Juan C. Cigudosa (secretario de Estado de Innovación): "Los gobiernos regionales deberían tener Consejería de Talento"
El número 2 de la ciencia y de la innovación en España admite que el Gobierno está "obsesionado" con la "transferencia de conocimiento" y además "ligada al territorio".
24 junio, 2024 02:35Tras unos años muy fructíferos al frente de la Consejería de Universidad, Innovación y Transformación Digital de Navarra, Juan Cruz Cigudosa recibió primero un rumor y luego una llamada. Casi sin darse cuenta, pasó a ocupar un despacho en la cuarta planta del Paseo de la Castellana, 162, como secretario de Estado de Ciencia e Innovación del Ministerio homónimo que dirige Diana Morant.
Allí recibe a DISRUPTORES para hacer balance de sus primeros seis meses al frente de este departamento y para reflexionar sobre algo que le apasiona: la innovación y la investigación.
Algo habrán influido sus logros en Navarra para convertirse en secretario de Estado…
Yo creo que desde el Gobierno central se miraba lo que creamos con la Consejería de Navarra como un ejemplo. No para trasladarlo al 100%, pero sí que era un poco el experimento de volver a juntar la parte de fuente del conocimiento con centros de investigación, con centros tecnológicos y con empresas.
Y en ese sentido creo que la gran parte del éxito que conseguimos en Navarra fue ese. Claro, el tamaño de Navarra es más fácil para lograrlo. Pero, al final, el salto que dio Navarra fue de 44 puestos en cuatro años en el ranking del Regional Innovation Scoreboard, de 44 puestos en cuatro años. Fue potente.
Otra cosa fue que los recursos de ejecución iban muy bien, porque ordenamos el sistema en diferentes tipologías de agentes de innovación y por lo tanto pudimos acercar a cada uno un poco de las convocatorias y la financiación que se acomodaba más, a veces una mezcla de crédito y subvención, otras subvenciones...
¿No se lo esperaba el nombramiento?
Sí que es cierto que la ministra me conocía porque, por ejemplo, en los planes complementarios el papel que tuvo Navarra fue importante. Por ejemplo, yo creo que desde el Ministerio estaban conociendo que concretamente el plan de agroalimentación iba como un tiro. Va como un tiro, ha llegado mucho a las empresas, hay un montón de cultura de innovación, hay un hub de innovación de verdad muy potente... La ministra conocía ese contexto. Pero no teníamos otra referencia.
A estas alturas de mi vida profesional me atrajo el reto, porque como he visto que en el modelo territorial de una autonomía hay muchísimo espacio de trabajo para mejorar, era importante traer también al modelo tradicional esta microvisión.
También es cierto que en muchas comunidades autónomas han dejado de existir las consejerías de Ciencia. Se han metido en otros sacos y, desde mi perspectiva, no es una opción buena desde el punto de vista estratégico.
Si creemos que en nuestro país podemos competir para mejorar la competitividad de nuestras empresas con bajadas de costes, vamos muy mal. En este país sólo se compite por talento. Y yo creo que los gobiernos autonómicos deberían destinar una consejería focalizada en el talento porque si no... Y de esas todavía no se ha visto ninguna.
¿Qué balance hace de estos primeros seis meses?
Tengo que decir que me he encontrado muchas cosas en marcha y que la sintonía para esta legislatura con la ministra está siendo total. Porque la ministra está preocupada, como yo también comparto, por el hecho de que en España seguimos siendo el país que está en el top 10 de producción científica y no llegamos al top 30 de innovación. Y ese salto entre la producción científica de excelencia que hacemos y la innovación es un salto que hay que cubrir.
Nuestra apuesta como Ministerio está claramente ligada a la transferencia. Lo que falta es transferencia de todo tipo: de la universidad a un centro tecnológico, del centro tecnológico a otro centro tecnológico, del centro tecnológico a las empresas.
Y ese es el camino que tenemos que recorrer. Primero hemos dado cuerpo al Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación, que lo presentamos precisamente en Navarra. En él desterramos de una vez para siempre, creo, la idea, el concepto secuencial de que primero va la investigación, luego el desarrollo y luego la innovación. Pasamos a una concepción absolutamente matricial con líneas verticales y horizontales y en esos nudos es donde nos encontraremos todos.
