Los que me conocéis, sabéis que suelo decir que me paso el día dando las gracias y pidiendo perdón, y ahora que se acerca el final del año, me ha dado por pensar en eso de la gratitud, y como es casi Navidad, me lo vais a permitir, ¿verdad? Además, tiene mucho que ver con el 'buen liderazgo'.
Sí, toda una demostración de humildad y buen liderazgo… y algo que no siempre es fácil de encontrar. Además, según dicen los estudios, ser agradecido tiene poderosos beneficios para nuestra salud mental. Sí, sé que nos pasan muchas cosas malas y que eso de dar las gracias se escabulle en muchos momentos de nuestro día a día, pero he deciros que siempre está, siempre existe. Sólo tenemos que saber dónde buscar.
Desde la mejora de la felicidad individual hasta el fomento de la fortaleza organizativa, la gratitud es más que una emoción para sentirse bien; dar las gracias es un catalizador para la transformación. Os lo digo yo.
Gratitud y resiliencia: La ciencia detrás de la sonrisa.
La gratitud se ha celebrado durante mucho tiempo en la filosofía y la religión, de hecho hace unos días que en los Estados Unidos celebraron su Día de Acción de Gracias, algo que, por cierto, estamos empezando a importar, quizás por la simple celebración y no por su significado, pero sus efectos son ahora un tema de investigación científica.
Según Harvard Health Publishing, dar las gracias está directamente relacionado con una mayor felicidad. Los estudios demuestran que cultivar la gratitud no sólo mejora la salud mental, sino que también potencia la salud física, mejora las relaciones y aumenta la resiliencia ante la adversidad.
Pero, ¿cómo encontrar este lugar de 'sol y arco iris', cuando acabas de perder a alguien, tus resultados empresariales no son los mejores, y el caos invade tu vida? Centrémonos en lo que dice la ciencia, que siempre será más fiable que ese 'sol y arco iris' y en que, en última instancia, la gratitud es una actitud. Una elección que puede generar cambios. Ahí va un spoiler: donde pones tu atención es donde encuentras los resultados.
Un estudio realizado por el Dr. Emmons, de la Universidad de Berkeley, y uno de los principales expertos en investigación sobre la gratitud, descubrió que las personas que escribían a diario las cosas por las que estaban agradecidas experimentaban menos dolencias físicas, dormían mejor y se sentían más optimistas sobre su vida, en comparación con las que se centraban en las irritaciones diarias. El simple acto de reconocer lo bueno de la vida reconfigura el cerebro, reforzando una actitud positiva que puede amortiguar el estrés. Mola, ¿no?
Indagación Apreciativa: La gratitud en la organización.
Aunque a menudo se habla de la gratitud en términos personales, sus principios se extienden a la dinámica organizativa. La Indagación Apreciativa -sí, tenía que hablar de IA-, desarrollada por D. Cooperider, experto en desarrollo organizativo, es una estrategia que hace hincapié en reconocer y aprovechar los puntos fuertes en lugar de centrarse en los problemas.
¿Es eso negacionismo de la realidad o ser víctima del principio de Pollyanna (la habilidad para enfocarse solo en lo positivo) en medio de las dificultades? En realidad, es ciencia.
Este tipo de Indagación Apreciativa parte de la premisa de que las organizaciones, como los individuos, prosperan cuando se concentran en lo que funciona bien. Todos conocemos casos sobre el poder del estímulo y la falta de compromiso de la reprimenda, la culpabilización y la confrontación. En lugar de preguntar: '¿Qué le pasa a nuestro equipo?'. AI suscita preguntas como: '¿Cuál ha sido nuestro mayor éxito y cómo podemos repetirlo?'.
Este cambio de enfoque genera energía positiva, fomenta la colaboración e impulsa una cultura de innovación. La clave para los líderes, y para los interesados en el autoliderazgo, es avanzar hacia la corrección del rumbo desde un lugar que aprecie el presente. Apreciar dónde se está ahora es el primer paso para crear nuevos resultados.
El desánimo y la presión no son las claves del éxito
Imaginaos al mejor jugador de fútbol, no seré yo quien dé un nombre. ¡Vaya charco! Éste se enfrenta a diez balones a mucha distancia de la portería. En ésta no hay portero. Tampoco otros jugadores sobre el césped. ¿Meterá los diez balones en la portería? Por supuesto, no hay problema: ¡es un profesional! ¡Es el mejor! Ahora imaginad la misma situación, pero tienen a un ser querido como rehén. Si él falla un solo chut, no volverá a ver a su ser querido. El jugador dudaría si intentar un solo disparo. Está seguro de que la presión es excesivamente alta, el riesgo para su ser querido demasiado grande... aunque antes de una situación así supiera que podría hacer 10 de 10. ¿Cuál es la moraleja? Demasiada presión y todos estamos perdidos.
