Volkswagen quiere reinventarse y pasar del TDI al coche eléctrico compartido
El grupo alemán quiere superar el ‘dieselgate’ apostando por la innovación a lo Silicon Valley.
29 abril, 2016 01:54Noticias relacionadas
Superar la que se le vino encima en 2015 reconvirtiéndose en una empresa “más eficiente y rápida, más emprendedora, más sostenible y tecnológicamente más avanzada”. Ese objetivo, lleno de generalidades, es el eje de la estrategia a futuro del grupo Volkswagen, después de que el ‘dieselgate’ vapuleara sus resultados y su imagen durante 2015
“Queremos reinventarnos, ser como una empresa de Sillicon Valley”, asumió el consejero delegado del consorcio automovilístico, Matthias Müller, este jueves durante la rueda de prensa de presentación de resultados del pasado año. Un encuentro con los medios de varias horas, en el que no contestó todas las preguntas y donde estuvieron presentes todos lo pesos pesados del gigante alemán.
Mirando a futuro, reconvertirse en una empresa tecnológica conlleva bastantes cambios en un modelo de negocio, como el automovilístico, cuyo planteamiento es fundamentalmente industrial y tiene que seguir siéndolo porque se dedica a fabricar coches.
La nueva estrategia (que se desvelará con más detalle en unos meses) va a conllevar diferentes medidas. Entre ellas: la apuesta definitiva de la multinacional por el coche eléctrico, un replanteamiento de la estructura de la compañía y la colaboración con otras empresas porque Volkswagen no puede hacer todo por sí sola.
20 modelos eléctricos hasta 2020
En cuanto al coche eléctrico, la compañía, según explicó Müller, tiene que construir su propia arquitectura que consistirá en el lanzamiento de 20 nuevos modelos eléctricos de aquí a 2020. Para ello, necesitará socios enfocados a la fabricación de baterías, el proceso más costoso en la producción de estos vehículos ‘verdes’.
El nuevo planteamiento también pasa por la digitalización, ahí también necesita socios e, incluso, crear una nueva compañía. Una filial enfocada a estos nuevos negocios, que van desde el coche compartido o bajo demanda (siguiendo el modelo de empresas como Car2Go) o el ‘smart data’ y la gestión de coches ‘inteligentes’. Müller desveló que está en negociaciones con otras empresas para desarrollar estas actividades, pero no desveló su identidad. Tan sólo, que no están involucrados los dos gigantes tecnológicos, Google y Apple.
Volkswagen tendrá que adaptarse a esta nueva estrategia digital y, para ello, contará con tres grandes centros tecnológicos: en Europa, Asia y Estados Unidos. Los dos primeros en Postdam (Alemania) y Pekín (China). El tercero, en California, la cuna de las ‘startups’.
Abre la puerta a vender marcas
Más allá de su estrategia a futuro, la rueda de prensa anual de Volkswagen estuvo centrada en el ‘dieselgate’, en sus costes y en qué está haciendo para arreglar los vehículos manipulados. En total, el grupo alemán asumió más de 10 millones de vehículos con un software que rebajaba las emisiones contaminantes para superar los trámites de las autoridades de medioambiente.
Y la cuenta le va a la salir más cara de lo previsto, puede dejar cortos los 16.000 millones de euros que había estimado inicialmente. De esa provisión, 7.000 millones de euros irán destinados a afrontar los litigios legales que abiertos en todo el mundo; y otros 7.800 millones se dedicarán a las reparaciones técnicas de los motores diesel y las recompras de vehículos.
Para afrontar esos pagos, asegura tener liquidez suficiente: 24.500 millones de euros. Además, tiene en marcha un plan de control de costes, por el que no gastará más allá de lo imprescindible. Y en caso de ser necesario, contempla abrir la puerta a la venta de activos, incluida alguna marca. No es, sin embargo, su primera opción. “Eso no está en la agenda”, matizó el director financiero de Volkswagen, Frank Witter. Una de las opciones que baraja el mercado es la venta del negocio de camiones, que mantiene bajo las marcas Man y Scania.
Dos minutos con Obama
Más allá de los pagos, el daño de imagen del ‘dieselgate’ también ha conllevado un problema de imagen y de reputación, que llevó a su consejero delegado a pedir perdón y a prometer que el grupo hará todo lo necesario “para que esto no vuelva a pasar”. Explicaciones que, incluso, llegaron hasta el presidente de Estados Unidos.
“Tuve dos minutos para hablar con Obama, que empleé para disculparme, para agradecer las conversaciones mantenidas con las autoridades estadounidenses y recordarle los trabajadores que tiene Volkswagen en EEUU”, aseguró Müller en referencia al encuentro que mantuvo con el mandatario esta misma semana durante la feria industrial de Hannover.
En cuanto al impacto de la crisis de emisiones en su balance. Volkswagen reafirmó unas pérdidas netas de 1.600 millones de euros durante el último ejercicio y unos números rojos operativos de más de 4.000 millones. Sin embargo, pese al escándalo, sus ventas crecieron. Su facturación en 2015 repuntó un 5,4%, hasta rozar los 213.300 millones de euros. De cara a este año, sus previsiones pasan por dejar atrás las pérdidas, a pesar de que la evolución de la economía de gigantes como China y Brasil pueden ser una piedra en el camino.
Todas las grandes marcas del grupo alemán (VW, Audi, Porsche, Skoda o Bentley) cerraron el pasado año con un resultado operativo positivo, pero con una excepción: la española Seat. El grupo con sede en Martorell volvió a cerrar con números rojos, aunque los redujo significativamente. Sus pérdidas operativas se situaron en 10 millones de euros, frente a los 127 que perdió un año antes.