En 1997, Deep Blue, un superordenador desarrollado por IBM para jugar al ajedrez logró vencer por primera vez al campeón mundial Garri Kasparov. Se creyó que esto sería un duro varapalo para los ajedrecistas, pero no fue así. Por el contrario, los jugadores humanos se volvieron más creativos. Las nuevas jugadas, que se desviaban de lo que esperaba la máquina, mejoraron.

Esto es una muestra de cómo la inteligencia artificial puede ayudar a mejorar la toma de decisiones humanas y contribuir a hallar nuevos enfoques para los problemas. Por ejemplo, una IA que señale imágenes médicas como sugestivas de cáncer podría llevar a un clínico a mirar más de cerca de lo que lo habría hecho antes.

Ante esta notable utilidad, no es de extrañar que, desde su lanzamiento a finales de 2022, ChatGPT y otras herramientas de IA se hayan abierto paso rápidamente en nuestras vidas. Esto es fácilmente constatable si atendemos a la proporción de empresas que mencionan la IA en sus presentaciones de resultados o actualizaciones de estrategia.

La cifra ha aumentado de menos del 10% en 2022 a cerca del 30% actualmente, tanto en EEUU como en Europa, de acuerdo con Global Investment Research de Goldman Sachs.

Comprobamos así que la IA está en la mente de los CEO y que la inversión en este tipo de herramientas va a seguir al alza. Según los datos expuestos por FactSet, la inversión en hardware relacionado con la IA va a más, con un crecimiento de los ingresos de las empresas de semiconductores de más del 50% desde principios de 2023 y previsiones que apuntan a un incremento de 250.000 millones de dólares en la inversión anual en hardware de IA hasta 2025.

A pesar de que la accesibilidad de herramientas como ChatGPT ha permitido una rápida adopción y alcanzar rápidamente un gran número de usuarios para una amplia gama de casos de uso, la adopción real de la IA ha aumentado muy poco.

Según un estudio de 'The Conference Board', la mayoría de los trabajadores ha experimentado con la IA generativa en un contexto profesional, pero a pesar de ello, la adopción formal de la IA por parte de las empresas sigue siendo baja. Menos del 5% de las empresas afirman utilizar la IA generativa en sus cadenas de producción habituales.

Entre los primeros usuarios, la aplicación de IA más citada es la automatización del marketing, seguida de cerca por los bots de chat y el análisis de voz, texto y datos. Como muestra una encuesta de Goldman Sachs Investment Research, las empresas esperan que estas aplicaciones sigan siendo las más comunes en los próximos seis meses, al menos hasta que se desarrollen aplicaciones empresariales de IA más especializadas.

Algunos de los principales obstáculos mencionados para avanzar en la adopción son: la falta de conocimientos sobre IA, la preocupación por la privacidad y la seguridad y la falta de madurez de la tecnología.

Los datos de los primeros usuarios apuntan a la posibilidad de grandes beneficios en productividad laboral. Estudios académicos recientes señalan un aumento del 25% en la productividad laboral (16% de media) tras la adopción de la IA.

En todos los sectores y funciones, la IA generativa podría aplicarse para ayudar a hacer más eficientes los procesos burocráticos, mejorar la experiencia del cliente y agilizar la codificación y la creación de contenidos.

Además de constatar un aumento considerable de la productividad general, varios estudios académicos ofrecen otros datos relevantes para evaluar el impacto de la IA generativa. Según destacan Brynjolfsson, Li y Raymond en Generative AI at Work (National Bureau of Economic Research, 2023) otro de los impactos destacados de la IA es su aplicación en el aprendizaje.

Los investigadores observaron que las mejoras en la productividad laboral eran mucho mayores para los trabajadores novatos que para los experimentados, lo que sugiere que la IA podría acelerar y mejorar notablemente los procesos de aprendizaje, suponiendo un beneficio algo más reducido para los trabajadores que ya son eficaces y que cuentan con experiencia en su labor.

Cómo pueden las empresas acelerar los beneficios

La tecnología por sí sola no crea valor. La única forma de aprovechar todas sus ventajas es combinar los esfuerzos para adaptarla al flujo de trabajo con los cambios organizativos adecuados. Los directivos tienen la responsabilidad de determinar en qué ámbitos la IA generativa puede aportarles un valor competitivo real y guiar a sus empleados durante la implantación.

Además, la implementación requiere que los líderes consideren cómo planificar en un entorno en rápida evolución al tiempo que gestionan los riesgos. Deben tener en cuenta la evolución de la normativa sobre IA a la hora de desarrollar marcos claros de políticas, prácticas y herramientas para toda la empresa.

Hay una serie de elementos que hacen que las transformaciones relacionadas con la IA sean más complejas que otras. Esto se debe al amplio propósito y aplicabilidad de la tecnología, que afecta a todos los miembros de la organización, y su alto potencial de creación de valor en múltiples ámbitos. Pero también a todos los riesgos que conlleva, que requieren directrices y líneas rojas a nivel ético y de comportamiento, y al hecho de que todo el mundo es un novato en este campo, lo que exige actuar con una mentalidad de experimentación, aprendizaje y crecimiento. 

Por todo ello, es clave no perder de vista el lado humano de esta transformación, que es uno de los elementos más importantes del éxito de la integración tecnológica. Las organizaciones tendrán que gestionar el talento para anticiparse a la evolución de la IA y sacar el máximo partido a su inversión.

Pueden invertir en la mejora de las competencias, incorporar casos de uso de la IA generativa en los flujos de trabajo actuales y fomentar la confianza entre los empleados para mostrarles cómo la IA puede encajar en su trabajo diario, pero es fundamental hacerlo con un sólido enfoque de gestión del cambio.

*** André Ribeiro es vicepresidente senior y 'partner' de BTS en España.