El crudo y su versión refinada que acaba entrando en los motores de los coches poco tienen que ver. Sin embargo, los precios de uno y otro están estrechamente ligados, aunque no de manera tan directa como se cree popularmente. En los carburantes hay un factor que determina más de la mitad de su precio: los impuestos. ¿Tiene que ver el precio de la leche con el de los yogures? Es indiscutible que tiene que ver, aunque a los precios de producción no se les aplican los impuestos del producto final.
“Estas comparaciones son incorrectas ya que los precios de los carburantes no tienen una relación directa con la cotización del Brent, sino que dependen de las cotizaciones de la gasolina y del gasóleo en los mercados al por mayor. Además, la comparación porcentual es errónea ya que no tiene en cuenta el peso de los impuestos y costes de distribución, que representan aproximadamente el 55% del mismo”, explican desde la Asociación de Operadores Petrolíferos (AOP) sobre esta polémica.
Los precios en España están por debajo de la media de la Eurozona debido a que la carga fiscal es menor, sin embargo, si se restan esos aditivos, las gasolineras españolas superan a algunas de las de su entorno. En el último año, sin embargo, la caída del diesel sin impuestos asciende al 17% frente al 14% que registra el litro sin los impuestos especiales que recauda el Estado. En la gasolina, el movimiento es similar, aunque aumenta el diferencial con y sin tasas especiales.
Según la medición que realiza el Ministerio de Industria, el precio del diesel se sitúa en 0,49 euros sin impuestos y en 1,01 euros con ellos. En el caso de la gasolina super, el diferencial es mucho mayor. Con fiscalidad, el litro se sitúa en 1,14 euros, mientras que sin ella se ha colocado al nivel del diesel por debajo de los 0,5 euros.
Efecto pluma: sin prisa por bajar precios
Como telón de fondo del caso se encuentra el llamado ‘efecto pluma’, que se refiere a la lentitud con que las petroleras aplican las rebajas de precios que obtienen en los mercados mayoristas en los productos finales al consumir. Al contrario, desde las asociaciones de consumidores se ha criticado tradicionalmente que cuando sube el petróleo, los carburantes en las gasolineras reaccionan casi de manera instantánea elevando precios. ¿Por qué no al revés?
En los últimos meses, todos los carburantes se están moviendo al unísono a la baja en los promedios estadísticos oficiales, pero no lo suficiente como para ajustarse a los movimientos del crudo. La asociación de las petroleras recuerda en una nota a los medios que comparar los precios de los carburantes con la cotización del crudo es incorrecto. Los diferenciales que se producen cuando fluctúan los precios mayoristas es lo que permite a las petroleras elevar sus márgenes de beneficio.
“No hay competencia satisfactoria”
En un informe de este verano, el supervisor CNMC subraya que “la competencia en el sector mayorista no es satisfactoria, a pesar de que los recientes cambios normativos" han mostrado ciertos avances en la competencia en el mercado minorista de estaciones de servicio. "Una de las principales causas que impiden la aparición y expansión de nuevos operadores petroleros es la propia estructura que ostentan los operadores tradicionales (Repsol, Cepsa y BP), presentes en toda la cadena de valor”, es decir, que extraen crudo, lo refinan y lo venden al consumidor final.
Las ocho refinerías en España están en manos de las principales petroleras: cinco en Repsol, dos en Cepsa y otra en manos de la británica BP. En un contexto de crash petrolero, las compañías del sector se han apoyado en el downstream (distribución y comercialización) para sostener su cuenta de resultados, mermada por la caída de precios de producción. En otras palabras, ninguna parece tener prisa por bajar los precios y vender más que su competidor. “Esta situación favorece situaciones de concentración e integración vertical del mercado, donde tienen un poder de mercado significativo y no replicable”, señala la CNMC.
Aumento del consumo
Uno de los grandes cambios en el mercado de carburantes ha sido la recuperación del consumo. El sector asiste a 15 meses consecutivos de repunte en el consumo de carburantes en España, gracias al abaratamiento de precios y la mejoría económica, que permite usar más el coche. En 2015, por primera vez desde 2009, el precio del diésel -el combustible más consumido- se situará por debajo del euro por litro en el promedio de estaciones de servicio que mide la AOP.
Sin embargo, más allá del sector tradicional (Repsol, Cepsa, BP, Galp...) quienes están consiguiendo empujar a la baja los precios de los carburantes son las grandes superficies de distribución como Carrefour o Leclcer, cuya cuota de mercado supera el 20%, según datos a septiembre de la consultora IHS. Ese porcentaje era 'cero' hasta el año 2001 cuando comenzaron a abrirse las primeras licencias para grandes superficies. Enseñas como Alcampo, Leclerc o Carrefour marcan precios en sus estaciones que ya se sitúan en el nivel de los 80 céntimos, muy por debajo de las grandes petroleras.