La gratitud como autocuidado y curación. Para las personas, los principios de la Indagación Apreciativa, pueden ser una poderosa herramienta de autocuidado. Al identificar intencionadamente los puntos fuertes personales y los momentos de alegría, las personas pueden contrarrestar los sentimientos de inadecuación o agobio. Alguna pregunta que nos puede ayudar sería, ¿qué tiene esto de bueno? o ¿qué más puede significar? ¿qué más puede ocurrir?
Tomar notas, llevar un diario, es un método práctico para aplicar indagación apreciativa a nivel personal. Tomaos unos minutos al final del día para reflexionar sobre tres cosas que os hayan ido bien y por qué. Estas reflexiones pueden abarcar desde logros importantes hasta simples placeres, como una sonrisa de alguien o el recrearse en un pequeño momento de la jornada. Con el tiempo, esta práctica entrena al cerebro para reconocer y disfrutar de lo positivo.
La gratitud también desempeña un papel crucial en la curación. Para quienes atraviesan un duelo, una enfermedad u otros retos, encontrar incluso pequeñas cosas que apreciar, como el apoyo de un Amigo o un momento de paz, puede servir de ancla. Aunque el dolor nunca desaparece, la forma en que respondemos a nuestros recuerdos y a los sentimientos que perseveran puede cambiar.
Gratitud cuando es difícil. Por supuesto, practicar la gratitud no siempre es fácil. En relaciones difíciles o circunstancias adversas, puede parecer casi imposible encontrar algo por lo que estar agradecido. Pero es precisamente en esos momentos cuando la gratitud tiene el mayor poder transformador.
En las relaciones difíciles, por ejemplo, la gratitud no significa ignorar los problemas o fingir que todo va bien. La gratitud puede ayudarnos a recordar qué nos llevó a esa relación en primer lugar... Y tal vez recordarnos que lo que falta es una razón para seguir adelante. De hecho, darse cuenta de ello es algo por lo que estar agradecido.
Reconocer los pequeños aspectos positivos, quizás las lecciones aprendidas de un conflicto o las formas en que una persona difícil nos empuja a crecer, puede ser una poderosa reformulación de la misma situación. Del mismo modo, en circunstancias frustrantes, la gratitud puede implicar el reconocimiento de la resistencia desarrollada a través de la adversidad.
Por ejemplo, un revés profesional, como perder un ascenso. Aunque la reacción inmediata puede ser la decepción, la gratitud puede surgir al reconocer la oportunidad de reevaluar los objetivos profesionales o buscar mentores para buscar esa promoción en el futuro. Estos replanteamientos no borran las dificultades, pero abren la puerta a nuevas posibilidades. No perdamos de vista nuestra capacidad de recuperación. ¡Es algo por lo que estar agradecido!
El universo de la gratitud: encontrar la alegría en lo cotidiano. La gratitud no se limita a los grandes gestos o a los acontecimientos que cambian la vida. El universo es inmenso y rebosa de pequeños momentos y experiencias que pueden alegrarnos y hacernos mejores si nos detenemos y los disfrutamos como se merecen. La risa siempre contagiosa de un niño, un mensaje de alguien que nos quiere y demuestra que siempre está ahí, el calor de la luz del sol o el ritmo constante de la respiración son regalos sencillos que nos recuerdan que la belleza y las oportunidades están siempre presentes.
Encontrar la gratitud requiere presencia, si queremos convertirlo en una práctica. Presencia significa ir más despacio en un mundo que glorifica la velocidad, escuchar en un mundo lleno de ruido y mirar profundamente en un mundo obsesionado con lo superficial. Si queremos practicar la gratitud, puede que tengamos que apartar la mirada de la linterna que trae las malas noticias. Pero volver a nuestro propio bienestar, otra palabra para "presencia", puede reportar una inmensa recompensa. La gratitud cambia el enfoque de la escasez a la abundancia, de la desesperación a la esperanza, de los miedos futuros al aprecio presente. En el fondo, lo que realmente cambia es nuestra perspectiva.
La gratitud como clave de nuevas posibilidades
Al final, la gratitud no es sólo una herramienta para el bienestar; es una lente que transforma nuestra forma de ver el mundo. El agradecimiento desbloquea la creatividad, fomenta la conexión e ilumina el camino a seguir, incluso en los momentos más oscuros. Tanto si se aplica a la sanación personal como al crecimiento organizativo, la gratitud es la base de la resiliencia.
La próxima vez que la vida os resulte abrumadora, recordad: las oportunidades para la gratitud están por todas partes. Estar presente en la naturaleza es un camino hacia vuestra propia naturaleza humana. Vuestro propio bienestar. Encontrad espacio para la gracia y el optimismo, y si ese lugar os parece difícil de alcanzar, seguid buscando. Encontrad lo bueno de todo esto y saboreadlo, ¿como un delicioso pavo de Acción de Gracias? Después de todo, la gratitud es la clave para ver las posibilidades que hacen que lo que hacemos cada día merezca la pena y, ¿no estáis agradecidos por ello?
Y, si me lo permitís, GRACIAS por 2024 y mis mejores deseos en estas fechas que ahora comienzan, y por un nuevo año lleno de sentimientos y emociones que ayuden a construir, unir… y agradecer. Nos leemos en 2025.