Los números hablan por sí solos, aunque a veces pueden resultar engañosos. Así lo cree Teresa Riesgo, secretaria general de Innovación, acerca de los ránkings internacionales que sitúan nuestro país en una posición intermedia (tirando a baja) en lo relacionado con la innovación.
En el encuentro anual de la patronal Ametic, Riesgo ha defendido que "hay que ver más allá de la posición, porque muchas cifras responden a factores que son difícilmente comparables o que se sustentan en medias que ocultan aspectos muy positivos".
A pesar de esta proclama, Teresa Riesgo ha reconocido que nuestro país sale mal parada en aspectos como "las políticas para hacer negocios, la falta de talento tecnológico en proporción a los doctorados en general o la economía de escala particular de nuestro país, con un gran tejido de pymes". También ha apelado a que "las grandes empresas españolas tienen una capacidad tractora menor a la de otros países", como puede suceder en otros lugares.
"Dinamarca, por ejemplo, incrementó el año pasado su PIB un 2,5%, y un 1,3% de ese crecimiento vino directamente de una empresa -Novo Nordisk- que es innovación pura y dura", resaltó. "A mí me encantaría tener una empresa así en España, pero no es el caso".
En su opinión, la clave para poder consolidar el tejido innovador patrio pasa por "convencer a la población de que la innovación es importante, además de generar alianzas entre las pequeñas empresas y con las grandes compañías para hacer músculo". En ese sentido, Riesgo ha apelado al consenso generado por la Ley de Ciencia y la Ley de Startups que deben tener, insistió, continuidad, porque "la innovación no tiene un efecto inmediato en la prosperidad del país, los tiempos son los que son".
La secretaria general de Innovación apeló asimismo a la actuación transversal en otros sectores, como industria o educación, para que la I+D+I cale de manera real en el tejido empresarial y la sociedad en su conjunto. Al respecto, aludió a la reciente creación de una comisión interministerial para considerar criterios de innovación en las compras públicas de otros ministerios.
"Es muy difícil de medir la innovación en un pliego, por ejemplo de unas carreteras, por lo que estamos desarrollando medidas para la formación de los que licitan, conocer las dificultades propias de cada área y lanzar programas pilotos que se basen en las buenas prácticas que ya existen en las CC. AA. y otras Administraciones", concluyo.