En el competitivo escenario laboral de la economía digital, la formación en competencias tecnológicas no es solo una ventaja, sino una necesidad imperiosa. Sin embargo, en España, los datos reflejan un panorama preocupante: entre los diez cursos más impartidos en formación profesional para el empleo (formación bonificada), solo uno está vinculado a las competencias digitales. Específicamente, el curso "Ofimática: hojas de cálculo", que ocupa el onceavo lugar y representa apenas el 1,34% del total.
Este dato es un síntoma de un problema mayor. Pese a que las empresas disponen de más de 1.000 millones de euros anuales para formación bonificada, la gran mayoría de los cursos más consumidos no tienen relación alguna con la tecnología. Mientras tanto, la demanda de perfiles especializados en áreas críticas como ciberseguridad, inteligencia artificial, ciencia de datos o computación en la nube sigue creciendo, y las vacantes de empleo encuentran dificultades para cubrirse.
Una ventana de oportunidad que se cierra rápidamente
En el sector tecnológico, el tiempo es un factor clave. La rápida evolución de las tecnologías implica que la formación debe ser ágil, adaptada y dirigida a las necesidades del momento. Sin embargo, el sistema de formación actual no está logrando satisfacer esta demanda.
Si analizamos la formación subvencionada (ofertada por las Administraciones Públicas), la situación no mejora. Según nuestros datos, apenas se están impartiendo cursos, y entre las especialidades formativas solo aparecen dos relacionadas con competencias TIC.
Sin duda, esta situación fue el origen de la iniciativa “Generación Digital Pyme” impulsada por el Gobierno de España con los fondos Nextgeneration del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia dentro del Componente 19 “Plan Nacional de Competencias Digitales”. El programa tiene el objetivo de formar a más de 95.000 directivos y profesionales de pymes para capacitarlos en la toma de decisiones que permitan la transformación digital de sus empresas. Tras más de un año del lanzamiento de los primeros programas, en los que participan casi un centenar de escuelas de negocios, centros formativos y universidades, se espera llegar al 10% de objetivo en este año, un porcentaje inferior al esperado aunque la consecución del objetivo está fijada para finales de 2026.
La brecha formativa en las pymes
¿Por qué las empresas, especialmente las pequeñas y medianas (pymes), no apuestan más por la formación en tecnologías y competencias digitales? Una de las razones es económica. Según datos del INE, la inversión en formación por trabajador en 2023 fue de solo 37,7 euros en las pequeñas empresas, frente a 87,2 euros en las medianas y 102,3 euros en las grandes.
Además, las pymes y los autónomos suelen priorizar cursos que resuelvan problemas inmediatos relacionados con la gestión diaria de sus negocios. Este enfoque, aunque comprensible, limita su capacidad para adoptar tecnologías y procesos que impulsen su competitividad a largo plazo.
Esto es tan así, que incluso la oferta gratuita y de calidad de programas financiados con fondos públicos en competencias digitales ven limitada su demanda, ya sea por la falta de tiempo del empresario para formarse o por considerarlos no esenciales en el corto y medio plazo.
Hacia un cambio necesario
La solución pasa por una combinación de medidas. Necesitamos mayor flexibilidad en la formación: los trabajadores necesitan opciones formativas adaptadas a su disponibilidad y necesidades específicas, además de una actualización continua de la oferta: la formación debe evolucionar al mismo ritmo que las demandas del mercado. También es crucial involucrar a las empresas en el diseño de los contenidos formativos, asegurando una conexión directa entre la formación y el empleo. Y el uso de herramientas digitales pueden facilitar la formación personalizada, eficiente y accesible para un mayor número de personas.
Junto a todo ello, iniciativas como las microcredenciales que se están empezando a poner en marcha gracias a la colaboración de las empresas con la universidad, pueden ofrecer soluciones rápidas y efectivas para adquirir competencias específicas para el reskilling y upskilling.
Una meta común para 2030
En España, solo el 4,4% de los trabajadores son especialistas en TIC, por debajo de la media europea (4,8%) y muy lejos del objetivo del 8,6% para 2030 establecido en la hoja de ruta de la Década Digital. Este es un desafío nacional que requiere un esfuerzo coordinado entre empresas, administraciones públicas y entidades formativas.
Apostar por una formación digital efectiva no solo ayudará a cerrar la brecha de competencias, sino que también garantizará que España esté preparada para liderar en el mercado laboral del futuro. No podemos permitirnos desaprovechar esta oportunidad.
*** Miguel Sánchez Galindo es director general de DigitalES.