El Parlamento Europeo ha ratificado recientemente la Directiva de Debida Diligencia en Sostenibilidad Corporativa, también denominada CSDDD o CS3D. Esta importante legislación impone penalizaciones y multas a las corporaciones de gran tamaño que infrinjan los derechos humanos o causen daños al medioambiente a lo largo de su cadena de suministro. Esto incluye violaciones como la esclavitud, el trabajo infantil y la explotación laboral, así como la pérdida de biodiversidad, la contaminación y la degradación de recursos naturales.

Este hito marca un paso decisivo hacia la regulación más estricta para las corporaciones europeas que afectará a más de 5.500 empresas en Europa, entre ellas entidades españolas que tienen un impacto significativo, especialmente en lo que respecta a los derechos humanos y ambientales en las cadenas de suministro que se extienden incluso a países en desarrollo y les exige que aseguren que tanto sus operaciones directas como las de sus proveedores cumplan con rigurosos estándares de derechos humanos y protección ambiental.

Un paso que afectará inicialmente a las empresas con más de 1.000 empleados y un volumen de negocios superior a 450 millones de euros, pero con un impacto que les trasciende porque deberán exigir el mismo nivel de cumplimiento a sus proveedores y socios.

Esta directiva, que viene a sumarse a otras, como la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), o la EUDR, exigen una mayor claridad en la comunicación de las prácticas empresariales, especialmente en lo que respecta a su impacto ambiental y social. De hecho, bajo la CSDDD, las prácticas de greenwashing serían más difíciles de perpetuar, dado que la directiva exige una mayor claridad y verificación de la información relacionada con la sostenibilidad

Pero los cambios que conlleva la aplicación de la normativa no son meramente burocráticos, sino que son parte de un esfuerzo más amplio para integrar la sostenibilidad en el núcleo de las operaciones empresariales e introducir responsabilidades a la empresa por sus impactos en los derechos humanos y el medioambiente y que, al ser traspuestas a leyes nacionales, habrán convertido lo voluntario en obligatorio, para fomentar una verdadera integración de prácticas sostenibles.

Este camino hacia la transparencia total no está exento de desafíos tanto económicos, ya que las compañías que no la cumplan se podrán enfrentar a sanciones que pueden suponer hasta el 5% de su beneficio mundial neto, sino también operativos y de cumplimiento debido a la cantidad de datos que deberán aportar, el nivel de detalle de la información tanto cualitativa como cuantitativa los informes independientes, el procedimiento de reclamación, además de la necesidad de evaluar periódicamente las operaciones en todas sus filiales y cadenas de valor. 

Así que las tecnologías avanzadas y sistemas de seguimiento que puedan garantizar la precisión de los datos que reportan se convierten en más relevantes que nunca. La implementación de sistemas como la inteligencia artificial (IA) y el internet de las cosas (IoT) se hace indispensable para poder monitorizar y gestionar eficazmente la sostenibilidad en todas las fases de la cadena de suministro.

Estas tecnologías permiten a las empresas obtener datos en tiempo real sobre sus operaciones y cadena, lo que permite una respuesta rápida a cualquier desviación de las prácticas sostenibles y también la automatización de reportes de sostenibilidad que son tanto precisos como consistentes, reduciendo el riesgo de errores humanos y aumentando la eficiencia operativa.

Así, la CSDDD también presenta oportunidades significativas. Las empresas que logren demostrar un compromiso real con la sostenibilidad pueden mejorar su imagen pública, fortalecer la confianza de los inversores y consumidores, y potencialmente disfrutar de un acceso mejorado a los mercados de capital.

Las acciones de las empresas están bajo una observación más meticulosa que nunca y las afirmaciones de sostenibilidad deben ser verificables y basadas en prácticas robustas. Esto no solo ayudará a las empresas a evitar acusaciones de greenwashing, sino que también reforzará su credibilidad y fiabilidad en el mercado.

Por ello las soluciones tecnológicas que faciliten el cumplimiento y fomenten una gobernanza corporativa genuinamente sostenible se convertirán en herramientas imprescindibles para asegurar el control de todos los puntos críticos en toda la cadena de valor y el reporting.  Al hacerlo, no solo estarán cumpliendo con la ley, sino liderando el camino hacia un futuro más verde y justo.

***Marta Piedrafita, country manager osapiens Iberia.