Con la llegada de la Navidad, las familias buscan cumplir con las ilusiones de los más pequeños. Así, las ofertas del Black Friday y Cyber Monday ya dieron el pistoletazo de salida a la carrera por encontrar el regalo perfecto, que desde hace unos años está muy centrado en dispositivos electrónicos como smartphones, tabletas o consolas.
Como padres, muchos de nosotros ya somos muy conscientes de que además de satisfacer los deseos de nuestros hijos, la digitalización es una herramienta crucial para su desarrollo integral, ya que les proporciona acceso al aprendizaje, fomenta su creatividad y facilita la conexión social, tal y como demuestran diversos estudios de Unicef. Así pues, la tecnología tiene el poder de transformar positivamente la vida de los menores, ayudándolos a ejercer sus derechos y a prepararse para un futuro en el que la digitalización será fundamental para su desarrollo personal y profesional.
Sin embargo, también somos conscientes de que esta conectividad, que les ofrece infinitas posibilidades de aprendizaje, ocio y socialización, también acarrea riesgos como la exposición a contenidos inapropiados, el ciberacoso o la adicción a las pantallas. Nos enfrentamos a un dilema, en fechas complicadas, ya que son muchas las cosas por hacer estos días, decisiones que tomar, los regalos que comprar, etc.
Por este motivo, pretendo con esta tribuna facilitar la vida a alguno de nosotros. La solución es la educación y la confianza en que se está trabajando colaborativamente entre gobiernos, la industria, organizaciones de protección infantil, y expertos legales en construir un entorno digital que sea seguro, accesible y beneficioso para todos.
En este contexto, la educación digital se ha convertido en un pilar esencial para garantizar que los menores se desenvuelvan en el mundo digital con seguridad y responsabilidad. No solo se trata de ofrecer dispositivos o plataformas seguras, sino de acompañar a los usuarios más jóvenes en su aprendizaje y en la creación de hábitos digitales saludables. Este es un desafío compartido por las familias, los educadores y las propias empresas tecnológicas.
Es importante recordar que la digitalización no es solo una cuestión de acceso a dispositivos o internet, sino de cómo gestionamos ese acceso. Los menores, a menudo, no tienen la madurez suficiente para comprender los riesgos asociados con su presencia en la red. Desde AMETIC abogamos por la necesidad de una alfabetización digital adecuada, que permita a los niños y adolescentes identificar los peligros, hacer un uso responsable de las plataformas y saber cómo reaccionar ante situaciones de riesgo, como el ciberacoso o la exposición a contenidos nocivos. Esta alfabetización digital debe empezar en casa, con el apoyo de los padres, y extenderse al entorno escolar y social.
Debemos entender que regalar un dispositivo no es suficiente. Acompañar este regalo con una educación que fomente el uso positivo y responsable de la tecnología es una responsabilidad que debemos asumir. Establecer normas claras sobre el uso de la tecnología, supervisar el contenido al que acceden y mantener un diálogo abierto sobre sus experiencias digitales son pasos fundamentales para garantizar su seguridad. Además, debemos incentivar el desarrollo de habilidades que les permitan discernir entre lo útil y lo dañino en Internet. Navegar con conciencia crítica es algo que nuestros hijos deben aprender, es importante que nos involucremos en la formación digital de nuestros hijos.
En la misma línea, las empresas tecnológicas tienen un papel relevante en la creación de un entorno digital más seguro. Desde el diseño de herramientas que prioricen la privacidad y seguridad de los menores hasta la implementación de sistemas de protección y control parental eficaces, el compromiso de la industria con la seguridad digital debe ser una prioridad. Por ello, la regulación es una pieza clave en este esfuerzo colectivo. Con esto, un marco normativo armonizado a nivel europeo, como el Reglamento de Servicios Digitales, es necesario para garantizar que los menores estén protegidos sin renunciar a los beneficios que la tecnología ofrece.
Así, la colaboración entre gobiernos, empresas, educadores y familias es esencial para crear un entorno digital seguro y enriquecedor. Esta Navidad, no solo regalemos tecnología, regalemos también conocimientos y habilidades para un uso seguro. Es un esfuerzo que nos involucra a todos, ya que la seguridad en el mundo digital de los menores no es solo una responsabilidad de las empresas tecnológicas, sino un compromiso colectivo de padres, educadores y toda la sociedad.
Espero haber ayudado un poco a resolver el dilema que como padres tenemos en estas fechas, y por ende facilitar el disfrute en estos días tan especiales.
Feliz Navidad.
*** Pilar Roch, directora general de AMETIC.