humanos y miembro de la AEDRH.