En el transcurso de la evolución tecnológica de la humanidad, cada avance ha suscitado opiniones divergentes. Desde la invención de la electricidad hasta el surgimiento de los vehículos a motor y, más recientemente, la irrupción de Internet y la inteligencia artificial (IA), la sociedad ha sido testigo de transformaciones que han generado debates y reflexiones en diversos ámbitos.

Estos avances han suscitado interrogantes sobre los propósitos de cada tecnología y su impacto en el futuro de la sociedad. La dualidad inherente a los avances tecnológicos confronta a la sociedad ante una verdad incómoda: el potencial de la tecnología tanto para promover el progreso como para ser utilizada con propósitos reprobables.

En el caso específico de la IA, la pregunta sobre si se trata de una tecnología beneficiosa conlleva una respuesta en línea con lo indicado anteriormente. Su valía depende, en gran medida, de cómo se aplique y, más importante aún, del propósito detrás de su uso. Por esta razón, es crucial que las empresas aborden su transformación digital gradualmente, incorporando esta tecnología de manera estratégica a sus procesos.

Esto implica un análisis exhaustivo de las necesidades y objetivos corporativos, así como una comprensión clara de cómo la IA puede contribuir de una forma efectiva a su consecución.

Otro aspecto importante es que las organizaciones deben comenzar por modificaciones periféricas antes de abordar aspectos centrales y de mayor complejidad, en la implementación de la IA. Si la incorporación resulta beneficiosa, tanto para los equipos humanos como para la organización, entonces se puede considerar su aplicación en otros procesos de una forma más amplia.

En este sentido, algunos de los resultados más evidentes están relacionados con el ahorro de tiempo, recursos y la eliminación de tareas monótonas y repetitivas, lo que se traduce en una reducción de costes. Adicionalmente, las empresas que han adoptado de manera temprana esta tecnología y utilizan sus datos para optimizar sus operaciones internas, han reforzado su posición en el mercado, desplazando a sus competidores potenciales.

En lo concerniente a los desafíos relacionados con la implementación de la IA, son numerosas las empresas que los enfrentan debido a la escasez de personal técnico capacitado y recursos adecuados. Para superar esta barrera es fundamental buscar ayuda externa de empresas tecnológicas especializadas que puedan proporcionar el expertise requerido.

Además, la implementación debe realizarse de manera ética y responsable, considerando aspectos como la privacidad de los datos, la equidad y la transparencia en los algoritmos utilizados. Con respecto a los posibles riesgos que suscita la incorporación de la IA, el artículo 'La organización del futuro: Habilitada por la IA Generativa, impulsada por las personas' de McKinsey & Company señala diversos tipos de sesgos que pueden manifestarse en las aplicaciones, así como desafíos para proteger parte de la propiedad intelectual y datos confidenciales de clientes, proveedores o empleados en modelos de IA generativa.

Junto a ellos, se resalta la importancia de colaborar con los organismos pertinentes para garantizar un futuro seguro y competitivo en el uso de esta tecnología.  

En otro orden de cosas es importante destacar que la IA no solo tiene el potencial de optimizar procesos y aumentar la eficiencia empresarial, sino también de generar impactos positivos en la sociedad en su conjunto. A modo de ejemplo, puede contribuir a mejorar la atención médica, facilitar la toma de decisiones en sectores como el financiero o el educativo, y promover la sostenibilidad ambiental.

Sin embargo, para que la IA genere un impacto positivo en la sociedad, es esencial abordarla de manera colaborativa y multidisciplinaria. Esto significa involucrar a diversos actores, incluidos expertos en ética, reguladores, responsables políticos y la sociedad civil en general, en el desarrollo e implementación de esta tecnología.

En última instancia, la IA es una realidad que ha llegado para quedarse y transformar el panorama empresarial. La responsabilidad de emplearla de manera ética y responsable, con el fin de optimizar los procesos existentes y potenciar las capacidades humanas, es una cuestión que depende de todos.

*** Pablo Trilles es CEO de AuraQuantic.