De hecho, las acciones que estamos buscando específicamente van a buscar nudos, nudos de talento que se unan con transferencia. Es decir, hay que buscar una percepción distinta. Hoy en día la innovación es un territorio común y más que nunca es una forma de vivir, es una forma de interpretar la vida, las señales que nos da y cómo cambiarla.
Nuestra experiencia, por lo menos la nuestra en Navarra, es que hay sectores -industria, energías renovables, movilidad, agroalimentación- que son conscientes de lo que pueden o no pueden hacer.
A veces tenemos también la idea preconcebida de que todos podemos ser Telefónica, con un departamento más potente, pero en realidad una empresa normal, de las más frecuentes en este país, que no tiene más de 20 personas trabajando, al final necesita incorporar cosas de innovación a través de la colaboración y la transferencia.
A las empresas a veces las etiquetamos. A veces les decimos: 'Usted está aquí, como es pequeñita, querrá innovación incremental'. Y no es así. Hay empresas pequeñas que tienen ideas completamente disruptivas y que creo que es importantísimo darle salida.
"Somos buenos en producción científica y no somos tan buenos en innovación"
Ellas se acercan a los centros de conocimiento diciendo: 'Quiero cambiar completamente el objeto de mi empresa'. Y eso lo tienen que hacer con innovación.
En esa línea, hace unas semanas presentó en el Congreso la Estrategia Deep Tech. ¿Qué nos puede contar sobre esto?
La inteligencia artificial es una de las herramientas más revolucionarias y transformadoras probablemente que vamos a incorporar en nuestra vida. Pero no es un objetivo en sí misma.
No solo es el objetivo. Es la herramienta para otras cosas. Y nosotros creemos que este país va a ser todavía más transformador si adaptamos de verdad algunas herramientas de pensamiento, de estado mental o de una estrategia que incluye tecnología profunda. Tecnologías que requieren una inversión mucho más paciente, un capital paciente, muchos más años, más desarrollo, con mucho más riesgo, mucho más cercano a la fuente de conocimiento.
Es que somos buenos ahí. Somos buenos en producción científica y no somos tan buenos en innovación. Vamos a ver qué hay aquí de verdad rompedor que nos transforme.
El Gobierno ha admitido -del conocimiento de lo que es Deep Tech- que tenemos que ser nosotros como Ministerio quienes localicemos las fuentes disruptivas de verdad, que exploremos más, que hagamos un scouting mucho más profundo de qué se está moviendo y que luego pongamos eso en valor y hablemos con la gente que está a medio camino, con los centros tecnológicos, con la industria que incorpora innovación y juntos trabajar.
Tenemos claramente la estrategia en marcha. Es una estrategia de país y una estrategia de Gobierno, las dos cosas.
Todos los ministerios están entusiasmados en que esto se ponga en marcha. Aparte de que es una estrategia para cambiar bastante la forma de pensar, tenemos ya herramientas concretas que vamos a montar, como un Venture Building con el que precisamente vamos a cambiar la mentalidad, ya que queremos que la gente no tenga miedo. Va a haber una ventana especial para que se acerquen al CDTI y digan: 'Vamos a ver cómo financiamos este proyecto. ¿Qué ayuda necesito? ¿Qué tipo de transferencia necesito para ser de verdad Deep Tech?'.
¿Instrumentos como estos no deberían haber existido antes?
Yo creo que estamos acentuando la capacidad que tiene CDTI, que es una herramienta que tiene este Gobierno y que ha cambiado mucho en los últimos años, que está cada vez más cercana a lo que es la innovación más profunda. Y creo que hemos abierto un espacio dentro de los fondos que van a tener esa mirada especial, para este tipo de tecnología.
Pongo el ejemplo de Terafront, una empresa mercantil de capital público-privado. El 49% del capital lo ha puesto CDTI y el 51% dos empresas de pharma españolas que están interesadas en terapias avanzadas. Esto es una Deep Tech en sí misma. Nadie sabe qué tipo de molécula puede surgir, ni qué tipo de mecanismo podemos atacar. CDTI nunca se había planteado algo así y ahora estamos en ello.
