Mucho se lleva hablando desde hace tiempo -uno de nuestros temas estrella ya hace casi 10 años cuando arrancamos #SomosMujeresTech- de la brecha de talento digital. La mala noticia es que la brecha sigue ahí, con el componente añadido de la endémica escasez de talento femenino STEAM.
La buena noticia es que, desde entonces, ha aumentado significativamente la visibilidad del riesgo estratégico y geopolítico que supone no disponer del talento necesario en esta área y la conciencia de la importancia de poner solución a este problema. El World Economic Forum prevé que, para 2025, el 50% de todos los empleados necesitará reciclarse y adquirir nuevas habilidades ante el avance tecnológico. Se estima además que el número de empleos digitales crezca un 25% hasta 2030, alcanzando los 92 millones, de los cuales cerca del 40% se concentrarán en áreas no estrictamente tecnológicas como las de contabilidad, finanzas y abogacía.
Se añade otro elemento a la ecuación, y es que también habrá que hacer una importante labor en la cohesión de equipos con la llegada de los nuevos profeionales que ahora están en las aulas y que vienen empujando con fuerza el uso de la inteligencia artificial. Desde el Observatorio del Impacto de la Tecnología en las Profesiones de la Universidad Alfonso X El Sabio se apunta que el 75% de los estudiantes menores de 25 años utilizan actualmente la IA Generativa frente al 36% de los profesionales en activo, con un uso más activo (44%) de los profesionales entre 35 y 45 años. Estas cifras ponen de manifiesto que los jóvenes serán motor del cambio en los entornos profesionales a medida que vayan incorporándose al mercado laboral.
La formación continua es hoy más necesaria que nunca, y las entidades
educativas, universidades y escuelas de negocio, debemos trabajar junto a las empresas para reducir esta brecha de conocimientos y también de competencias. Esta divergencia en el uso de tecnologías no ocurrirá solamente con la IA, vendrán otras en el futuro y se revela la necesidad acuciante de elaborar planes de formación, upskilling y reskilling para un gran porcentaje de profesionales en activo en la actualidad.
Algunas de las nuevas competencias incluyen, por ejemplo, la capacidad de interpretar y utilizar datos, especialmente al integrar IA en los procesos empresariales cada vez más automatizados, la capacidad de adaptarse rápidamente a nuevas herramientas y cuestionar sus aplicaciones, aprender y de hacer preguntas sobre una tecnología, sea la que sea, para aplicarla de forma eficaz a su puesto de trabajo combinada con la participación humana, insustituible para emplearla con inteligencia emocional y conciencia social.
Estas capacidades pueden desarrollarse desde la etapa educativa, por ejemplo, colaborando desde los primeros cursos universitarios o de Formación Profesional con empresas para desarrollar soluciones a retos reales vinculados con la agenda 2030.
Nuestro modelo educativo debe evolucionar. De los contenidos teóricos repetidos año tras año a una educación que conjugue de forma indisoluble la excelencia académica con las aplicaciones prácticas en la vida real de las empresas. Necesitamos evolucionar del aprender estudiando al aprender haciendo.
Del “portarse bien en clase” a desarrollar habilidades de colaboración y trabajo eficaz en equipo. De estudiar unos temarios a incorporar una visión cada vez más rica y transversal de lo que supone la revolución digital en prácticamente todas las ramas del conocimiento humano, creando perfiles híbridos, para aprender a integrar la tecnología en el propio proceso de aprendizaje de forma responsable y ética, y para después poder usarla responsable y éticamente en las empresas durante toda la vida laboral.
Aprender a aplicar el espíritu crítico y la toma de decisiones basada en datos en un entorno en el que la inteligencia artificial se convierte en el asistente en el que cada vez delegamos más tareas que nos aligeran la gran tarea de pensar. Lo necesitamos para que verdaderamente el talento sea nuestra mejor riqueza, eso y seguir aprendiendo a lo largo de todo el viaje de nuestra vida.
*** Pilar Torres es directora general de Business&Tech y Empresas del Grupo UAX