Los españoles creemos que aún necesitamos más inversión en I+D+i aun habiendo vivido meses de importantes cambios tecnológicos que, a su vez, han llevado a muchos organismos y empresas a realizar importantes dispendios económicos en este sentido.
Es muy sintomático señalar que esta percepción la tienen ocho de cada diez ciudadanos. O sea, casi todos. También es muy revelador que el porcentaje es casi idéntico al del año anterior a la Covid-19, cuando no había tanto teletrabajo, cuando la revolución tecnológica no se había vuelto tan crucial ante nuestros ojos como en 2020.
Esta es una de las cifras más llamativas de la cuarta Encuesta Cotec de la Percepción Social de la Innovación, presentada este viernes en Logroño (La Rioja). La encuesta la presentaron la presidenta y el director de Economía de la Fundación Cotec, Cristina Garmendia y Aleix Pons; y la directora general y el coordinador de Sigma Dos, Rosa Díaz y César González.
Uno de los apartados del estudio trata precisamente de 10 tendencias de percepción que no han cambiado entre 2020 y 2019 pese a la irrupción de la pandemia y la obligada necesidad -empresarial y social- de subirnos al carro de la innovación.
Uno de las cifras que se mantiene inmóvil es la ya remarcada de que el 80% de los ciudadanos creen que nuestro país necesita más gasto en innovación. Pero hay más.
Foco de desigualdad social
El 70% de la población sigue creyendo que las leyes no favorecen la innovación y que el sistema educativo no da respuesta al tipo de empleo que demanda la sociedad del futuro.
En esta línea, la presidenta de la Fundación Cotec, Cristina Garmendia, afirmó durante la presentación que "la pandemia ha puesto en evidencia un modelo condicionado por el territorio donde vives, la educación que recibes o los recursos que tienes. Para solucionar esto hace falta crítica constructiva y diálogo. Estamos despertando de un sueño delirante y es un mundo nuevo".
Otro dato para la reflexión: más de la mitad de la población (el 56%) sigue creyendo que el cambio tecnológico es un foco de desigualdad social.
Otra percepción que apenas cambia pese a la pandemia es la que tiene que ver con la influencia del empleo en el mercado de trabajo.
La Covid y los cambios disruptores de determinados sistemas de trabajo no han evitado que el 60% de los encuestados siga pensando que la tecnología solo afectará en el futuro a trabajos rutinarios.
Entre estas situaciones que apenas han cambiado pese a la Covid, y precisamente en una semana en la que se ha celebrado el Día Internacional de la Mujer, también destaca la percepción de la doble brecha, la digital y la de género.
Baja autoestima digital de la mujer
Pues bien, tanto antes de la Covid como ahora, la mitad de ciudadanos cree que la tecnología será fundamental para reducir la brecha de género. Ahora bien, hay un pequeño problema, según el estudio: las mujeres siguen adoleciendo de cierta autoestima, ya que hasta el 40% de ciudadanas siguen considerándose a sí mismas menos capaces para competir en el futuro mercado de trabajo automatizado.
El de la baja autoestima en innovación o tecnología es otro problema común a toda la sociedad que se deriva de los resultados de esta encuesta. Sirvan estos ejemplos.
La mayoría de los españoles (66%) cree que la sociedad no se está preparando bien para ese futuro tecnológico. Al menos, en este caso, la Covid sí que ha servido para algo, ya que esta percepción negativa retrocedió con la pandemia 13 puntos porcentuales (en 2019 eran el 79%).
¿Por qué confiamos menos en nosotros mismos? Otro dato: el 64,4% de la población activa se sentía preparada para el cambio tecnológico en 2019, pero en 2020, el porcentaje de confianza ha bajado al 59,6%. Esta bajada de autoestima llama la atención teniendo en cuenta que casi de manera obligatoria los trabajadores hemos tenido que lanzarnos al mundo tecnológico este año.
Por regiones, Galicia (con un 44% de población activa que no se siente preparada) y Madrid (con un 31%) son dos polos opuestos en cuanto autoestima.
Por cierto, Madrid, Cataluña y País Vasco son las tres únicas regiones (del total de 17) cuyos ciudadanos creen que sus territorios llevan la delantera nacional en innovación. En el lado opuesto, los ciudadanos de Andalucía, Extremadura, Castilla y León, Cantabria, Asturias, Castilla-La Mancha, Murcia y Canarias sienten que sus regiones están a la cola, pese a que en estas comunidades autónomas se llevan a cabo interesantes proyectos disruptivos.
¿A la cola europea?
Los encuestados de Galicia, Comunidad Valenciana, Baleares, La Rioja, Navarra y Aragón sienten que sus territorios tienen un nivel de implantación de políticas innovadoras similar al de la media nacional.
