Lo publicó Science y la prensa mundial lo popularizó: la invisibilidad ya está aquí. Un grupo de investigadores de Stanford han conseguido que la piel de ratones fuera transparente después de frotar una solución en la cabeza, el abdomen y las patas traseras de los ratones. Esto permitió llegar realmente bajo la piel de los roedores y, es un decir, ver sus vasos sanguíneos, músculos y órganos subyacentes en tiempo real.

La solución no era magia al estilo de las Gemas del Infinito de Marvel. Tampoco un secreto militar en los que se apoyó The Hollow Man, (El hombre sin sombra en las pantallas españolas).  En ella, Kevin Bacon era el Doctor Sebastian Caine, biólogo molecular que experimentaba a la manera que imaginó HG Wells, padre de la ciencia ficción, en el texto original de El Hombre Invisible.

Wells hablaba de la exposición a un nuevo tipo de rayos, similares a los 'rayos Roentgen', también conocidos como rayos X. Los rayos X se descubrieron en 1895 y su capacidad de ver a través de casi cualquier cosa llevó a mucha gente a asociarlos con la invisibilidad real. Algunas personas sin escrúpulos comenzaron a vender ropa interior a prueba de rayos X, ¡para bloquear las miradas indiscretas de científicos espeluznantes!

Wells sabía que los rayos X no transmiten invisibilidad, pero era consciente de la percepción popular y la utilizó para darle a su historia cierta verosimilitud ante el público, tal y como explicaba Gregory J. Gbur, profesor de física y ciencia óptica en la Universidad de Carolina del Norte en su libro Invisibility: The History and Science of How Not to Be Seen. En él, Gbur cita como antecedentes dos artículos publicados en Nature en 2006 que ya consideraban plausible la capacidad de hacer que algo sea invisible a la luz visible.

Pero no. En el hallazgo del grupo de Stanford ni existe un secreto militar, ni los rayos, ni las gemas del infinito. No, el ingrediente principal es algo que se encuentra, por ejemplo, en los Doritos. Sí, en la bolsa de los Tex Mex. Es el colorante alimentario amarillo n.° 5, también conocido como tartrazina.

Antes de que los socios del Nanoclub de Levi comiencen a mirar con recelo sus manos amarillas (o naranjas) después de haber estado comiendo puñados de Doritos, tengan en cuenta que el equipo del Doctor Guosong Hong, profesor adjunto de ciencia e ingeniería de materiales en Stanford, empleó una concentración de tartrazina mucho mayor que la habitual de las patatas fritas.

Científicamente, el truco tiene que ver con la óptica. La cualidad de la transparencia, la del vidrio por ejemplo, se adquiere porque la luz puede pasar a través del material sin doblarse. Poner sustancias como el glaseado sobre el vidrio puede hacer que el vidrio sea menos transparente porque dichas sustancias comienzan a doblar o refractar la luz de diferentes maneras. Cuanto más refracta la luz, menos transparencia.

Si pensamos en las diferentes células o membranas que hay en la piel, advertiremos cuánto se dobla y refracta la luz que intenta atravesarla. Lógicamente, esto hace que la piel quede bastante opaca. Para que la piel se vea más nítida, los investigadores buscaron una sustancia que pudiera reducir la refracción de la luz en los tejidos biológicos. Y la tartrazina era candidata.

Los investigadores relataron también que cuando sumergieron una rodaja de pollo crudo en tartrazina disuelta en agua, el pollo se volvió transparente. Esto dejó claro que esta sustancia podía reducir la refracción y dispersión de la luz que se producía a través del tejido. El siguiente paso fue probarlo en ratones.

Nadie debería poder ver el interior de su mano mientras come patatas fritas. Pero resulta que la solución de la tartrazina más concentrada funcionó bastante rápido en los ratones del estudio, según relataron a Forbes. Sin embargo, esta transparencia no fue permanente. Nada más lavar el tinte de sus cuerpos, las criaturas peludas volvieron a su antigua forma opaca. Aparentemente no hubo ningún efecto tóxico significativo para los animalillos.

Sobre el papel, mirar a través de la piel de los seres humanos podría ayudar a los médicos a diagnosticar con mayor facilidad enfermedades sin necesidad de recurrir a la cirugía. Existen múltiples afecciones médicas que existen dentro y justo debajo de la piel. Dicha transparencia también podría ayudar a introducir catéteres en diferentes vasos sanguíneos o extraer cosas dentro y debajo de la piel.

En teoría, este mecanismo también podría aplicarse a la piel humana. Pero, a menos que usted, querido socio, sea peludo y tenga bigote, no podrá estar seguro de que lo que le vaya a ocurrir lo que le pasa a los ratones. Y no podrás averiguarlo simplemente frotando Doritos por todo el cuerpo.