Dónde pagar impuestos. Esa cuestión, que al principio parecía sencilla, se ha llevado por delante la mayor operación empresarial de 2015: la adquisición de la farmacéutica Allergan por el gigante Pfizer, dueños de Botox y Viagra, respectivamente, valorada en 160.000 millones de dólares (más de 140.000 millones de euros al cambio actual).
Las negociaciones no se han roto porque las empresas hayan sido incapaces de llegar a un acuerdo entre ellas, sino como consecuencia de una nueva regulación en Estados Unidos. La administración de Barack Obama persigue, con los cambios aprobados esta misma semana, poner trabas a las denominadas ‘fugas fiscales’. Es decir, a las operaciones corporativas que persiguen el cambio de la sede fiscal de la matriz resultante para pagar menos al fisco.
Ese era, precisamente, el caso de Pfizer y Allergan. Esta última tiene su sede en Dublín. Allí disfruta de un impuesto de sociedades del 12,5%, frente al 35% que soportan las compañías estadounidenses en su país. La carga impositiva era la gran clave de esta operación, más allá de que integrar dos negocios farmacéuticos tuviera sentido empresarial, generara sinergias y complementara la cartera de marcas.
Vacío fiscal traicionero
“Estados Unidos ha sido el principal impulsor de la globalización y ahora ha dado el primer paso para terminar con las operaciones que buscan pagar menos impuestos”, explica a EL ESPAÑOL Juan Ignacio Crespo, analista y estadístico del Estado. “Están pendientes varias medidas y esta puede ser la primera”, indica en referencia a las posibles medidas que pueden llegar por parte de la Unión Europea.
“La compañía resultante se iba a domiciliar en Irlanda y podía cargar de deuda a la filial de Estados Unidos para poderse deducir los intereses”, argumenta Crespo. Ambas compañías asumen, abiertamente, que la fiscalidad ha sido el motivo del fracaso de la operación. “La decisión ha venido motivada por las acciones anunciadas por el Departamento del Tesoro el pasado 4 de abril”, asumió este jueves Pfizer. La farmacéutica, además, tendrá que rascarse el bolsillo. Tiene que abonar a Allergan 150 millones de dólares por los gastos asociados a la operación fallida.
Obama ha reconocido que Estados Unidos tenía un “vacío fiscal traicionero”. Lo intentará llenar, dando potestad al Tesoro para frenar operaciones en las que, por ejemplo, se dividan sociedades para reducir su factura al fisco. "Estas acciones reducen parte de los beneficios económicos de la inversión y ayudan a disminuir el ritmo de estas transacciones, pero sabemos que las empresas buscarán nuevas y creativas formas de reubicar sus residencia fiscal", asumió el lunes el secretario del Tesoro, Jacob J. Lew.
La administración de Obama ha dado un volantazo en la fiscalidad de estas 'megaoperaciones', que debe ser refrendado por el Congreso, cuando sólo le quedan unos meses en el cargo. Está en su último año, conocido como el del ‘pato cojo’. Por eso, pueden ser medidas efímeras, si el próximo presidente decide caminar en sentido contrario. No parece el caso de Hillary Clinton y Bernie Sanders que, en Twitter, se han mostrado de acuerdo con la decisión de suspender la operación.
Las nuevas reglas aprobadas por el Departamento del Tesoro coinciden, además, con la filtración de los Papeles de Panamá. De hecho, Obama aseguró el martes, durante la presentación de estas medidas que, esta filtración “es otro gran recordatorio de que la evasión fiscal es un gran problema global”.
El cambio de normativa en Estados Unidos vuelve a poner sobre la mesa, como recuerda Juan Ignacio Crespo, la cuestión de dónde deben pagar impuestos las grandes corporaciones. “¿Dónde se tributa? Donde se obtienen los beneficios o donde se logran los ingresos”, se pregunta.
El sandwich holandés
En Estados Unidos, grandes corporaciones como Apple no repatrían los beneficios de sus filiales para no asumir la carga fiscal. Mientras, en Europa, se utilizan figuras como el denominado ‘sandwich holandés’. Este consiste en crear una sociedad en Holanda para que cobre royalties (derechos de cobro por patentes) por utilizar derechos de propiedad intelectual de la sociedad con sede en Irlanda, donde goza de un impuesto de sociedades significativamente menos elevado.
Este tipo de herramientas ponen de manifiesto la falta de armonización fiscal dentro de la Unión Europea. En varias ocasiones se ha hablado de ponerla coto, sin éxito. “La armonización fiscal dentro de la Unión Europea llegará en un plazo de entre tres y cinco años. Estará motivada por el malestar social y porque los gobiernos necesitan recursos. Están obligados a tomar medidas”, opina Crespo. “Se encontrarán en un punto intermedio”. Este debería estar entre el 12,5% de Irlanda y el 30% de otros países comunitarios.