La crisis sanitaria ha revelado que España necesita un modelo económico fuerte y sostenible. ¿En qué somos buenos? Tenemos sol y viento, también tecnología e investigación en renovables, además de empresas punteras en el sector. ¿Podría ser la energía verde uno de los pilares del sistema productivo del país? Podría, pero se necesitan cambios. El Desafío medioambiental ha sido el primer evento virtual de Tendencias I+D+i 2020 de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), donde seis expertos han analizado los retos y oportunidades en este ámbito.
“España es rica en recursos naturales y en espacio para ubicar instalaciones, además cuenta con una red de alta tensión mallada que permite la mejor integración de las energías renovables”, señala Natalia Fabra, investigadora en el grupo de Economía de la Energía de la UC3M. Nuestro país es el quinto en el ranking mundial de patentes en industria eólica y tiene compañías referentes globales en fotovoltaica. “El 65% del coste de un huerto solar se puede producir con productos diseñados y producidos en España”, añade la investigadora.
“Tenemos todos los elementos para ser un país líder en energías renovables, sin embargo, Alemania tiene instalada más potencia solar que nosotros”, advierte el CEO de la startup madrileña Drone Hopper, Pablo Flores. “¿Qué nos falta entonces?”, pregunta.
“Alemania hizo una apuesta muy grande por el autoconsumo durante la última década”, responde el COO de la empresa Rated Power, Miguel Ángel Torrero. “La regulación es importantísima, va a permitir que se consuma, se genere y se invierta en ese país”. Sin embargo, Torrero destaca que en España no se fomentó durante unos años.
“En los últimos ha empezado a haber otro boom, donde por lo menos se empiezan a generar proyectos de fotovoltaica”, explica. Torrero hace hincapié en que “ha vuelto” la inversión nacional y extranjera en renovables, pero sobre todo en las grandes plantas energéticas. “Todavía nos queda mucho por avanzar, sobre todo en autoconsumo”.
“Nos ha faltado política”, coincide Fabra. “Los cambios no se producen de forma espontánea, en España, durante la última década, ha habido un parón absoluto en inversiones en renovables, que explica la disparidad con Alemania”, manifiesta. “Ha sido una década perdida, ha habido falta de política y de convencimiento y ha sobrado regulación de la mala”.
“El sector eléctrico, después del bancario, es el más regulado del país”, recuerda el director de Medio Ambiente de Iberdrola, Emilio Tejedor. “Desde fuera, es fácil criticar lo que está pasando regulatoriamente, pero tiene mucha más enjundia de lo que parece”.
Sin embargo, coincide en que, durante los últimos años, el desarrollo de la energía solar se ha estado ralentizado, “motivado por políticas regulatorias no acertadas y desequilibrios profundos en el sector”.
“La fotovoltaica, a día de hoy, es una tecnología madura, con un sentido económico totalmente claro y eso va a promover que el desarrollo de grandes instalaciones se haga de manera continuada”, subraya. Tiene más dudas sobre el autoconsumo porque suele ser “más interesante hacer grandes instalaciones que miles de pequeñas”. “Cuando se hacen los números, las cosas cambian”, dice.
“La pregunta es cómo podemos conseguir que esta década no se pierda también”, destaca Fabra. “Necesitamos una nueva regulación que establezca una manera de retribuir a las renovables y que no sea en función del precio del mercado eléctrico porque si no, las renovables se canibalizan y esas inversiones no se van a producir, aunque exista la tecnología”, expone.
En este sentido, la investigadora de Economía de la Energía de la UC3M se muestra optimista con el Pacto Verde de la Unión Europea. “Nos está haciendo un favor para que España pueda aprovechar esta oportunidad”. También apunta que el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética ya incorpora algunos de los cambios necesarios, aunque tendrán que venir más a través de los desarrollos normativos de la ley.
“España va a ser un polo de atracción de las inversiones y tenemos que asegurar a través de política industrial inteligente que esas inversiones se traduzcan en un tejido industrial que nos permita consolidarnos”, afirma Fabra.
“Es evidente que España tiene muchísimo potencial”, añade el director de Medio Ambiente de Iberdrola. “Sería maravilloso que esa energía sobrante pudiéramos exportarla a Europa o al norte de África, pero exigiría una regulación paneuropea que fomentase la interconexión entre países”.
El rol del ciudadano
Pero no todo es cuestión de normativa. “También hace falta una concienciación social muy fuerte”, introduce Alberto García, investigador en el grupo de Polímeros y Composites de la UC3M. “Independientemente de promover políticas, el problema de raíz es que la sociedad no entiende que va a tener que rechazar algunas comodidades”.
Pone como ejemplo las reparaciones de los coches o los móviles. “Hoy, cuando se rompe algo, la respuesta general es adquirir un producto nuevo”, comenta.
Otro ejemplo de esta falta de concienciación son las mascarillas y guantes de plástico que la gente tira al suelo. En este sentido, la investigadora en el grupo de Tecnologías Apropiadas para el Desarrollo Sostenible de la UC3M Mónica Chinchilla recomienda utilizar mascarillas reutilizables. “Puedes usarlas más horas y lavarlas”, dice. “Son un ejemplo más de las cientos de decisiones que tomamos a la hora de comprar y que muchas veces no pensamos”.
Chinchilla también recuerda la relación entre las tecnologías renovables y la pobreza energética. La crisis de la Covid-19 ha obligado, por ejemplo a que muchas familias en el mundo hayan tenido que pasar de tener cocinas más avanzadas, como el gas, a volver a la leña, poniendo en riesgo su seguridad.
La investigadora de la UC3M apuesta por reactivar economías locales fomentando las renovables. "Cuando particularizas, se abren múltiples opciones", comenta. "Un medio local sostenible, por ejemplo, sería promover la generación de biogás con estiércol o usar el sol". En este sentido, destaca el poder de las cocinas solares, que en India y África ya están ganando popularidad.
Por su parte, Flores señala cómo nuevas tecnologías, como los drones, pueden aportar soluciones en el desafío medioambiental, en concreto, contra los incendios forestales. "España es una potencia en extinción de incendios, pero los medios aéreos que se utilizaban, aunque son magníficos, tienen sus limitaciones operacionales, un coste elevado y suponen un riesgo para el piloto", dice.
"Con los drones, esto se puede optimizar mucho y se pueden hacer las cosas más baratas, eficientes y precisas; sobre todo, nos permiten llegar antes a los incendios". Aunque no cree que sean un sustituto, sí defiende su incorporación al ecosistema de la extinción del fuego más dar una respuesta más rápida y segura.
es la primera de las 10 tendencias del 2020 analizadas por la UC3M, junto al equipo de INNOVADORES y con la colaboración de más de 50 investigadores de esta universidad. Según el vicegerente de Investigación y Transferencia de la UC3M, Carlos Blanco, no solo tienen un carácter tecnológico, "sino también social y, por tanto, de interés para el mercado empresarial". Durante los próximos meses se irán ampliando en nuevos eventos virtuales de Tendencias I+D+i 2020.