Es por todos conocido que nos encontramos ante un momento histórico de escasez de talento ante nuevas necesidades de las organizaciones, sobre todo cuando nos referimos a los perfiles tecnológicos que requieren de una alta especialización. En este sentido, la falta de talento especializado se ha convertido en un verdadero obstáculo no sólo para el crecimiento de la industria digital, sino también para la necesaria transformación tecnológica de todas las industrias y, por ende, de su crecimiento y el mantenimiento de su competitividad.
Partimos de una industria, la digital, que crece, y mucho. Según el reciente Barómetro de la Economía Digital de AMETIC, en 2023, este sector logró una facturación de 129.019 millones de euros, lo que representa un aumento del 5,2% respecto al año anterior. Además, la industria digital contribuyó con un 24,2% al PIB, lo que significa un incremento del 6,6% en comparación con 2022. Esto indica que, por cada euro invertido en el sector digital, se generan 2,74 euros en la economía nacional, destacando así su impacto multiplicador.
Con estas cifras, no es de extrañar que el empleo en el sector digital haya crecido un 4,7% en 2023, de acuerdo con los datos del barómetro, alcanzando un total de 667.962 empleados. Esto representa el 3,3% del empleo total en España, y pone de manifiesto que este sector es una fuente importante de empleo cualificado y especializado.
Por todo ello, la demanda de talento digital ha aumentado significativamente, un 40% en el último año.
Sin embargo, solo el 11% de los candidatos posee las habilidades requeridas para los puestos disponibles. Esto ha generado una considerable brecha entre la oferta y la demanda de profesionales. Según el Informe de Salarios y Política Laboral en el Sector Tecnológico Digital 2024, elaborado por AMETIC, el 90,9% de las empresas enfrenta dificultades para encontrar candidatos con las competencias necesarias, lo que pone en riesgo el crecimiento del sector.
Este desafío impacta tanto a empresas de productos como de servicios, sin importar su tamaño, y se presenta a nivel global, lo que genera preocupación en Europa. Según el informe europeo sobre el Estado de la Década Digital 2024, en España hemos avanzado en habilidades digitales básicas y en el uso de inteligencia artificial en las empresas, pero seguimos enfrentando una escasez de especialistas en tecnologías de la información y comunicación (TIC).
Actualmente, solo el 4,4% de la población ocupada en España son especialistas en TIC, un porcentaje inferior al 4,8% de la media de la Unión Europea. Además, nuestro país ha establecido un objetivo del 8,6% de especialistas TIC para 2030, por debajo del 10% que se espera alcanzar en la UE.
El número de especialistas TIC en España debe aumentar en más de 1,39 millones para cumplir con los objetivos de la Década Digital de la Comisión Europea. Sin embargo, entre 2023 y 2024, este número solo ha experimentado un modesto aumento del 2’3% frente al 4,3% de media en el conjunto de Estados miembros.
Ante estos datos, es urgente fortalecer nuestras medidas y políticas para aumentar el número de especialistas en TIC y alinear nuestros objetivos con los de la Unión Europea. Debemos intensificar nuestros esfuerzos para atraer y retener a estos profesionales, mediante la creación de planes de incentivos y mejorando la visibilidad de las opciones de formación y reciclaje profesional.
Es esencial contar con perfiles diversos, ya que la tecnología está permeando todas las áreas operativas de las empresas. Además del necesario upskilling y reskilling de los perfiles tradicionales, existen necesidades específicas que son difíciles de cubrir, especialmente en ciberseguridad, computación, programación y sistemas. Ante esta realidad, es esencial que empresas, instituciones educativas y el sector público colaboren para crear un entorno que fomente el desarrollo del talento digital.
Desde AMETIC hemos planteado la necesidad de un Pacto de Estado que promueva la educación y formación en un entorno tecnológico en constante evolución, que busque elevar los estándares educativos y garantizar una enseñanza de calidad accesible para todos, independientemente de su situación económica, género, edad, y nivel de formación básica. Asimismo, es esencial contar con docentes bien remunerados, y establecer un acuerdo transversal sobre los contenidos básicos del sistema educativo español.
En este contexto, las empresas tienen un papel crucial. No solo deben atraer a los mejores talentos, sino también proporcionarles las herramientas y un entorno adecuado para desarrollar sus habilidades. Invertir en formación interna no solo mejora la competitividad de las organizaciones, sino que también les permite mantenerse a la vanguardia de la innovación.
Según el estudio de Salarios y Política Laboral en el Sector Tecnológico Digital 2024 de AMETIC, el salario promedio en este sector es de 47.300 euros y el 47,6% de las empresas planea aumentar sus plantillas en el próximo año. La estabilidad laboral también es destacable, ya que el 92,1% de los contratos son indefinidos y el teletrabajo se ha convertido en una práctica habitual. Esta situación intensifica la competencia por perfiles tecnológicos en industrias no originalmente digitales, lo que explica por qué sectores como finanzas, retail y la industria manufacturera lideran el ranking de empresas con vacantes tecnológicas por cubrir.
Con todo esto, el futuro tecnológico de España depende de nuestra capacidad colectiva para nutrir y expandir el talento digital. El desafío es grande, pero también lo son las oportunidades, y es imperativo que el gobierno, las empresas y las instituciones educativas se alineen en un esfuerzo coordinado para enfrentar la escasez de talento. Este esfuerzo debe ir más allá de la resolución de necesidades inmediatas, enfocándose en crear un entorno sostenible que fomente la innovación y el desarrollo de competencias a largo plazo.
*** Pilar Roch, directora general de AMETIC.