ECA Program Group es una empresa británica que tenía hasta ahora todas las papeletas para quedarse con el aeropuerto quebrado de Ciudad Real, el Don Quijote. Había hecho todo lo que había que hacer. Cuando el pasado 23 de septiembre se dieron a conocer en el Juzgado de Primera Instancia número 4 de lo Mercantil de Ciudad Real las ofertas para adjudicarse el aeropuerto quebrado, fue la más alta efectuada en plazo que superaba de lejos el mínimo establecido y aseguraba además haber presentado el preceptivo depósito bancario del 5% como fianza. Pero las dudas se ciernen sobre la compañía.
ECA Program presentó una oferta de 80 millones de euro. Muy lejos de los 40 millones de valor de tasación. Aún más lejos de los 28 millones considerados la oferta mínima para cambiar el adjudicatario anterior, y a años luz de los 10.000 euros que ofreció en julio la china Tzannen International, la única adjudicataria hasta ese momento.
¿Qué quiere hacer ECA en las 1.600 hectáreas del aeropuerto de Ciudad Real que un día soñó con ser el primer aeropuerto internacional de gestión privada en España? El presidente ejecutivo de la compañía, Melville ten Cate, facilita su móvil a EL ESPAÑOL en cuanto lo solicitamos por correo en el formulario de la firma. Después de ver su web sobrevolada por aviones de combate sorprende la falta de filtros para llegar a uno de los máximos responsables. Según explica, lo que pretende en Ciudad Real es albergar y realizar las operaciones de mantenimiento de los aviones de combate que utiliza para su sorprendente negocio.
ECA Program juega a ser el enemigo. Sus simuladores y aviones reales, explica Ten Cate, son utilizados para entrenar a pilotos militares en maniobras de neutralización de la aeronave de un ejército adversario. Asegura que ya tienen contratados sus servicios ejércitos de países integrados en la OTAN o aliados como Estados Unidos, Gran Bretaña, Suiza, Polonia, Suecia, Japón y Arabia Saudí.
Defensa no sabe nada
De momento, con España no tienen acuerdo, reconoce Ten Cate, quien sin embargo asegura haber mantenido contactos con el Ministerio de Defensa para lograr las preceptivas autorizaciones que le permitan tener en tierras manchegas algo mucho más peligroso que molinos capaces de transformarse en gigantes: cazas de combate.
¿Qué dice Defensa? Lo niega. En un correo remitido a EL ESPAÑOL en respuesta a nuestras preguntas, el Ministerio asegura que “no tiene constancia de las autorizaciones citadas ni relación con la gestión del aeropuerto”.
Fuentes del Ejército del aire consultadas se sorprenden incluso de que se cierre un contrato así. Las maniobras de entrenamiento de pilotos militares simulando la localización de naves enemigas son realizadas por miembros de las Fuerzas Armadas españolas que unas veces juegan el papel de militares españoles (ejército azul) y otras el de enemigos (ejército rojo). Se realizan vuelos de localización de naves de combate en busca de una firma rádar (señal de una aeronave que detecta el rádar) que no se identifique como aliada. Y se neutraliza.
El espacio aéreo que puede utilizarse para este fin está absolutamente delimitado y restringido al uso del Ejército. Los aviones que se utilizan están también fijados, así son los Eurofighter los que utilizan las dependencias de Albacete y Morón, mientras que en Zaragoza, Torrejón de Ardoz y Canarias se hacen pruebas con los F-18.
El presidente ejecutivo de ECA Program no quiso especificar los modelos con los que trabaja, por considerarlo una información delicada, y se limitó a comentar que, aún siendo naves de combate, se les han retirado los sistemas militares y el armamento. Hizo hincapié en que los vuelos de entrenamiento no se realizarían en ningún caso sobre Ciudad Real sino partiendo de Albacete o Morón.
Un pasado poco exitoso
El socio español que está representando a ECA Program es Rafael Fernández Frías, cuyo historial empresarial no es muy brillante. Ha sido secretario de dos empresas ya desaparecidas de Albacete y actualmente es gestor de una tercera que lleva su nombre. Al propio Ten Cate tampoco parecen haberle ido demasiado bien los negocios últimamente.
Según publica Vozpopuli, en un artículo de Alberto Ortín, Ten Cate fue declarado en bancarrota en Londres el pasado 7 de abril, según habría publicado el organismo La Gazette, el equivalente al BOE en España. La declaración de quiebra habría sido instada por la compañía de aviones privados Vistajet. "Es una vieja historia que se refiere a mí personalmente y que nada tiene que ver con la compañía. Además [la quiebra] ha sido levantada", explica el protagonista a EL ESPAÑOL.
Ten Cate asegura que disponen del dinero para hacer frente a la oferta presentada. ¿Algún tipo de financiación? “Será mediante financiación bancaria”, contesta, después de haber asegurado en un principio que sería en efectivo. Así mismo, pretenden invertir entre cinco y 15 millones de euros más para poner a punto el aeropuerto.
Según Ten Cate, dado el tiempo que lleva sin uso, será necesario reparar las pistas, arreglar las instalaciones, los sistemas electrónico y de control del tráfico aéreo, instalar los sistemas informáticos, de refrigeración y electricidad, para lo que considera que serán necesarios entre seis y 12 meses.
ECA Program, según su presidente ejecutivo, pretende crear entre 200 y 250 puestos de trabajo de los que asegura que el 98% serán personas de la región. Lejos quedan los 1.500 puestos de trabajo planteados en los planes iniciales del aeropuerto a principios de los años 2000 pero en un país con las cifras de desempleo de España, insiste en lo positivo de su oferta laboral. Necesitan desde personal de seguridad a limpiadores, jardineros, cocineros, bomberos, controladores y personal de tierra, además de personal más especializado como ingenieros para los simuladores.
Ofrece además unos gastos operativos que estima alcanzarán los 350 millones de euros en un plazo de 10 años. Además del negocio de entrenamiento militar, ECA pretende utilizar el aeropuerto para vuelos regionales de pequeñas aeronaves comerciales (20 a 30 asientos), así como para vuelos privados, asegura.
Historia de un aterrizaje forzoso
La primera vez que se habló de la intención de ubicar un aeropuerto gestionado por empresas privadas en Ciudad Real, el pronóstico de inversión se dio en pesetas. Imaginen si ha llovido. Era allá por 1998 cuando la Cámara de Comercio, la Diputación Provincial y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha creaban una sociedad en cuyo capital iban a dar entrada a socios privados para que aterrizasen el sueño del aeropuerto en la tierra de Don Quijote.
Como primeros socios eligieron a las grandes aliadas de las aspiraciones megalómanas de políticos españoles en las últimas décadas: las cajas de ahorros. En concreto, la que terminaría siendo la primera entidad intervenida en la presente crisis financiera, Caja Castilla-La Mancha; y la sevillana El Monte, que fue integrada en Cajasol, luego en Banca Cívica y, después de mil patadas hacia adelante, entregada a Caixabank en 2012.
El aeropuerto no fue capaz de estar operativo hasta 2008 y menos de dos años después, la sociedad propietaria, CR Aeropuertos, era declarada en concurso de acreedores, con una deuda de 290 millones de euros, a demanda de uno de esos acreedores en los juzgados. La mayor damnificada fue Caja Castilla-La Mancha, a la que se adeudaban 158 millones, aunque también lo sufrieron otras empresas como la constructora Isolux Corsan.