El mercado europeo de los semiconductores sigue sin despegar.

El mercado europeo de los semiconductores sigue sin despegar. DUVI

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Europa a punto de perder la carrera de los chips: la inacción de Bruselas nos deja vendidos ante China y Estados Unidos

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A pocos días de que acabe 2024, Europa sigue sin cumplir sus objetivos en el mercado de los semiconductores, una industria clave que permitiría al continente recuperar soberanía tecnológica y ganar competitividad en este mercado. Mientras, Estados Unidos y China siguen avanzando con estrategias claras, más inversión y mejor capacidad de reacción frente a la inacción de la Unión Europea.  

Los planes continúan estancados y los pasos dados hasta ahora siguen sin ser suficientes. Aunque Europa se adelantó a EEUU regulando la industria de los chips y asignando ayudas económicas para su despliegue, casi dos años después es evidente que se ha quedado corta, enredada en objetivos poco plausibles y falta de coordinación.

La Ley Europa de Chips (EU Chips Act), presentada en 2022 y vigente desde 2023, asignó 43.000 millones de euros de inversión pública-privada para fortalecer este sector y anticiparse ante cualquier futura interrupción de la cadena de suministro. Sin menospreciar esta cuantía, que es significativa, se ve eclipsada si se compara con las iniciativas de sus competidores mundiales. 

Estados Unidos incluyó en su Ley de Chips y Ciencia, aprobada después de la europea, una inversión de 280.000 millones de dólares (algo más de 275.000 millones de euros) en I+D para esta industria. De ellos, 52.000 millones de dólares (algo más de 51.000 millones de euros) destinados a la producción local de semiconductores.

Por su parte, Corea del Sur ha anunciado deducciones fiscales de hasta el 35%, lo que supondrá un ahorro de más de 3,6 billones de wones (2.820 millones de dólares) en los pagos de impuestos de 2024. Mientras tanto, China se sigue posicionado como uno de los mayores mercados de semiconductores del mundo: ya ha anunciado una inversión de 344.000 millones de yuanes (44.000 millones de euros), duplicando lo dedicado en 2014 y 2019. 

Una ley insuficiente

El objeto de la Ley Europea de Chips es ambicioso: acaparar el 20% del mercado global de semiconductores para 2030 (ahora ostenta el 10%). Sin embargo, la realidad geopolítica actual y diferentes análisis desvelan algunas deficiencias en su planteamiento. La primera de ellas es que en lugar de presentarse como un plan global, es una suma de iniciativas no siempre coherentes y coordinadas entre sí

“En Europa carecemos de una política común que desarrolle proyectos tractores, que fomente el tejido empresarial que ya existe y que, en paralelo, incorpore inversiones que venga de fuera. Si no es así, es imposible llegar a ese 20% marcado para dentro de seis años”, apunta el director de la Asociación Española de la Industria de Semiconductores (Aesemi), Alfonso Gabarrón, en conversación con DISRUPTORES-EL ESPAÑOL. 

El mayor fabricante de chips del mundo

En Taiwan se concentra el 63% de la producción mundial de semiconductores. Una única empresa, TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) acapara el 54% del mercado y fabrica para Apple, Intel, MediaTek, Nvidia, AMD o Qualcomm. El 65% del negocio de TSCM proviene de Norteamérica, un 14% de Asia Pacífico, el 10% de China, un 6% de EMEA y un 5% de Japón.

En el tercer trimestre de 2024 la compañía obtuvo un beneficio neto de 325.260 millones de dólares taiwaneses (9.300 millones de euros), lo que representa un avance interanual del 54,2%.

La norma aprobada no contemplaba –como es lógico– ni el nuevo contexto geopolítico mundial, ni las estrategias puestas en marcha desde entonces por Estados Unidos, China o Japón, ni la aparición de nuevos actores en este terreno (habrá que estar atentos a los movimientos que se produzcan en Arabia Saudí). 

Siendo benévolos, hay que señalar que la ley nació tras las lecciones aprendidas con la pandemia de covid-19. Un momento en el que sectores estratégicos para Europa, como el de la automoción, se paralizaron debido a la escasez de semiconductores. Esto provocó que su enfoque fuera una respuesta a esa situación de crisis y los autores se centraran en medidas que aumentaran la capacidad de fabricación de estos componentes en Europa, más que en otros puntos como el fomento de la investigación o el desarrollo de talento. 

“La pandemia de covid-19 y la crisis de los chips demostraron que no podemos depender únicamente de proveedores en Asia. Europa necesita aumentar su capacidad de producción, pero también fomentar la innovación en diseño y desarrollo de tecnologías avanzadas”, defiende Braulio Quintana, miembro de la junta directiva de Aesemi.

Falta de coordinación

Aunque la inversión de 43.000 millones de euros de la Chips Act se complementa con programas como Horizonte Europa y Europa Digital, que aportan alrededor de 100.000 millones más, y diferentes planes nacionales, existe, según las fuentes consultadas, una acuciante falta de coordinación que impide la llegada de grandes inversiones que consolidarían la posición de Europa en este mercado. 