Como país y respecto a nuestros socios europeos, no es que andemos sobrados de autoestima, más bien todo lo contrario.
Y es que, por primera vez desde que se realiza esta encuesta, ya hay más ciudadanos (la mitad concretamente) que sitúan a España dentro del grupo de países menos avanzados de la UE en materia de innovación que en la media (el 44%), tal y como ha venido sucediendo hasta 2019.
Conviene decir en este punto que, según los datos publicados por la Comisión Europea en el informe 'European Innovation Scoreboard 2020', España se sitúa en el puesto 14 de la lista de 27 de países con mayor flujo de innovación de Europa, y que incluso mejora cuatro posiciones respecto al año anterior.
Es decir, que, como diría aquel, "no estamos tan mal", pese a que la percepción que tengamos de forma mayoritaria según la encuesta es que estamos a la cola.
Es justo resaltar que, al menos, el 77% de la población considera que la innovación es positiva, un dato que mejora en cuatro puntos al de 2019.
Impacto en entornos rurales
Uno de estos impactos positivos es el que se puede producir en el entorno rural. Al menos, así lo consideran más de la mitad de los ciudadanos, con un pico positivo del 59% en ciudades grandes y un 52% de confianza en los pueblos de menos de 2.000 habitantes.
La excepción territorial que toda regla debe tener es la que se da en Castilla y León. Con territorios como Zamora luchando sin descanso contra la despoblación, la región castellanoleonesa es la única de España donde hay más ciudadanos que creen que la innovación no servirá para desarrollar el mundo rural (52,5%) que los que creen que sí.
La encuesta, como no podía ser de otra manera, ofrece datos sobre teletrabajo, conciliación familiar, etc. que son coincidentes con la tendencia que se había apuntado durante los últimos meses en otros informes.
Por ejemplo, el estudio advierte datos como que el teletrabajo ha crecido del 7% al 18% en un año en la población que trabaja por cuenta ajena, que los teletrabajadores dicen que no baja la productividad (78%) o que mejora la conciliación (62%).
Pero el trabajo de Cotec y Sigma Dos hace especial hincapié en un aspecto crucial de cara al futuro: ¿cómo percibimos la sustitución de empleos por trabajos automatizados?
La mayoría de los españoles son optimistas. El 50,2% cree que el cambio tecnológico será capaz de reemplazar los puestos de trabajo que destruya con la creación de otros nuevos (en 2019 lo pensaba el 48%).
Es la primera vez que existe esta percepción mayoritaria desde 2017. Los desempleados, los estudiantes y los residentes en municipios de menos de 2.000 habitantes son los tres únicos colectivos (de 37) en los que esta visión sobre tecnología y empleo ha empeorado.
Por regiones, las más industrializadas son las más optimistas al respecto: Madrid, Cataluña, Andalucía, País Vasco, La Rioja, Navarra y Aragón. Pero sigue habiendo más comunidades autónomas que creen que la automatización eliminará más puestos de trabajo que los que creará.
¿Y el futuro a 15 años? Quizá aquí el optimismo vaya disminuyendo. Según la encuesta, el 70% de la población sigue pensando que el cambio tecnológico va a suponer la desaparición de un volumen importante de puestos de trabajo en los próximos 15 años.
Sin embargo, al menos la mitad de los ocupados sigue creyendo cree que su propio puesto de trabajo no será automatizado de ninguna manera.
En definitiva, la automatización y su posible impacto negativo en el mercado laboral es un debate siempre abierto y cuyos resultados de la percepción en la ciudadanía no ofrece ni garantías para los optimistas, ni esperanza para los más ilusos.
En este sentido, la directora general de Sigma Dos, Rosa Díaz, quiso remarcar que "el miedo a que la automatización elimine puestos de trabajo convive con otras cuestiones como las oportunidades que nos ofrecen las TIC".
La Rioja, punta de lanza
Por último, conviene resaltar que para esta edición de la encuesta se ha ampliado la muestra de manera significativa (de 2.400 entrevistas en 2019 a 7.251 en 2020). De esta forma se consigue, por primera vez, representatividad de los resultados también a nivel autonómico.
Y ese detalle ha arrojado una conclusión: La Rioja, cuya presidenta, Concha Andreu, ejerció de anfitriona, es el territorio con más percepciones positivas de la innovación (84%), once puntos porcentuales por encima de Extremadura, cuyos ciudadanos tienen la visión menos favorable (73%).
En términos generales, las opiniones menos favorables se observan en el sur del país y en los territorios insulares.
La presidenta riojana admitió en su discurso que "la innovación multiplica sus beneficios cuando la ponemos al servicio del interés general y de las necesidades reales de las personas".