“Que nadie se llame a engaño, este proceso de negociaciones acabará en una mayor presión fiscal para todos”. La reflexión es de un ex alto cargo del gobierno de Zapatero que conoce bien tanto las líneas rojas del PSOE como las de Jordi Sevilla, el economista que Pedro Sánchez ha incorporado a su equipo de negociadores. La señal es muy clara: Sevilla fue el único, al margen de los economistas de Podemos, que reconoció taxativamente durante la campaña que “bajar impuestos en la próxima legislatura no es una prioridad”.
En el PSOE no les consta que Podemos haya vetado a Sevilla. Más allá de la charlotada de Pablo Iglesias con su “housewaterwatchcúper” durante el debate en televisión, la formación morada no se ha referido a él. El economista socialista, famoso por las “dos tardes” en que instruyó a Zapatero sobre economía, es bien visto por la clase empresarial que lo considera un discípulo de Pedro Solbes. Por esta misma razón, Sevilla está muy distante del “progresismo liberal” que representa Miguel Sebastián.
Tras su etapa como ministro de Administraciones Públicas (2004-2007), Sevilla se distanció de Zapatero, criticó su política económica así como la reforma del artículo 135 de la Constitución. Se trata de un economista keynesiano y eso le da margen para negociar de manera flexible a izquierdas y a derechas. Se ha declarado enemigo de la idea de “austeridad expansiva” a la que criticaba habitualmente desde sus artículos en El Mundo. “Nuestra recuperación debe mucho a factores externos como la caída del precio del petróleo, la depreciación del euro y la laxa política monetaria del BCE, pero el PIB sólo ha crecido a tasas positivas cuando lo ha hecho el consumo de las familias”, escribía en su último artículo publicado en El País. Sus principales líneas rojas, según sus publicaciones y las personas que colaboran hoy con él, son:
1.- Un déficit domesticado. Esta es la principal restricción de Jordi Sevilla: él quiere renegociar con Bruselas la senda de reducción del déficit, pero no está dispuesto a caer en la indisciplina fiscal. Sevilla ha dicho que ésta sería la única razón por la cual abandonaría el equipo de Sánchez. A su juicio, “la confrontación al estilo griego” ya demostró sus enormes limitaciones y esto debería servir de lección a Podemos. Sin embargo, cree que la nueva actitud de la Comisión Europea con Francia, a la que se le ha permitido saltarse el procedimiento de déficit excesivo, le ofrece margen de maniobra. Su propuesta en la campaña fue que al final de la Legislatura el déficit sea del 1% del PIB, pero con un nivel de rigor menor en los dos primeros años. Para ajustar el gasto público propone una revisión crítica de las principales partidas presupuestarias desde el punto de vista de su eficiencia, afirmación que comparten Ciudadanos y Podemos.
2.- No a la reforma laboral, pero sin “lo de antes”. A diferencia de Pedro Sánchez, que propuso tajantemente derogar la reforma laboral, Sevilla ha sido más ambiguo y ha dicho que hacerlo no significa “volver a lo de antes”. Cuando ha hablado del mercado laboral se ha referido a actuar sobre lo que llama “la distribución básica” (salario mínimo, fortalecimiento de la negociación colectiva) y la redistribución posterior que asocia al “salario social” (los servicios del Estado de Bienestar) más el “salario diferido (las pensiones). Sevilla cree en un papel activo del Estado como creador de empleo. “Para reducir a la mitad la tasa de paro en cuatro años, necesitamos un plan de choque que permita crear empleo, más allá del ciclo, especialmente en colectivos vulnerables. Confiar la creación de empleo solo a la evolución de la economía no será una opción socialmente aceptable”, escribía hace poco. Su propósito es potenciar la creación de empleo público. Este es un punto donde Sevilla está más cerca de los objetivos de Podemos que de Ciudadanos, donde Luis Garicano defiende introducir el contrato único, pero no tocar a fondo la reforma laboral del PP.
3.- Políticas contra la pobreza. Sevilla ha confesado a sus colaboradores que el problema de la pobreza en España “es más grave” de lo que parece. En su opinión, la desigualdad no es sólo fruto del desempleo, como suele argumentar el PP. Por esta razón incluyó en el programa del PSOE el Ingreso Mínimo Vital, una ayuda que coincide en su objetivo con la Renta Mínima Garantizada de Podemos. Ciudadanos propone su Complemento Salarial para trabajadores pobres que no es igual que una renta mínima, pero demuestra que la cuestión le preocupa. Pero en este capítulo Sevilla apuesta por recuperar los servicios del Estado de Bienestar en cuanto a Salud, Educación y Dependencia que existían antes de la crisis y a partir de allí negociar las reformas para hacerlo sostenible. Se trata de la estrategia contraria a la que, según los socialistas, ha seguido el PP. Según ellos, Rajoy ha permitido que el Estado de Bienestar se deteriore para obligar hacer recortes y reformas.
4.- Reforma fiscal y lucha contra el fraude. El economista socialista propugna que se aplace toda bajada de impuestos y una reforma fiscal que ensanche las bases tributarias (más sujetos pagando impuestos, objetivo que ya se fijó Cristóbal Montoro en 2012). Todo ello unido a una intensa campaña contra el fraude fiscal. En este punto coincide con Ciudadanos y especialmente con Podemos que, por ejemplo, basa en esto gran parte de los ingresos adicionales del Estado que le permitirían financiar sus generosos programas sociales. Sevilla cree que la lucha contra el fraude fiscal y laboral no sólo es una cuestión de recaudación sino de fortalecimiento de la moralidad. En conversaciones con sus colaboradores ha dicho que los planes contra estos dos tipos de fraude que forman parte de la llamada economía sumergida o economía negra deberían incardinarse en el marco de la lucha contra la corrupción política y económica. Sevilla sabe, sin embargo, que la lucha contra este fraude no dará resultado inmediatos ni tan cuantiosos como los que Podemos ha estimado.
5.- Guerra al capitalismo de amiguetes. Esta propuesta no es una línea roja, sino un propósito que Sevilla ya incluyó en el programa electoral socialista y en el que coincide con Garicano. “Vivimos en un sistema capitalista basado en el consumo donde no se respeta al consumidor”, es una de las máximas del asesor de Sánchez. Las medidas que pueden discutirse en este capítulo abarcan desde la lucha contra la corrupción, y los corruptores, a la reforma de los órganos reguladores que el PP fusionó en uno solo.
6.- Financiación autonómica. Este es un tema que Jordi Sevilla conoce muy bien y parece que no guarda muy buenos recuerdos de lo conseguido. Sin embargo, la reforma del sistema de financiación debió abordarse en 2013 y Rajoy se dejó convencer por Cristóbal Montoro para no hacerlo, ya que no había “dinero para repartir”. En el PSOE no hay una posición común sobre el asunto. Por ejemplo, las federaciones de Andalucía y Valencia discrepan sobre el tipo de reforma. Es el típico asunto en el que se crearía una mesa de discusión, pero no se llegaría a cerrar durante la legislatura.