En nuestro país, por ejemplo, a través del PERTE Chip, el Ejecutivo cuenta con una inversión pública de 12.250 millones de euros hasta 2027, el mayor montante hasta la fecha de los Proyectos Estratégicos de Recuperación y Transformación Económica. Sin embargo, a casi tres años de su aprobación, la ejecución es más lenta de lo esperado, especialmente en lo relacionado con las plantas de producción, para las que se presupuestaron más de 9.000 millones de euros.

Alemania y Francia, por su parte, han dado prioridad a la construcción de fábricas de semiconductores con subvenciones directas, pero no han trazado un plan estratégico a largo plazo. Mientras tanto, los Países Bajos han anunciado que dedicarán 2.500 millones de euros en Eindhoven (el ‘Silicon Valley’ del país) para fortalecer la industria de los chips y atraer capital; y el gobierno ha asignado 472 millones de dólares destinados a la formación de perfiles tecnológicos. 

Esfuerzos todos ellos que merecen ser reconocidos, pero sin ese enfoque común ya urgente. “El desarrollo de este sector no ha de pasar necesariamente por construir fábricas, sino por fortalecer el ecosistema existente. Debemos asegurarnos de contar con talento y empresas sólidas”, explica Quintana. 

Necesidad de una estrategia común

Según un análisis publicado por Interface, para que Europa duplicara su cuota de mercado de aquí a 2030, necesitaría mejores objetivos políticos, inversiones localizadas y una mejor comprensión del ecosistema de semiconductores a nivel nacional de cada uno de los Estados miembros. “Si cada país promueve iniciativas individuales para que las tecnológicas construyan fábricas en sus territorios, terminaremos compitiendo entre nosotros”, asegura Gabarrón. 

Tenemos que movernos mucho más y más rápido, porque ahora mismo en Europa somos incapaces de competir en tiempo con regiones como Japón, y esto está minando nuestra competitividad”, añade el director de Aesemi. Como ejemplo, pone el proyecto nipón Rapidus, un consorcio nacional de chips constituido en 2022, que está aunando fuerzas para responder a la demanda global de semiconductores en los próximos años y no depender de otros países.

Estados Unidos sí está haciendo los deberes. Su estrategia combina planes de inversión con medidas geopolíticas, como la restricción recogida en su ley chip que establece que aquellos fabricantes que reciban subvenciones de estos fondos no podrán expandir sus negocios en China durante los próximos 10 años.

Esta industria no es una más. Es la que sustenta cada dispositivo y tecnología presente en nuestra vida. Desde los teléfonos móviles a los centros de datos, pasando por cualquier vehículo, aparatos médicos o electrodomésticos. La creciente demanda de estos pequeños cerebros electrónicos generará una inversión de 2,3 billones de dólares (alrededor de 2 billones de euros) para su fabricación entre 2024 y 2032, según la Asociación de la Industria de Semiconductores (SIA, por sus siglas en inglés).

Merece la pena recordar que en el año 2000, Europa era uno de los principales productores de semiconductores, albergando casi el 25% de la capacidad de fabricación a escala mundial, según la consultora Kearney. De la capacidad de Bruselas para coordinar esfuerzos, depende que la UE vuelva a ser un actor clave en este mercado y que el Viejo Continente no quede relegado a un papel secundario en una industria que será (y es) clave para la economía global. 

Así se gestó la Ley de Chips de la Unión Europea

Marzo de 2020: Nueva Estrategia Industrial de la UE
La "microelectrónica" se menciona de forma superficial en la estrategia industrial presentada por la Comisión Europea. No se identificaron los semiconductores como un área prioritaria en este momento.

Julio de 2020: discurso de Thierry Breton
El Comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, propone invertir en la producción de semiconductores de vanguardia (2-3 nm) y alcanzar el 20% de la capacidad global en valor. Este discurso marcó el inicio del enfoque estratégico europeo en semiconductores.

Septiembre de 2020: declaración de la Iniciativa Europea sobre Procesadores y Tecnologías de Semiconductores
Los Estados miembros reconocen la necesidad de reducir la dependencia tecnológica de Asia y otros actores clave. Sin embargo, no se establece una estrategia clara ni se menciona el objetivo del 20%.

Marzo de 2021: Brújula Digital 2030
La Comisión Europea establece un objetivo único para los semiconductores: lograr al menos el 20% de la producción mundial en valor para 2030. Con ello, surge la intención de aumentar la capacidad europea de fabricación.

Mayo de 2021: actualización de la Nueva Estrategia Industrial
Se identifican las dependencias estratégicas de la UE en semiconductores, subrayando la vulnerabilidad de Europa debido a su dependencia de Asia para la fabricación avanzada.

2021: escasez mundial de chips
La escasez de semiconductores, especialmente en en el sector de la automoción, evidencia la fragilidad de las cadenas de suministro globales y subraya la necesidad de una estrategia más sólida para fortalecer la capacidad europea.

Febrero de 2022: propuesta de la Ley de Chips de la UE
La Comisión Europea presenta la Ley de Chips con objetivos clave, como aumentar la capacidad de fabricación de chips en Europa e incentivar la colaboración y la innovación en el sector.

Septiembre de 2023: entrada en vigor de la Ley de Chips
La Ley de Chips es aprobada tras incorporar cambios menores. Establece herramientas para coordinar la respuesta a crisis, fomentar la innovación y atraer inversiones, aunque carece de una estrategia a largo plazo.