Francisco Marín asegura que España se puede permitir mantener la inversión en I+D tras los fondos europeos
El Premio Nacional de Innovación 2020 incide en la importancia de crear ecosistema para mejorar la transferencia del conocimiento al mercado y pide más incentivos para la carrera científica y la innovación en la empresa.
2 julio, 2021 01:15Noticias relacionadas
Francisco Marín lleva más de cuarenta años trabajando por impulsar la innovación tecnológica en España y colocar al país en la posición de liderazgo que debería ocupar en el campo del I+D+i. Una máxima que le ha acompañado tanto en sus primeros 30 años en la empresa privada, como en su posterior paso por el sector público y el de la consultoría y el venture capital.
Un incansable trabajo que acaba de ser reconocido con el Premio Nacional de Innovación 2020 en la modalidad de 'Trayectoria Innovadora', galardón que recibió de la mano de los Reyes de España, don Felipe y doña Letizia, en un acto celebrado en Granada a primeros del mes de junio.
El premio destaca su amplia trayectoria en todas las facetas y ámbitos del ciclo de la innovación, su decidida apuesta tanto en el plano público como en el privado por la inversión en I+D+I y la consolidación de empresas innovadoras. "En definitiva, por haber liderado, cuando era tremendamente complicado en España, la arriesgada batalla de la innovación", resalta el galardón.
En una entrevista con D+I, Marín reconoce que, pese a la ilusión que le hace, este reconocimiento es una especie de paradoja, ya que los premiados suelen ser personas que llegan a tener éxito en su carrera y él no puede estar contento porque en España "la innovación no es precisamente un caso de éxito".
Pero como bien dice el nombre del premio, este es un reconocimiento a la trayectoria, no a la llegada, y pocas personas tienen en España una carrera tan dilatada como la Francisco Marín en el campo de la I+D+i y pocas se han esforzado como él para visibilizar la importancia que tiene para un país contar con un buen sistema innovador.
¿Y cuál es la razón por la que España, y Europa en general, no está en una buena posición innovadora? Según Marín, esto se debe a otra paradoja: Europa es un continente en el que se hace un porcentaje "altísimo" de la ciencia avanzada (se estima que el 35% de las deep techs salen del Viejo Continente), pero en el que no se ha sabido transferir este conocimiento al mercado.
Y esta brecha es aún mayor en el caso de España, que se encuentra en torno a la décima posición entre todos los países del mundo en cuanto a publicaciones científicas, pero está por debajo del puesto treinta en lo que se refiere a los índices de innovación.
Ecosistema, la palabra clave
Un problema que Europa ya está intentando solucionar con los últimos programas Marco, pero que supone un reto enorme y en el que todavía queda mucho trabajo por hacer. La clave, según Marín, está en crear ecosistema, una palabra que repite muchas veces a lo largo de la entrevista y que es clave para hacer innovación en el futuro.
En este sentido, incide en que se trata de encontrar soluciones que conecten a todos los actores implicados: científicos, empresas, parques tecnológicos, etc. En su opinión, en España no se ha motivado que los investigadores colaboren con las empresas, que son los instrumentos que llevan la ciencia del mercado, y éstas no han reconocido a los investigadores como los encargados de generar parte del conocimiento que necesitan.
Para crear ese necesario ecosistema, lo primero que hay que hacer es crear motivación en el científico para que colabore con la empresa, lo que pasa por dejar que sus carreras estén únicamente ligadas a las publicaciones y darle incentivos y motivaciones para que encuentre en las empresas la forma de llevar a la ciudadanía su investigación.
En este sentido, agrega que no se trata de que el científico se convierta empresario, ya que son dos personalidades "muy distintas", sino de que siga siendo científico y encuentre motivación en colaborar. Así, incide en que la curiosidad que está detrás de la ciencia es el motor del mundo y sin ella no habría de innovación, pero no vale solo con eso.
Por su parte, al empresario también hay que darle motivaciones "muy obvias", lo que en su opinión pasa por mejoras en la fiscalidad y en las deducciones. En este sentido, pone el ejemplo de lo que ya está haciendo el País Vasco, donde se incentivan los desarrollos hechos de forma conjunta universidades mediante deducciones fiscales.
Por ello, insta al resto de administraciones a que apuesten por beneficios fiscales que incentiven la I+D+i en el mundo empresarial, ya que es un mecanismo que los empresarios ven que tienen impacto en su cuenta de resultados, así como que logren que el mundo del capital también invierta en innovación.
Asimismo, Marín, que actualmente es presidente del consejo asesor de Ayming, destaca la importancia que tienen algunos elementos de ecosistema que son capaces de conectar a ambas partes. Así, consultoras, centros tecnológicos, proveedores de venture capital, generadores de patentes o parques tecnológicos se han convertido en "elementos imprescindibles" para hacer que esos dos mundos que están muy separados se conecten.
