Alai Blanco.

Alai Blanco.

Opinión Humanizando la tecnología

Vocaciones tecnológicas: más talleres, menos discursos

Alai Blanco
Publicada

Desde una temprana edad he tenido la oportunidad de asistir a gran cantidad de charlas y talleres de tecnología solo para niñas. No tengo ninguna duda de que los esfuerzos para fomentar el talento femenino en este campo se están haciendo pero, ¿por qué la realidad sigue siendo que las niñas parecen mostrar menos interés por la informática que sus compañeros varones?

Más allá del condicionamiento social y los perjuicios a los que nos podemos enfrentar en nuestra infancia y adolescencia, incluso desde las organizaciones y empresas interesadas en promover el sector entre las jóvenes se cometen errores que pueden marcar negativamente la percepción que tenemos del mundo STEM.

No una ni dos veces me encontré sentada en un anfiteatro durante una hora escuchando a alguna representante de empresa hablar sobre los porcentajes de mujeres en su tecnológica, porque era importantísimo que estudiásemos una ingeniería e intentando convencernos de ser las próximas becarias, sin explicar en ningún momento en qué consistía su trabajo, qué producía la compañía ni cómo lo hacía.

Este tipo de charlas, aunque bien intencionadas, nos desconectan de lo que realmente podría despertar nuestra curiosidad: el "qué" y el "cómo" de la tecnología. Lo que me habría motivado más, y lo que sé que puede motivar a cualquier niña, es ver de primera mano cómo la tecnología puede transformar ideas en proyectos tangibles, cómo puede ser creativa, divertida y, sobre todo, accesible. Solo así la tecnología dejará de ser un concepto lejano y se convertirá en una puerta abierta a un mundo de posibilidades.

Son los talleres que te enseñan, te permiten cacharrear, te hablan de proyectos reales y te dejan con ganas de más los que llevan a cualquiera a preguntarse: "¿Dónde puedo encontrar más de esto?". Es fácil dar una charla o una clase, pero inspirar y despertar curiosidad es otra historia. Lo que realmente marca la diferencia es mostrar que cualquier idea puede tomar forma con esfuerzo y un poco de investigación.

Para lograrlo, es fundamental presentar la tecnología como lo que realmente es: una herramienta creativa y divertida, no solo algo que se aprende por obligación o para usar de manera técnica. Muchas veces, a los niños se les enseña a consumir tecnología, pero no a jugar con ella, a experimentar y a descubrir que pueden ser creadores en lugar de solo usuarios. Desde programar su propio videojuego hasta construir un pequeño robot, la clave está en darles el espacio y ayudarles a explorar sin miedo a equivocarse.

Nunca deberíamos obligar a nadie a seguir un camino, pero sí podemos asegurarnos de que lo vean con claridad antes de elegir. No se trata de empujar a las niñas a llenar un cupo, sino de eliminar las malas hierbas que ocultan lo que muchas otras han recorrido antes que ellas, aunque no siempre las hayamos recordado como se merecen.

No podemos esperar que elijan la tecnología si ni siquiera saben que es una opción real para ellas. Nuestra labor es abrir puertas, ofrecer experiencias y permitir que descubran por sí mismas lo apasionante que puede ser este mundo. Y si alguna decide quedarse, será porque realmente ha encontrado ahí su lugar, no porque alguien la haya empujado a estar.

Ese es el verdadero sentido del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia que celebramos el 11 de febrero: no solo celebrar a las mujeres que ya están en la ciencia y la tecnología, sino también asegurarnos de que las futuras generaciones puedan imaginarse en esos lugares sin barreras ni imposiciones, solo con la certeza de que, si quieren, también pueden estar ahí.

*** Alai Blanco es directora y profesora de las actividades para jóvenes en IMMUNE Technology Institute.