"El talento es el activo más valioso de la actualidad". "Nuestra empresa es lo que es gracias al talento que tenemos en ella". "Cuidamos a nuestro talento porque es el eje de nuestro negocio". Este tipo de frases manidas son más que comunes en la industria tecnológica. Hasta el punto de que, de tanto repetirlas, se han convertido en oraciones vacías de contenido; en un mero punto a cubrir obligatoriamente en cualquier discurso que se precie.
Y es que, de las palabras a los hechos hay un buen trecho. Recordemos los numerosos despidos masivos acaecidos en las 'big tech' entre 2022 y 2023. O las enormes trabas que siguen existiendo en numerosos lugares del mundo para atraer a profesionales de alta cualificación. Y las condiciones extremas que muchos trabajadores, especialmente los recién graduados, siguen enfrentando en auténticas 'granjas de programadores'.
Por eso es necesario recordar el poso de estas frases, el porqué de su importancia. Nada mejor que hacer un ejercicio de historia, de memoria en base a datos, para resaltar cómo el talento puede cambiar el curso ya no de una empresa, sino de un país entero. Junto a lo más importante: que las medidas políticas y corporativas que se tomen respecto a él pueden alterar sustancialmente el resultado de la panorámica final.
Situémonos en los años 80 y especialmente los 90, justo en plena explosión de internet y antes del pinchazo de la burbuja 'puntocom'. Estados Unidos, como hoy, era el gran dominador de esta industria y enfrentaba una crisis de personal especializado (exactamente como ocurre en la actualidad). ¿La solución? Buscar esos profesionales fuera de sus fronteras.
Aparece en escena la India, país asociado a la subcontratación de muchos servicios de bajo valor añadido y que, por aquel entonces, estaba ajeno a la revolución digital de primera fila. Gracias a la política de visados H-1B de EEUU, muchos trabajadores cualificados de la India vieron la oportunidad de emigrar a Norteamérica y entrar en las grandes y emergentes compañías tecnológicas del momento. No es casualidad que muchos de los CEO actuales de compañías como Microsoft o Google pertenezcan a esta hornada.
Para 2013, los ciudadanos indios representaban el 70% de los beneficiarios de visados H-1B.
Sin embargo, Estados Unidos daría posteriormente un cambio de timón en su política, estableciendo un cupo a la cantidad de visados disponibles. En la India, muchas personas confiaban en estudiar duro y especializarse para poder emigrar hacia una vida mejor, pero esta medida los dejó varados en un limbo legal. A la mayoría no les quedó otra que quedarse en su hogar, con su 'sueño americano' sumido en una larga letanía.
¿Qué pasó a continuación? Tal y como estudian Gaurav Khanna y Nicolas Morales en un reciente paper, la limitación de los visados provocó que esos trabajadores altamente cualificados comenzaran a crear empresas y generar un potente tejido empresarial ligado a lo digital en la India. Además, los indios emigrados a EEUU ayudaron a tejer relaciones con estas nuevas compañías y las ayudaron a expandirse globalmente.
De la noche a la mañana, la India se convirtió en uno de los grandes actores de la consultoría tecnológica y del 'outsourcing' de servicios digitales. El particular vaivén legislativo de Estados Unidos acabó propiciando un "brain gain" (ganancia de cerebros) en la India.
¿Pueden las políticas, públicas y privadas, condicionar la creación de campeones digitales? Claramente sí. ¿Influye el tratamiento del talento en la mera salud de una economía nacional? Queda patente. ¿Alguien está tomando nota de todo ello y actuando en consecuencia? Sobre eso afloran bastantes más dudas.