
José Antonio Zamorano.
No puedo evitar quedar fascinado con la rapidez, coherencia y precisión con la que ChatGPT contesta a cuestiones complejas utilizando gran cantidad de fuentes. La inteligencia artificial se ha convertido en la herramienta tecnológica más revolucionaria, siendo infinitas sus aplicaciones en la gestión de personas.
Su uso en los procesos de reclutamiento de personas me plantea los siguientes interrogantes.
¿Será la IA capaz de seleccionar a los mejores candidatos? ¿Podrá replicar el talento deseado?
Actualmente las industrias con alta demanda de contratación y grandes volúmenes de candidatos aplican Sistemas de Seguimiento de Candidatos (ATS por sus siglas en inglés), utilizan algoritmos que mediante el uso de patrones de conducta previamente diseñados permite automatizar tareas de valor añadido reducido como el filtrado inicial de candidaturas. La tecnología es capaz de buscar y extraer datos de los candidatos en redes sociales y en otras fuentes que nos permiten conocer y contrastar aficiones, inquietudes, contactos, incluso es capaz de valorar competencias leyendo publicaciones de los postulantes.
La IA descarta a aquellos candidatos que no cumplen con los requerimientos académicos y técnicos, incluso da un paso más y cierra el paso a aquellos que no se ajustan a los patrones programados en la búsqueda de réplicas perfectas de nuestros mejores profesionales.
¿Se quedan buenos candidatos por el camino? Sin duda, muchos candidatos reciben asesoramiento sobre como adaptar el currículum y su perfil en redes con el único objetivo de vencer a la máquina en el primer round; otros muchos perfiles que no siguen una trayectoria profesional convencional o que no han sido optimizados pueden quedar fuera a pesar de ser altamente cualificados.
¿Son necesarios más procesos para elegir a los candidatos?
Damos paso al proceso más humano; es momento de analizar las emociones que nos provocan los candidatos. Antes de decidirnos a ficharles para nuestro equipo tenemos que verles jugar, debemos asegurarnos de que "la saben tocar", necesitamos ver como su talento se acompaña de competencias como la creatividad, el trabajo en equipo, la comunicación afectiva, la empatía, etc.
¿Cuáles son las habilidades que tienen más valor?
La inteligencia artificial está avanzando de forma inexorable, da la sensación de que las habilidades técnicas son el atajo perfecto para llegar al éxito profesional, nada más lejos de la realidad. A las máquinas les queda mucho camino para replicar la esencia misma de la humanidad. La IA puede identificar patrones y seguir instrucciones pero no llega a comprender emociones humanas con la profundidad con la que lo hacemos nosotros.
¿Llegarán las máquinas a tener sentimientos?
La IA podrá alimentarse exponencialmente de información que afinará su criterio, podrá incluir las habilidades blandas en su coctelera buscando simular humanismo pero las máquinas nunca podrán percibir y gestionar emociones.
¿Tiene futuro la relación humano-máquina?
Los responsables de recursos humanos tenemos que dejar muy clara nuestra posición en el terreno de juego, debemos entrenar duro las habilidades auténticamente humanas y dar cancha a las máquinas que sin duda aportan precisión y velocidad de gestión.
Durante diez años tuve la fortuna de seleccionar candidatos para un programa de becas de movilidad para estudiantes de excelencia. La aplicación de la tecnología actual habría sido de enorme utilidad, filtrar anualmente a más de 2000 jóvenes para 70 becas, analizar expedientes académicos ponderando la dificultad de los grados incluso valorando esa misma dificultad entre diferentes centros de formación para garantizar la competencia académica, ser capaz de analizar la renta familiar disponible en función de diferentes fuentes para preservar el carácter social de las mismas, incluso la IA podría analizar cartas de motivación y hacer una evaluación de su adecuación a las diferentes posiciones ofertadas.
La IA nos habría regalado un tiempo precioso para centrarnos en ver y valorar las habilidades blandas de los candidatos preseleccionados, habilidades fundamentales para garantizar el éxito de la experiencia y lograr un encaje perfecto con las entidades financiadoras que en algunos casos daban continuidad profesional a los candidatos seleccionados.
*** José Antonio Zamorano Molina es director Recursos Humanos y miembro de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (AEDRH).