El reto de la brecha en el empleo tecnológico
La pandemia del COVID-19 impactó profundamente en el mercado laboral a nivel mundial y España no fue una excepción. En este contexto de recuperación económica, las dificultades para cubrir vacantes de empleo se han convertido en un tema crucial en nuestro país.
Existe un desfase preocupante entre las habilidades que demandan las empresas y las que ofrece la población activa. La escasez de perfiles con las competencias tecnológicas necesarias frena el crecimiento y la innovación y limita las posibilidades de alcanzar una recuperación económica sostenible.
Es significativo observar que, a pesar de los esfuerzos de recuperación, España mantiene una de las tasas de desempleo más elevadas entre los países de la Unión Europea. Y es que la demanda de talento tecnológico no se limita al ámbito de los sectores técnicos, sino que ha traspasado esas fronteras y está presente en todas las actividades económicas. Esto ha dado lugar al nacimiento de nuevas profesiones y a la mutación o desaparición de otras.
El desajuste en competencias tecnológicas no es nuevo. Ya en 2019, el estudio El desafío de las vocaciones STEM de DigitalES, alertaba sobre la creciente demanda de empleos tecnológicos y la baja tasa de estudiantes que optaban por formación científica o tecnológica, según datos proporcionados por el Ministerio de Educación.
Como asociación de empresas líderes en tecnología y patronal del sector, nos preocupaba responder a la pregunta de por qué España no es capaz de ajustar la brecha de empleo existente en nuestro ecosistema. Cuando el año pasado reanudamos la indagación con el informe Los empleos emergentes en España, supimos que las vacantes no cubiertas en el sector tecnológico se habían multiplicado por diez entre 2019 y 2022, superando las 100.000.
Hoy, España está apostando por situarse a la vanguardia tanto de la ciencia como de la tecnología. Se están desplegando grandes esfuerzos para no desaprovechar esta oportunidad, de la que dependen las tres grandes transformaciones tecnológicas: la energética, la digital y la verde.
La posición de nuestro país en este ámbito y su capacidad para generar ciencia y desarrollar tecnología pasan en gran medida por la educación y por un modelo de formación sostenible, que acompañe a los ciudadanos a lo largo de toda su vida profesional y personal. Este talento tecnológico será el motor que impulse las tres transformaciones que necesitamos.
Este año DigitalES ha seguido investigando y buscando respuestas para profundizar en las causas de esta brecha de empleo, y proponer soluciones que permitan a España desarrollar el talento tecnológico que necesita para afrontar los desafíos del presente y del futuro.
Nos hemos planteado algunas preguntas cruciales. ¿Cuántos ingenieros en telecomunicaciones necesitamos para mantener el ritmo de crecimiento de la conectividad y desplegar redes cada vez mejores, más rápidas y con mayor capacidad? ¿Cuántos estudiantes de criminología podemos convertir en técnicos de ciberseguridad forense para combatir la ciberdelincuencia? Todo ello sin perder de vista a la población activa, que debemos formar hoy y mañana para que mantenga un alto nivel de empleabilidad.
De estas preguntas nace un trabajo exhaustivo de recopilación y análisis de los datos disponibles sobre la formación, educación y empleo de los españoles, que presentaremos el próximo 7 mayo. Una Anatomía de la brecha de talento tecnológico que va más allá de las frías estadísticas. Se trata de una llamada a la acción para todos los actores involucrados: empresas, instituciones educativas, gobiernos y sociedad en general. Es hora de aunar esfuerzos para construir un futuro donde la tecnología sea un motor de crecimiento y desarrollo para todos.
El impulso del talento tecnológico no solo es clave para la recuperación económica, sino también para la construcción de una sociedad más justa, próspera e innovadora. Juntos, podemos convertir este desafío en una oportunidad real para el futuro de España.
***Javier Miranda es director de Talento y Empleo de DigitalES.