El Comité de Alto Nivel de Naciones Unidas sobre Inteligencia Artificial ha presentado hoy su informe final, 'Gobernar la IA para la Humanidad', en el que se establece una suerte de hoja de ruta para regular esta tecnología a escala global. Un documento muy esperado y que llega justo en el día en que las grandes tecnológicas firman una carta criticando la única ley existente hasta el momento, la europea AI Act.
El texto de este comité, copresidido por la española Carme Artigas, propone una serie de recomendaciones para cerrar las brechas actuales en la gobernanza de esta tecnología y asegura que su enfoque refleja las aspiraciones de la humanidad en torno a la IA.
"Hay toda una reflexión que hasta ahora no se ha hecho y es el momento de pararse a pensar cómo queremos que las cosas sean; esto no es inevitable, no somos agentes pasivos y no debemos aceptar que unas determinadas empresas decidan el futuro del mundo. Ni tampoco podemos dejar la IA en manos de Gobiernos sin control. De hecho, la AI Act, donde he participado activamente en su conformación, pone más controles a los Gobiernos que a las empresas, a las que pide transparencia, pero a los gobiernos se les exponen los usos prohibidos", explica Carme Artigas a DISRUPTORES-EL ESPAÑOL en San Francisco, donde participa en varios paneles sobre regulación en IA durante el evento Dreamforce 2024.
La primera crítica de este informe tiene que ver con la falta de un marco global inclusivo que regule la IA. Actualmente, solo siete de los 193 Estados miembros de la ONU han participado en iniciativas internacionales de gobernanza de IA, mientras que 118, principalmente en el Sur Global, están completamente ausentes del debate. La hegemonía en el desarrollo de la IA, que se concentra en manos de un puñado de empresas multinacionales en un reducido número de países, deja a la mayoría de la población mundial sin voz en decisiones cruciales, añaden los autores del texto.
Por ello, este comité insta a la ONU a liderar la creación de la primera arquitectura global distribuida para la gobernanza de la IA, basada en la cooperación internacional. En concreto, se propone la creación de una pequeña oficina especializada dentro de la secretaría de la ONU y un panel científico internacional sobre esta tecnología, con expertos imparciales, que pueda reducir las asimetrías informativas entre los laboratorios de IA y el resto del mundo.
También se anima a que haya reuniones intergubernamentales sobre el futuro de la IA, coordinadas por Naciones Unidas, así como espacios para trabajar en el intercambio de estándares y reglas de interoperabilidad entre los distintos sistemas de inteligencia artificial, junto a un marco global de datos sobre IA.
Para ayudar al despliegue de esta innovación en todos los países, especialmente en aquellos con menos capacidades económicas, el documento propone asimismo la creación de una red global de desarrollo de capacidades en IA y un fondo económico destinado a este mismo tema.
"Estamos a tiempo de hacer las cosas bien, pero hemos de ser conscientes de que sólo podemos hacer las cosas bien a la primera. Si no lo hacemos bien a la primera, no habrá segunda vuelta para corregir los impactos. La gobernanza no es un inhibidor de la innovación, sino deber verse como el gran catalizador de oportunidades. Y la realidad es que lo que va a hacer distinto a una compañía de otra no es el modelo que utilice, sino cómo lo está aplicando, cuáles son las oportunidades de negocio y, para eso, necesitamos que las empresas, grandes y pequeñas lo adopten. Y la adopción depende de la confianza, donde entra la importancia de un marco normativo", añade Artigas.
Para llegar a estas conclusiones, el Comité de Alto Nivel de Naciones Unidas sobre Inteligencia Artificial ha reunido las opiniones de 2.000 expertos de todo el mundo y ha revisado más de 250 presentaciones escritas de 150 organizaciones y 100 individuos distintos.