Robert Wolcott, "Rob" para los amigos, es un personaje peculiar. Es profesor de innovación y emprendimiento en las universidades de Northwestern y Chicago, pese a haberse licenciado en historia europea y china, es asesor del gobierno norteamericano, business angel de empresas como el crowfunding Indiegogo, Lumni (préstamos económicos a estudiantes), Page Vault (plataforma de acceso a documentación legal), Magic Bue (ciberseguridad) e incluso EXPO Chicago. Por no hablar de su labor al frente de Clareo, una consultora en transformación digital para empresas de alcance global. Muchos frentes abiertos, muchas visiones del ecosistema tecnológico a su entero y preciso alcance.
¿Y cuál es su principal reflexión? Que el rubicón digital ya está aquí, lo estamos cruzando a mucha mayor velocidad de la que cualquiera podría haber imaginado. "La mayoría de organizaciones ha adoptado un enfoque incremental con la transformación digital, especialmente en las industrias tradicionales. Se tenía la percepción de que esto era una conversación a largo plazo, de algo que sucedería en algún momento. Pero en los últimos tiempos, y la COVID-19 ha ayudado a eso, ha hecho que sea mucho más inmediato y disruptivo", explica Wolcott, quien recientemente ofreció una ponencia en ESIC. "En dos semanas hemos hecho un proceso de digitalización, de trabajo en remoto, mucho mayor al que se había hecho por los cauces en los que estábamos. Habríamos hecho un par de pilotos, trabajos de meses o años, y seguramente no funcionaría".
Pero, ¿por qué considera que este fenómeno es como atravesar el río Rubicón? "En primer lugar, porque no hay vuelta atrás. Ya hemos cruzado el río. Ahora lo que queda es seguir avanzando, con la flecha de la tecnología marcando el camino, como la 5G o la inteligencia artificial. En los próximos cinco años, veremos cómo algunos de nosotros nos ahogamos y, por supuesto, todos tendremos que redescubrir nuestro papel en este nuevo mundo", detalla el experto. "En muchos sentidos, esta revolución digital no es diferente de las revoluciones del pasado. Tiene características y contornos muy similares. Pero esa rapidez con la que estamos afrontándola sí es única en la historia. En el pasado, había un cambio tecnológico de cada vez y luego había diez años. Pero ahora apenas hay tiempo para asimilar las innovaciones y manejar las expectativas. Lo que hoy parece nuevo, en seis meses es ya una realidad extendida. Ahora son muchas las tecnologías exponenciales que se dan al mismo tiempo, colisionando al mismo tiempo, haciendo que el impacto sea muy diferente, tanto en ritmo como en profundidad".
Rob Wolcott es poseedor del conocimiento mayúsculo que da apoyar a grandes compañías y a prometedoras startups en estas lides: "Cada una de ellas tiene que jugar de forma distinta. La esencia de la estrategia de innovación es crear una cartera de opciones porque no sabemos hacia dónde va el futuro. Si soy una compañía de mil millones de dólares, puedo dedicar 10 millones a experimentar con distintas tecnologías. Pero si eres una startup esa ventana de oportunidad es más pequeña, tienes que ser rápido a la hora de escoger cuál es el camino a seguir y los cambios que se quieran hacer. No es sólo por el dinero: el recurso más limitado de una empresa es la atención que se presta desde la organización". En su opinión, "los emprendedores deben estar más enfocados, pero también deben ser mucho más ingeniosos, lo que puede conducirlos a nuevas ideas más rápidamente, esas que las grandes compañías no pueden ver o evitar".
Perspectiva dual en la que un polo necesita al otro, las ventajas que aporta su teórica némesis. Lo mismo que sucede en la arena geopolítica, por así denominarla. "El planeta es muy pequeño desde el punto de vista digital. Tenemos tres modelos de trabajo [EEUU, China y Europa] que se han materializado por separado en terrenos como la inteligencia artificial o la privacidad. Todos son complementarios, todos aportan una dinámica competitiva. Y no sabemos qué enfoque se implementará al final. Ahora es China la que es más flexible en el uso de datos y eso le puede aportar un extra en la carrera, pero no podemos olvidar que en el pasado ha sido Estados Unidos el que ha impuesto sus estándares y principios, por ejemplo en telecomunicaciones. En el fondo, todos ganamos o perdemos juntos", concluye Wolcott.