Ralentización global y aceleración loca. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha empeorado su previsión de crecimiento para la economía mundial por la debilidad de los países emergentes como Brasil -en plena recesión- y la desaceleración de China, que hoy publicó sus últimos datos de crecimiento.
En concreto, el último informe de perspectivas del fondo pronostica que el crecimiento global será del 3,4% en 2016 y un 3,6 % en 2017, en ambos casos, dos décimas menos que su anterior lectura de octubre. El organismo señala "la gran incertidumbre en el ambiente" como factor principal del enfriamiento económico global.
Detrás de la generalidad cita como lastres concretos "la desaceleración y el reequilibrio de la economía china, la caída de los precios de las materias primas y las tensiones de la principales economías de mercados emergentes".
Mejora para España
Entre los países desarrollados, el FMI estima que EEUU mantendrá su ritmo actual de crecimiento, con un 2,6% estimado para 2016 y 2107, dos décimas menos en ambos casos que lo previsto en octubre, pero "no logrará cobrar nuevo impulso" debido a la apreciación del dólar y al retroceso del precio del petróleo, que ha provocado un parón en las inversiones de las empresas del sector energético.
En el caso de la eurozona, el FMI prevé un crecimiento estimado del 1,7 % y 2,7 % en 2016 y 2017, respectivamente. España será una de las economías europeas que mejor tono seguirá mostrando en los dos próximos años, según el informe del FMI. España¡ crecerá un 2,7 % en 2016 y un 2,3 % para 2017, dos y una décima por encima de lo calculado en octubre. No obstante, las estimaciones son más prudentes que las del Gobierno español, que espera un alza del 3% y 2,9 % en ambos ejercicios.
Desestabilizados para los emergentes, el 'crash' petrolero se ha convertido, en cambio, en un motor para la economía española. Los precios de referencia del crudo se han desplomado un 75% en el último año y medio, provocando un ahorro en los costes energéticos que se situará en torno a los 15.000 millones de euros en 2015.
"La caída de los precios del petróleo está ejerciendo presión en los saldos fiscales de los exportadores de combustibles y está empañando sus perspectivas de crecimiento. Al mismo tiempo, está apuntalando la demanda de los hogares y rebajando el costo comercial de la energía en los países importadores, especialmente en las economías avanzadas, donde los usuarios finales se benefician plenamente de este abaratamiento", explica en su informe el fondo.