En este sentido, incide en especial en que las consultoras pueden desempeñar un papel clave a la hora de ayudar a las pequeñas y medianas empresas (pymes) a acceder a la innovación, ya que muchas veces carecen de los profesionales y los conocimientos necesarios para ello.
Papel de la Administración pública
Asimismo, Marín también remarca el papel que desempeña la Administración pública, que en vez de generar barreras y dificultades como ocurre a veces, tiene que dar facilidades al ecosistema. Así, achaca esta falto de apoyo de la administración a que España es un país "joven e inmaduro" en estas cosas como consecuencia de su decisión de no montarse en el tren de la revolución industrial.
En este sentido, admite que ahora es "moderadamente optimista" sobre el futuro de la innovación en España, donde asegura existe "materia prima", pero todavía hay un problema de contexto". Por ejemplo, apunta que apostar por la innovación es mucho más que incrementar la ratio de inversión en I+D+i respecto al PIB.
Así, detalla que es imprescindible asignar recursos a la innovación, pero si solo se hace eso y no se cuida el resto de aspectos del ecosistema no será suficiente. Así, añade que, haciendo un símil con la agricultura, eso sería como sembrar el territorio, pero no cuidarlo.
Y, según Marín, en el campo de la innovación cuidar el territorio es tener investigadores motivados, bien pagados ("no puede ser que un investigador cobre 800 euros") y con currículo profesional relevante, así como empresas que puedan tener oportunidades de desarrollo en el territorio.
Fondos europeos y reformas
El que fuera presidente del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) entre 2015 y 2018 señala que actualmente contamos con la ayuda de los fondos Next Generation para dar ese salto. Además, añadió que un aspecto fundamental es que esas inversiones deben ir a destinar a reformas que buscan lograr la necesaria transformación del país.
Estas inversiones ya se están notando en los Presupuestos Generales del Estado (PGE), que este año destinarán unos 15.000 millones de euros a innovación, una cifra que tampoco supone tanto dinero en comparación con otros centros de gastos pero que llama la atención porque se partía de una situación en la que se dedicaban muy pocos recursos a esta partida.
Por ello, defiende que "no es imposible, ni mucho menos", que España se permita mantener ese nivel de inversión después de los fondos europeos. Y es que, además, resalta que si esta inversión se realiza correctamente, la propia generación riqueza que genera "da más que suficiente para mantener esa apuesta"
En este sentido, afirma que él está entre las personas que dicen "alto y claro" que no cabe entender que esto sea un periodo excepcional, sino que debe servir para situar a España en las cifras medias de los países de la Comisión Europea (CE). Algo que es posible con el nivel de productividad y de generación de riqueza del país en el momento en que se considere que las inversiones en I+D+i son una apuesta de futuro.
Marín se muestra esperanzado porque a las distintas Manifestaciones de Interés puestas en marcha por los Gobiernos se han presentado "propuestas magníficas de proyectos". Y este se debe, en su opinión, a que el tejido empresarial español ha cambiado muchísimo en los últimos años y está muy motivado, muy preparado y con la vista puesta hacia fuera.
Ahora lo que es necesario es un buen mecanismo para gestionar esas propuestas y hacer que se ejecuten acorde a las reglas que ha fijado Bruselas. Así, lamenta que el Gobierno no haya aceptado la propuesta del sector de crear agencias especializadas para gestionar esos fondos y muestra cierta preocupación por la capacidad de la Administración española para gestionar esto.
Mecanismos de cooperación
Sin embargo, tiene confianza en que todavía estamos a tiempo de generar mecanismos público-privados de cooperación para la cogobernanza de esos fondos. Y es que si por cada euro de inversión pública, el sector privado tiene que poner cuatro o cinco, éste tiene que tener confianza en que esos fondos van a estar bien gestionados.
Respecto a la recién presentada Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación, Marín ha celebrado que vea estos tres factores de forma conjunta, pero echa de menos que el texto, escrito antes de la pandemia de la covid-19, no se haya reescrito para recoger los cambios generados por el coronavirus cuando su vigencia está prevista hasta 2027.
Además, defiende de la innovación debe ser totalmente abierta y no restringirse a un ministerio, sino que esté absolutamente dispersa en todos los organismos a todos los niveles de la administración. "Tenemos que convertirnos en una sociedad que entienda que su futuro depende muchísimo de que apueste en el presente por la I+D+i", advierte.
Asimismo, incide en que el sector necesita largo plazo, ya que una de las características de la I+D+i es que no es algo de hoy para mañana, y es clave "la estabilidad". De ahí la importancia de reformar la carrera científica para proporcionar tranquilidad al investigador, lo que requiere darle continuidad, algo que es "sencillamente regulatorio", y pagarle mejor, algo que es "sencillamente presupuestario".