En un mundo cada vez más globalizado, la internacionalización se ha convertido en una necesidad estratégica para las scaleups españolas, especialmente en sectores tan competitivos como el turismo.
Enfrentar este reto supone, no solo la búsqueda de nuevas oportunidades en el exterior, sino también comprender los riesgos que supone la entrada en mercados internacionales que presentan dinámicas, regulaciones y culturas muy diversas.
En esta misma línea, es necesario tener en cuenta varios factores que pueden afectar directamente a la escalabilidad y la expansión a nivel internacional.
Entre ellos destacan la adaptación cultural, operativa y tecnológica, con el fin de poder satisfacer las demandas de los distintos mercados; y el hábito de consumo y las expectativas de los diferentes viajeros en función del país de origen.
Es por ello que las empresas deben aprender rápidamente a gestionar la incertidumbre y adaptarse a las particularidades de cada país. Sin embargo, entrar en nuevos mercados puede hacer que las empresas quieran modificar su oferta.
Para ser exitosos, el reto radica realmente en mejorar el producto sin perder la esencia. Mantener la autenticidad, a la vez que se adapta la oferta de una compañía, es una de las claves para una internacionalización exitosa.
Ahora bien, para conservar esa esencia en el extranjero, uno de los enfoques más efectivos es llevar a cabo un modelo de adaptación flexible. Las empresas turísticas pueden ajustar ciertos aspectos de su propuesta, como la atención al cliente, los métodos de pago o la logística, para alinearse con las costumbres de las regiones en las que se expandan, mientras mantienen intactos los elementos clave que definen su marca.
El foco en Latinoamérica
Otro punto clave en la estrategia de internacionalización es la creación de alianzas internas. Este tipo de colaboración no solo facilita el acceso a conocimientos y recursos sobre el mercado, sino que también ayuda a construir confianza con los clientes locales.
En el sector turístico, trabajar con guías locales, operadores de actividades o proveedores puede ser una forma de asegurar que el servicio ofrecido mantenga un enfoque auténtico y culturalmente relevante, ya que lo que funciona en España no necesariamente tiene el mismo efecto en Asia o Latinoamérica.
En el caso de Latam, con más de 600 millones de hispanohablantes, se ha consolidado como una región de enorme relevancia para la economía mundial, gracias en mayor medida a su proceso acelerado de digitalización y su creciente conectividad.
De hecho, Latinoamérica es una de las áreas con mayor crecimiento en el uso de smartphones, con una penetración superior al 70% en algunos países como Brasil, México y Argentina, según datos de GSMA. Además, el comercio electrónico ha experimentado un aumento explosivo, con tasas de crecimiento anual superiores al 30%, convirtiendo a Latam en uno de los mercados de mayor expansión a nivel global en términos de compras digitales.
A pesar de los desafíos estructurales a los que se enfrenta, la región ha mostrado resiliencia con economías como Brasil y México, situándose entre las más grandes del mundo, y otras como Colombia, Chile y Perú consolidándose como mercados emergentes de rápido crecimiento.
Además, Latinoamérica es un punto clave en la producción de recursos naturales y energías renovables, lo que la posiciona estratégicamente para el futuro de la economía global.
La rápida adopción de tecnologías digitales y el crecimiento de la clase media impulsan aún más su relevancia en los sectores del comercio electrónico, el turismo y los servicios digitales, lo que la convierte en un destino de gran interés para las empresas que buscan expandirse internacionalmente.
Concretamente, en este aspecto es relevante destacar el conocimiento de las particularidades del comportamiento del consumidor local que debe tener cualquier empresa, ya que puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso a la hora de su internacionalización. Es aquí donde entra en juego la tecnología, que tiene un papel relevante dentro de esta estrategia.
En una era donde los clientes son cada vez más digitales y exigentes, la capacidad de una compañía para utilizar plataformas tecnológicas se ha vuelto crucial en este tipo de mercados. Las herramientas de inteligencia artificial, los asistentes virtuales y las recomendaciones personalizadas, permiten a las empresas escalar a nivel global, ofreciendo una experiencia coherente y personalizada al consumidor.
En esta misma línea, el análisis de datos ayuda a identificar las tendencias en las diferentes regiones del mundo y ajustar así sus ofertas en consecuencia. La capacidad de recopilar, procesar y utilizar datos en tiempo real es otra pieza clave a la hora de tomar decisiones. Esto conlleva la automatización de procesos, una acción que permite a las empresas turísticas crecer sin sacrificar la calidad del servicio
En definitiva, las empresas españolas que logran expandirse a nivel internacional juegan un papel crucial en el fortalecimiento de la marca España, posicionando al país como un actor relevante en la economía global.
Al convertirse en protagonistas internacionales, estas empresas atraen inversión extranjera, generan empleo -tanto en España como en los mercados donde operan-, y fomentan el intercambio de conocimientos y tecnología. Este proceso crea un ciclo positivo en el que el crecimiento empresarial impulsa la innovación y la competitividad en otros sectores, reforzando y elevando la posición de España en el escenario mundial. En particular, el éxito de las empresas turísticas en el extranjero contribuye a mejorar la balanza comercial del país.
***Enrique Espinel es director de Operaciones de Civitatis.