El déficit público crea empleo. Esta es la conclusión a la que deben haber llegado ayer miles de españoles que oyeron la entrevista de Mariano Rajoy en la Cadena Ser. El presidente del Gobierno se conoce al dedillo los grandes números de su gestión, pero sigue siendo un político a la hora de explicar cómo funciona la economía. Tal como ya le ocurrió con las “reformas”, cuando por mor de una pésima comunicación las convirtió todas en “recortes”, ahora ha transformado la creación de empleo en excusa para incumplir el objetivo de déficit.
El déficit fiscal y la creación de empleo no tienen nada que ver, por mucho que el presidente lo diga delante de Pepa Bueno. El déficit es el fruto del descuadre entre ingresos y gastos del Estado. Esa es tarea de Rajoy. La creación de empleo, en cambio, depende de la actividad económica y es tarea de los españoles. El Gobierno, en términos generales no crea otro empleo que el público. El único caso en que el déficit crea empleo en forma directa podría ser cuando se incrementa el empleo público a costa de reventar las costuras de las cuentas del Estado.
Un Frankenstein ideológico
Un descuadre así también podría ocurrir con un exceso de inversión pública, por ejemplo. Pero en el caso del gobierno de Rajoy esto es técnicamente imposible. Por mucho que el presidente diga que “recortar es fácil”, lo primero que hizo su gobierno en 2012 fue eliminar la inversión pública. La volatilizó de un plumazo. Y ese criterio se mantuvo en casi todos sus Presupuestos posteriores.
Las palabras de Rajoy en la Ser abonan la sospecha de que el presidente, con este tipo de simplificaciones de la teoría económica, alberga un Frankenstein ideológico en su cabeza. "Me importa mucho más llegar a los 20 millones de ocupados que reducir el déficit", dijo ayer en uno de sus momentos estelares. A José Carlos Díez, economista que asesoró a Zapatero, aquello le sonó demagógico.
Rajoy, además, se regodeó en una amplia explicación de su error: “Controlar el déficit es un instrumento para conseguir crecimiento económico y empleo…. yo quiero reducir el déficit, pero es que también quiero crecimiento económico y empleo, porque entre otras cosas el empleo sirve para corregir el déficit”.
Gastar lo de nuestros hijos
Controlar el déficit es importante para que el Estado no gaste por encima de sus posibilidades. El déficit se financia con deuda pública. Si el Estado emite mucha deuda, expulsa al sector privado de los mercados como pasó en 2011 y 2012 con el famoso efecto crowding out. Pero incluso en una situación donde la política monetaria está superrelajada como la que ahora vivimos, una economía con déficit continuos es viciosa porque consiste en gastarse hoy los recursos que serán producido mañana por nuestros hijos.
Controlar el déficit también es importante para que un Estado manirroto, con cuentas siempre inestables, no acabe convirtiéndose en una amenaza para la sociedad. La creación de empleo, en cambio, depende de la creatividad y el emprendimiento de los españoles. Y crearán mucho empleo cuando menos obstáculos les ponga el Estado.
Por si a alguien le cabe la duda de que lo que Rajoy transmitió ayer son conceptos mal hilados, sin asidero teórico ni real, basta que mire el año en que España tuvo más déficit -un 11% del PIB en 2009- y descubrirá que ese ejercicio se destruyeron 1,2 millones de empleos y la tasa de paro llegó casi al 19% de la población. Sí señor presidente, el déficit crea empleo y las lecciones de la realidad se olvidan demasiado rápido.