Su ministerio y el de Transformación Digital tienen algo en común: son muy transversales y tienen la disrupción como protagonista. ¿Cómo es la coordinación?
Esta mañana (por el pasado lunes) hemos tenido la reunión de coordinación con la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. Y el miércoles tengo una con la Secretaría de Telecomunicaciones. Tenemos como mínimo una o dos reuniones cada dos semanas. Tenemos una coordinación estupenda. Nos han pedido, por ejemplo, que compartamos el borrador que tenemos de la estrategia Deep Tech prácticamente en todos los ministerios. Ambos ministerios somos muy transversales y nos vendemos así. Creo que es un éxito.
Y también es un éxito que Moncloa haya montado la Oficina Nacional de Desarrollo Científico, que un Ministerio tenga una aportación por parte de alguien que sepa lo que es evaluar la evidencia científica, introducir mejores prácticas… Y esto se va a poner en todos los ministerios.
"Hoy en día la innovación es un territorio común y más que nunca es una forma de vivir"
¿Se han fijado en algún modelo concreto? ¿Hay países que ya tienen oficinas como esta?
Muy pocos. Yo creo que todo el mundo tiene en la cabeza la asesoría científica del presidente de Estados Unidos. Y creo que en UK hay algo más. Pero no es frecuente.
¿Cuál diría que es el contexto actual en el sector de la investigación en España?
Una de las cosas que intento transmitir por ahí es que este país está en una situación que no es la que teníamos antes. Aquí ha habido una transformación importante socialmente porque se ha percibido que la pandemia nos ha enseñado que esto no es un esfuerzo de uno, sino de todos.
Segundo, nos ha enseñado que, si nos ponemos de acuerdo, damos saltos inesperadamente, no hay que esperar a que nadie nos ayude. De repente hemos visto que ha cambiado nuestra vida porque hemos empezado a compartir datos. Yo creo que esto está cambiando y que nuestro país está muy bien situado. Hemos gastado casi el 37% de los fondos que nos han llegado en I+D+I de manera individual y el 76% ya están en las empresas, que es otra cosa impresionante que ha ocurrido.
Y, por lo que decíamos antes, el hecho de que cada ministerio tenga esos asesores coordinados por la Oficina Nacional de Desarrollo Científico es un cambio de concepto importante.
…y es algo apolítico, que ningún partido se atreve a contradecir.
Yo creo que es importante decir que este tipo de decisiones sí tienen una razón política de puesta en marcha. Lo que sí es cierto es que luego no hay tanta resistencia como con en otras. Yo quiero aquí poner en valor el apoyo directo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que es el mejor vendedor que tenemos de la palanca que supone la ciencia para cambiar un país.
Mi experiencia en Navarra fue parecida. La presidenta María Chivite no es que te cogiera el teléfono siempre, es que te decía: '¿En qué te puedo ayudar?'. Yo creo que el presidente está en ese mismo tono, en el sentido de la innovación.
Y es cierto que, además, son estrategias en las que, por la propia naturaleza, es difícil buscar una posición ideológica. Lo que pasa es que a veces aterrizamos en unas situaciones complejas y cuando ves, como hemos comentado antes, que hay muchos gobiernos autonómicos en los que han decidido no darle ese papel importante a la ciencia y la innovación, no vamos a decir que paraliza nuestras políticas, pero las hace más lentas.
Pero cada vez más autonomías están fijando ese porcentaje mínimo de gasto en I+D+I sobre el PIB, como ya hizo Navarra…
Sí, están en ello. Y también tengo que decir que, en algunos casos, muchas autonomías dicen: 'Oye, vamos a inspirarnos mucho en vuestra Ley de Ciencia'.
¿Es optimista sobre la realidad actual?
Vamos a ver, hay margen de mejora. Y que quede claro que no estamos satisfechos. Pero yo creo que nunca hemos tenido tantos recursos como ahora. No creo que estén mal usados. Lo que sí hay que ver es que están siendo transformadores.
