A punto de celebrar dos años del anuncio de ChatGPT, empiezan a escucharse algunas voces sobre el final del 'hype' de la IA y el paso a la etapa de desilusión o, lo que algunos denominaron en su día, los "inviernos de la IA".

El concepto de 'hype' fue acuñado fundamentalmente por Gartner y se refiere al entusiasmo o la expectación exagerada alrededor de una tecnología emergente. Gartner hizo popular este concepto a través del 'Hype Cycle' para el análisis del impacto de las diferentes tecnologías. Estas suelen atravesar un ciclo de sobre expectación al principio, después una fase de desilusión y posteriormente un nivel de adopción más realista.

Es clave entender si estamos ante una tecnología que está en 'hype' dado que va a condicionar las inversiones en esta, porque va a requerir su integración en las empresas para seguir siendo competitivas y, por supuesto, debido a que va a influir en las habilidades que vamos a tener que desarrollar para seguir siendo empleables.

¿Y en qué punto estamos con la IA? Recordemos que es una tecnología de los años 50 que tuvo sus "inviernos" o fases de desilusión dado que se crearon muchas expectativas sobre ellas, ya que no se pudo implementar nada muy relevante en los primeros años, fundamentalmente por falta de datos y de capacidades adecuadas de procesamiento. Es, aproximadamente, a partir de 2010 donde se resuelven estas limitaciones y su crecimiento y aplicación en el mercado empieza a ser exponencial.

Desde entonces, los anuncios de la IA y de lo que es capaz de hacer han sido continuados, la IA no ha dejado de llenar titulares. Hemos visto cómo la IA generaba obras de arte, cómo aprendía a programar, o cómo puede acelerar la investigación del Parkinson para prevenirlo o desarrollar nuevos medicamentos de manera más rápida, como por ejemplo el proyecto Alphafold de Google.

Especialmente, después de 2022, con el anuncio de ChatGPT, las expectativas en esta tecnología se han disparado. Esto ha sido muy positivo porque la sociedad en general ha vuelto a prestar atención a una tecnología que puede cambiar, y está cambiando, muchos de los procesos de nuestro día a día, además de volver a incentivar el aprendizaje sobre ella.

Uno de los ejemplos relevantes sobre el foco en el aprendizaje es la inversión de Finlandia en 2023 para acelerar la utilización de IA, que ya fue pionera en 2018 publicando un curso de IA para toda su población. También, numerosas empresas privadas están invirtiendo en generar habilidades con IA desde hace ya tiempo como BBVA con su plataforma Ninja o IKEA con su programa de formación intensivo en IA a unos 30.000 trabajadores a lo largo de todo el mundo.

Además, dado que hemos podido interactuar con la tecnología simplemente con lenguaje natural sin la necesidad de ningún lenguaje de programación esto está facilitando aún más el proceso de aprendizaje.

En los últimos dos años se han utilizado herramientas como ChatGPT o similares para aprender de distintas temáticas, realizar de manera más eficiente campañas de marketing, mejorar servicios de atención al cliente y un sinfín de ejemplos más, que son una muestra de cómo la IA está penetrando en todos los ámbitos de nuestra sociedad.

Las investigaciones indican que las tecnologías de IA, aunque han mostrado errores en algunas implementaciones, están mejorando constantemente y casi cada día tenemos noticias con nuevas aplicaciones.

En cambio, si nos atenemos a ciertas voces relevantes como la de Elliot Management uno de los fondos activistas más relevantes del mundo, este sostiene que "la IA no está ofreciendo el enorme aumento prometido en la productividad y hoy en día tiene pocas aplicaciones relevantes". También, el último informe de Goldman Sachs cuestiona la balanza entre los gastos de IA y los pocos beneficios haciendo referencia sobre todo a la IA generativa, señalando las dificultades que muchas veces puede tener monetizar esta tecnología.

Si bien es cierto que el excesivo 'hype' de la IA ha podido crear expectativas muy altas que han podido afectar al éxito de los proyectos o a su uso por parte de la sociedad, la IA está cambiando el mundo como lo hizo en su día la electricidad o el surgimiento de Internet. Quizás las valoraciones de algunas empresas de IA puedan ser exageradas, pero esto no quiere decir que la tecnología no tenga un potencial extraordinario.

En los últimos años hemos ido viendo como la IA está transformando y va a seguir transformando la sociedad en muchos de sus ámbitos, especialmente la IA generativa. Si bien es verdad que hemos visto titulares que señalaban errores en la implementación de la IA, también hemos visto grandes avances que sin la IA, especialmente la generativa, no habríamos podido abordar. 

Además, no todos esos errores de implementación han tenido que ver con la propia tecnología y las expectativas creadas, sino también con la implementación demasiado rápida por marcar la diferencia competitiva y, en algunos casos, por prestar poca atención a los datos usados, que siguen siendo clave para el éxito de los proyectos de IA.

Como toda tecnología, sin duda la IA aún tiene retos que abordar, algunos de ellos clave como la sostenibilidad o la ética, y la sociedad tiene que seguir trabajando en ellos. Por ello, es clave que todos desarrollemos la profesión que desarrollemos, aprendamos de IA y entendamos los fundamentos de ésta, así como sus limitaciones, además de cómo nos puede ayudar en las tareas de nuestro día a día.

Es muy relevante también que aprendamos los riesgos que puede suponer, sobre todo respecto a la privacidad o la desinformación. También, es clave que seamos conscientes de que la responsabilidad cobra una importancia aún mayor con esta tecnología. La IA nos puede ayudar en multitud de decisiones de nuestro día a día, pero no olvidemos que la IA no va a ser responsable de nada, somos los humanos los que asumiremos las consecuencias de una decisión tomada por IA.

En definitiva, según avanza la IA debemos conseguir trabajar de manera conjunta con ella para que también potencie nuestra esencia humana; dejémosle a la IA las tareas que mejor hace y continuemos desarrollando y mejorando aquellas en las que realmente aportamos valor. Probablemente, la realidad de donde está hoy la IA, se podría situar en un punto intermedio entre el 'hype' y el escepticismo total. Para poder juzgar, primero tenemos que conocerla y usarla.

***Mónica Villas, consultora de tecnología y especialista en IA ética