La batalla por liderar el proceso de revolución digital en el que se encuentra inmerso el mundo tiene dos grandes protagonistas, Estados Unidos y China, y un espectador invitado, Europa. El Viejo Continente carece de un número de relevante de empresas digitales y ejerce un papel más de consumidor que de productor de tecnología.
Un escenario que queda reflejado en un informe publicado este verano por el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y que confirma esta realidad de sobre conocida: Europa va a la zaga de Estados Unidos no solo en la creación de tecnologías digitales, sino también en la adopción de las ya existentes.
En concreto, el 'Índice de digitalización corporativa 2020/2021' del BEI señala que en 2020 el 37% de las empresas europeas aún no había adoptado ninguna tecnología digital avanzada, frente al 27% de las compañías de Estados Unidos que sí han dado ya este paso fundamental en el actual entorno digital.
Y este fracaso en la adopción de las tecnologías digitales más recientes tiene sus consecuencias en la competitividad de las empresas europeas. De hecho, el BEI subraya que las empresas que han implementado tecnologías digitales avanzadas tienden a tener un mejor desempeño que las empresas no digitales.
"Además de innovar más, también invierten más, tienen mejores prácticas de gestión, crecen más rápido y crean empleos mejor remunerados", incide la organización, quien añade que también tienden a exportar más bienes y servicios y son más rentables.
No todos los países son iguales
Por otro lado, el índice constata otra realidad de la digitalización en Europa: la divergencia que existe entre los distintos países a la hora de abordar este proceso. De hecho, aunque el Viejo Continente no logró alcanzar a Estados Unidos durante un año marcado por las medidas de confinamiento para frenar la expansión de la covid-19, varias economías sí que se comportaron mejor que la estadounidense.
En concreto, el informe del Banco Europeo de Inversiones (BEI) apunta que ocho países superaron el pasado año a Estados Unidos en cuanto al nivel de digitalización de sus empresas: España, Portugal, Bélgica, Suecia, Finlandia, Países Bajos y Dinamarca.
En general, el índice apunta que el porcentaje de empresas digitales tanto en la UE como en Estados Unidos mejoró en el último año: en 2020 el 63% de las compañías de la Unión Europea había implementado una tecnología digital, comparado con el 73% de EE. UU..
Sin embargo, la UE no está logrando cerrar la brecha digital que existe con el país norteamericano. "Las empresas europeas implementan tecnologías de internet de las cosas (IoT) con menos frecuencia y están rezagadas en el sector de la construcción en particular. Además, las empresas de la UE tienden a percibir la infraestructura digital como un obstáculo importante para la inversión con mayor frecuencia", incide el informe.
Las pymes, el punto débil en el proceso de digitalización
Un punto especialmente débil de Europa en su transformación digital está en el tamaño del tejido productivo, ya que en el Viejo Continente las empresas tienden a ser más pequeñas que en Estados Unidos.
Aunque por defecto las compañías más pequeñas suelen tener tasas más bajas de adopción digital que las grandes, el BEI alerta de que el nivel de adopción de empresas con menos de 50 empleados es "particularmente bajo" en Europa. "La brecha digital de la UE con EE. UU. es particularmente grave en las empresas más pequeñas, con menos de 50 empleados", advierte.
En concreto, en la UE el 60% de las microempresas (de cinco a nueve empleados) no ha implementado todavía ninguna tecnología digital, mientras que el 75% de compañías con más de 250 trabajadores son ya digitales. Además, el informe constata que la relación ente el tamaño y la adopción digital es común a todos los sectores.
"Es una pena, porque las microempresas y las pequeñas y medianas empresas son la columna vertebral de la economía europea. Representan el 99% de todas las empresas y más de dos tercios del empleo en la Unión Europea, en comparación con algo más del 40% del empleo en los Estados Unidos", incide.
Entre los motivos que provocan que esta lenta adopción de soluciones y servicios digitales en el Viejo Continente existe uno clave: la falta de un conjunto adecuado de habilidades para adoptar estas nuevas tecnologías dentro de estas compañías.
Asimismo, el informe añade que, aunque la falta de acceso a la financiación no es un impedimento importante para la inversión en la Unión Europea, sí puede ser un obstáculo para la adopción de tecnologías digitales por parte de las empresas más pequeñas.
Digitalización y cambio climático
Por otro lado, el informe también destaca que las compañías digitales invierten más en abordar la transición energética y los riesgos físicos del cambio climático. De hecho, es en la unión entre las economías verdes y las digitales en el único aspecto en el que sobresalen las empresas europeas respecto a sus pares estadounidenses a la hora de adoptar y crear nuevas tecnologías.
En concreto, un 32% de las empresas de la UE están invirtiendo al mismo tiempo tanto en su proceso de digitalización como en la lucha contra el impacto del cambio climático, frente al 28% de las compañías estadounidenses.
De hecho, el porcentaje de compañías que sí inviertan en soluciones y medidas para abordar el impacto del cambio climático, pero no en digitalización, es del 14% en Europa, lo que representa casi tres veces más que en Estados Unidos (5%).
En este contexto, el vicepresidente del BEI, Ricardo Mourinho Félix, recuerda que la pandemia nos ha mostrado las ventajas de ser digital, de ahí la necesidad de preocuparse por la lenta digitalización de las empresas de la UE. "La brecha con Estados Unidos no solo pone en peligro nuestra competitividad a largo plazo. Un sector digital europeo débil también significa que no nos apropiaremos de nuestros datos", advierte.
Por su parte, la economista jefe del BEI, Debora Revoltella, señala que para acelerar el ritmo de digitalización es necesario poner el foco en tres elementos: un ecosistema propicio, incluida la disponibilidad de habilidades digitales; un apoyo financiero adecuado para la inversión y una visión europea para contrarrestar los desequilibrios digitales que existen dentro de la propia unión. "Europa debe convertirlo en una prioridad", asevera.
Asimismo, añade que además de instrumentos financieros más diversificados, hay que seguir trabajando en un entorno de mercado de la UE que funcione bien, sea competitivo e integrado con el fin de que lleve a las empresas a invertir más en las tecnologías digitales más avanzadas. También ve necesario revisar las regulaciones que evitan que las empresas crezcan y alcancen el tamaño necesario para la adopción exitosa de tecnologías digitales dentro de sus negocios.