Eso también es un cambio de paradigma. En la ciencia de este país la política en investigación venía dirigidísima por el Plan Nacional con los diferentes nombres que ha tenido durante toda la existencia y se creía que la única forma de investigar era la que te marcaban las convocatorias del Plan Nacional.
Este Ministerio, en los últimos dos años con los fondos europeos, ha cambiado completamente. Tenemos varios proyectos y programas con los que hemos diversificado. Proyectos que antes ni existían. Nuestros amigos científicos dicen: 'El Plan Nacional no ha cambiado'. Pero sí ha cambiado, porque hemos subido casi el 50% de la financiación media de cada proyecto. Hemos subido los sueldos de los becarios predoctorales, los de los ramones y cajales…
Yo les pido a nuestros compañeros convencionales del sistema de ciencia que entiendan que las convocatorias están siendo mejoradas siempre, pero que además se abre otra forma de entender la ciencia que es más cercana a la sociedad y más colaboradora con la industria.
¿En este sentido se nota cierto cambio generacional?
Yo creo que a los investigadores que entran ahora no les cuesta ningún esfuerzo entender que tienen que justificar un proyecto no solamente por el propio conocimiento, que está bien y hay convocatorias para que eso lo hagan, sino que también a veces una mirada un poco fuera de tu contexto ayuda.
La clave es que nos creemos lo de la transferencia y vamos avanzando todavía con pasos cada vez más cercanos hacia que, por ejemplo, el sexenio de la transferencia sea una realidad, que haya una recompensa a los investigadores que transfieran.
"El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es el mejor vendedor que tenemos de la palanca que supone la ciencia para cambiar un país"
Nuestro propósito es sacarlo durante este año, para que los investigadores que hacen ese plus de transferencia también vean reconocida, recompensada con incremento salarial a modo de trienio -pero por sexenio-, esa actividad de transferencia.
Otro gran problema, además de la transferencia, es el del talento. ¿Hay fórmula mágica?
Nuestro trabajo es hacer caso de todas las aristas que tiene el tema del talento para mejorarlo. ¿Qué estamos haciendo y qué nos queda por hacer? Estamos haciendo convocatorias de incorporación y asentamiento. Hemos subido el número y la retribución de todos los ramones y cajales y de juanes de la cierva. Por lo tanto, creo que la apuesta es importante. Y luego es importante decir que las universidades tienen ya ahora mismo el 15% de sus plazas comprometidas para incorporar investigadores que tengan su acreditación R3. En definitiva, la apuesta por el talento es inevitable. No estamos donde quisiéramos, por supuesto. Pero, al menos, todos coincidimos en que tenemos que hacer circular el talento.
¿Pero no cree que, además de lo anterior, existe un problema cultural del talento en edades tempranas?
Cultural o educacional, sí. Hay dos ámbitos de interés. Uno es que tenemos que convencer a toda la gente que está estudiando ahora en los niveles de Primaria, Secundaria y ESO de que hacer ciencia es importante. Y ese trabajo nos apela a todos. A las familias, las primeras.
Es cierto que probablemente parte del déficit se origine en este periodo. Y es cierto que no hemos llegado ahí. Estamos focalizando mucho el tema de las carreras STEM y creo que hay que hacerlo de una forma más global.
Está claro que no está siendo todo lo eficaz que a mí me gustaría que fuera. Pero también quiero poner en valor una cosa. La sociedad es diversa y ahora estamos acometiendo esa aproximación por parte de las comunidades, por parte de los colegios y por parte de los centros de investigación.
Por último, ¿se ha marcado algún hito de legislatura?
La palabra 'territorial'. Estamos obsesionados con que la innovación es local. Tenemos que llegar a un programa de complementariedad con las comunidades autónomas. Es una tarea que nos apela a todos. Y creo que hemos presentado el Informe de Innovación Regional y vemos que hay mucha bipolaridad hacia determinados territorios. Y hay que mitigarlo
¿Cómo se puede hacer?
La idea es evolucionar los planes complementarios de manera natural. Ver qué retechs han ido bien y cuáles no. Nuestra obsesión es la transferencia y la transferencia ligada al territorio. España tendría que tener 52 capitales.