La postal de estos días no solo son las luces, los villancicos, las reuniones familiares… El consumo se asoma a estas fiestas como una avalancha. Regalos, cenas, comidas… Este escenario tradicional, sin embargo, lleva años experimentando una transformación radical, con el comercio electrónico como protagonista.
Por primera vez, España alcanza 30 millones de personas que compran online. Es un dato que conocemos a través del último informe del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (Ontsi) sobre compras online, que muestra un cambio de paradigma en los hábitos de las personas consumidoras.
En 2023, el comercio electrónico creció un 16%, y superó los 99.200 millones de euros. Todo esto demuestra el poder del canal digital y refleja un cambio profundo en los hábitos de compra, que la pandemia, sin duda, consolidó. La comodidad, el acceso a una mayor variedad de productos y ventajas, como el envío gratuito o las promociones exclusivas online, son factores clave que atraen en esta época del año.
Una época que tiene su antesala en el Black Friday y en el Ciber Monday. Las empresas han sabido capitalizar el interés de sus clientes, y ofrecen promociones que transforman noviembre en el inicio no oficial de las fiestas. Según datos de VISA, el volumen de transacciones durante esos días creció un 32% respecto al mismo periodo de 2023, y un 27% más en comparación con una semana normal.
Pero si bien el comercio online tiene muchas ventajas indiscutibles, también plantea preguntas importantes sobre cómo afecta nuestras tradiciones. Cada vez queda más lejos la planificación y el tiempo que suponía la compra de regalos navideños. Esta ha sido siempre la magia de la Navidad: paseos por mercados navideños, visitas a tiendas físicas decoradas… y el dilema de ¿qué elijo?
Hoy el trayecto se acorta cuando se reduce al click desde el sofá. La facilidad con la que se pueden adquirir productos a través de plataformas o marketplaces ha eliminado gran parte del esfuerzo, pero también parte del encanto. Según el informe del Ontsi, un 64,8% de quienes compran online lo hacen en estas plataformas, lo que las convierte en líderes indiscutibles del sector.
Esto plantea un desafío para los comercios tradicionales todo el año, pero especialmente en una temporada que solía ser clave para sus ventas. La adaptación al entorno digital es imprescindible para competir en igualdad de condiciones y no todos los negocios cuentan con los recursos necesarios para dar este salto. De ahí que se haga necesario que los negocios aprovechen todas las oportunidades que brinda la digitalización, incluido el cuidado por la ciberseguridad, dicho sea de paso.
Uno de los puntos más debatidos en torno al comercio online es su impacto ambiental. En principio, parece una opción más sostenible que las compras tradicionales, ya que reduce desplazamientos individuales y centraliza la logística. De hecho, según el informe de Ontsi, el 25% de quienes compran en línea lo hacen motivadas por la sostenibilidad. Sin embargo, el aumento de las compras navideñas online ha llevado a un incremento en los envíos y devoluciones, lo que puede generar una huella de carbono considerable.
El reto será encontrar un equilibrio. Las empresas deben apostar por la sostenibilidad y la personalización para ofrecer experiencias que combinen la eficiencia del comercio electrónico con el toque emocional de las tradiciones navideñas.
Por su parte, debemos realizar consumos responsables y ser muy conscientes de que el aumento del consumo online trae consigo un incremento en los desafíos de ciberseguridad. Los ciberdelincuentes aprovechan estos picos de actividad para lanzar ataques más sofisticados, poniendo en riesgo tanto a empresas como a las personas consumidoras. Es crucial estar alerta y tomar medidas preventivas para protegerse. La prevención y la vigilancia son clave para disfrutar de unas fiestas seguras y libres de preocupaciones.
En este final de año, mientras llenamos nuestros carritos virtuales, quizás sea el momento de recordar que la verdadera esencia de la Navidad no está en lo que compramos, sino en cómo compartimos con el resto. Al final del día, tanto el comercio electrónico como las tradiciones navideñas tienen un punto en común: conectar a las personas, ya sea a través de un click o de una sonrisa en un mercado navideño.
***Rosa Díaz es directora del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad.