Ha transcurrido un año desde el lanzamiento de ChatGPT y de la alianza entre OpenAI y Microsoft, que siguió apenas dos meses después, y que ha supuesto el pistoletazo de salida de la carrera tecnológica que marcará nuestra generación.
En este breve período hemos asistido a un ritmo trepidante de anuncios y lanzamientos de modelos cada vez más avanzados y mejor integrados, y la evolución a sistemas multimodales, capaces de aceptar entradas y proporcionar resultados combinados de texto, imagen, vídeo y/o audio.
Las principales compañías tecnológicas han desplegado una miríada de herramientas, productos, servicios y capacidades para empezar a hacer realidad algunas de las promesas de esta tecnología y los beneficios que aporta.
2023 también nos ha permitido confirmar que esta carrera tecnológica por el desarrollo de sistemas de inteligencia artificial, cada vez más perfeccionados y su adopción en aplicaciones prácticas que llamamos casos de uso, será un proceso progresivo de profunda transformación y que llevará años, durante los cuales el cambio será la norma más que la excepción en la mayor parte de las empresas. También hemos podido confirmar la relevancia de contar con el talento adecuado, la enorme influencia del liderazgo (por ejemplo, en los movimientos recientes en OpenAI o en los amplios espacios dedicados en la agenda de los principales CEOs de compañías globales).
Finalmente, ha quedado claro que la aplicación de inteligencia artificial en las organizaciones requiere de una función totalmente transversal a la compañía, que requiere liderazgo de primer nivel y la necesidad de la participación activa y directa de los CEO en el programa, no en el papel de meros espónsores sino de arquitectos, coaches y contribuidores directos.
Lo que esperamos ver durante este 2024 que estamos iniciando es una evolución a lo que llamamos una inteligencia artificial más humana y orientada a los humanos. En concreto, mejoras importantes en la interacción de las personas con la información y la tecnología, que permitirán explotar de manera mucho más efectiva la información empresarial y la utilización de esta de forma simple e intuitiva.
También en esa línea el refuerzo de salvaguardas y mecanismos de control de calidad para reducir las representaciones erróneas y alucinaciones, y para mejorar la trazabilidad de los productos. Y, por supuesto, las herramientas de gobernanza necesarias para la utilización de esta tecnología de manera responsable y alineada con los objetivos de responsabilidad social corporativa.
Los modelos más recientes no sólo están más orientados a los humanos sino que también evolucionarán para interactuar de manera aún más similar a los propios humanos -por ejemplo, los agentes de atención basados en inteligencia artificial actualmente están orientados a asistir en las tareas y funciones, como vemos en los bots actuales, pero en los próximos años los vamos a ver evolucionar al campo de la acción–, es decir, que no sólo nos asesorarán sino que directamente llevarán a cabo acciones en nuestro nombre y, eventualmente, interactuarán entre ellos cuando se requiera.
Para que el desarrollo y la aplicación de estos modelos avanzados se pueda realizar de forma efectiva, justa y segura se requiere evidentemente un desarrollo normativo y regulatorio. En este campo la Unión Europea y sus países miembros han sido muy activos, y si en diciembre bajo la presidencia española asistimos al acuerdo preliminar del marco normativo europeo para la inteligencia artificial (AI Act), su desarrollo final y aprobación debería completarse durante 2024.
Y, por supuesto, ya en estos primeros compases de 2024 contamos con magníficos ejemplos de esa inteligencia artificial más humana en forma de asistentes tan avanzados que hacen sonrojarse a los (no tan antiguos) asistentes de voz que hemos venido utilizando en los últimos años. También tenemos ejemplos de copilotos y funciones auxiliares integradas en herramienta ofimáticas y de productividad, que ofrecen grandes oportunidades de eliminar tareas tediosas y aumentar la productividad individual, pero que requieren de programas de transformación, adopción, aceleración y gestión del cambio, para que estas mejoras se produzcan de manera consistente, sostenible y eficiente.
Finalmente, 2024 va a ser un año en el que, tras muchos lanzamientos en modelos de inteligencia artificial de nueva generación, veremos sólidos avances en el despliegue de aplicaciones y casos de uso específicos para industrias y procesos, muy especialmente en compañías de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), en lo que llamamos "nativos digitales" y en aquellas empresas que están más avanzadas en su digitalización. Los casos de uso orientados a desarrollo de código y a soporte técnico se van a ir generalizando, al igual que los de desarrollo de contenidos, pero también veremos avances en monitorización de sistemas, control de calidad e incluso ingeniería de red.
Conscientes de la importancia de acelerar la definición y difusión de estos casos de uso, la asociación y patronal del sector tecnológico DigitalES, en un esfuerzo conjunto liderado por Accenture, trabaja en la publicación del Libro Blanco de la Inteligencia Artificial Generativa. Gracias a la colaboración de más de 20 empresas líderes del sector, este año saldrá a la luz un trabajo que va a describir múltiples casos de uso específicos para la industria TIC y para la digitalización, así como los beneficios que podemos esperar de su adopción. Será otra etapa más en esta fascinante carrera que tenemos la suerte de protagonizar en nuestra generación: la Generación IA.
*** Adolfo Rodero, líder del grupo de IA Generativa en la Asociación Española para la Digitalización, DigitalES.