Eso de llenar el depósito del coche con diez o quince euros menos que hace dos años es, sencillamente, una de las causas del crecimiento de los últimos trimestres en España. La pelea en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que comenzó precisamente en su reunión de junio de hace dos años, inició todo el descenso en los precios del petróleo, que llevaron el barril de Brent, referencia europea, desde los 114 dólares hasta los 27,8 dólares que marcó al inicio de este año: un desplome del 75%.
Este jueves vuelven a reunirse los ministros del Petróleo de los 13 países de la OPEP en su encuentro semestral que se celebra en Viena. El cártel, cada vez más fragmentado y con menos poder, trazará su estrategia de producción y precios hasta final de año. Lo más probable es que su estrategia sea la misma que la de los últimos dos años: sálvese quien pueda del desplome de los precios. ¿Cuál es la forma de protegerse del menor flujo de petrodólares? Intentar vender más crudo, aunque sea compitiendo en precios, para intentar mantener el flujo de dinero. De este modo, han llevado su producción a máximos históricos, por encima de 33,2 millones de barriles extraídos cada día.
Los países productores llevan dos años negociando poner un límite a la producción que sirva para revitalizar los precios, pero no han conseguido llegar a ningún acuerdo. O, como lo ha vendido la OPEP: se ha acordado no hacer nada. Sin embargo, esta vez podría ser diferente y podría marcar un antes y un después en el precio del petróleo tal y como ocurrió hace dos años.
La OPEP ya no controla los precios como hacía en la segunda mitad del siglo XX, pero todavía controla un tercio de la producción global de petróleo, por lo que sus decisiones siguen siendo muy relevantes. No hay que ir muy lejos para ver la trascendencia del cártel: el miércoles filtró a Reuters que, esta vez sí, el acuerdo es posible e, inmediatamente, el precio del barril superó los 50 dólares hasta rozar sus máximos desde noviembre.
Para los bolsillos de los españoles es clave que la OPEP no congele la producción. En los últimos meses el petróleo ha rebotado con fuerza, tanto que desde los mínimos del año de enero ha subido un 78%. Como no podía ser de otra manera, este repunte también ha empujado al alza al precio de los combustibles. El último dato disponible del boletín petrolero, del 23 de abril, reflejó un aumento del precio de la gasolina de 95 sin impuestos del 22% en las gasolineras. Por el bien de los españoles, que se quede ahí.
¿Qué opina cada país?
En la reunión de hoy se enfrentarán tres bloques bien diferenciados (y no dos como en las últimas reuniones). El primero de ellos es el liderado por Arabia Saudí, el país que controla el casi un tercio de la producción de la OPEP (10,2 millones de barriles diarios, según los cálculos de Bloomberg), lo que le da la voz cantante en el cártel. Si al inicio del año el país presionaba para subir los precios, ahora mismo está cómodo con el Brent en la zona de 50 dólares. Por este motivo, Arabia Saudí no valora, como una prioridad, poner un techo a la producción y su posición será más neutral en esta reunión.
Además, hay que tener en cuenta que el país está emprendiendo un giro en su política interna de la mano del príncipe Mohamed bin Salmán, que es segundo en la línea sucesoria saudí y está considerado el millennial más poderoso. Salmán pretende diversificar la economía con planes tan revolucionarios como acabar con la dependencia del petróleo para 2030. El petróleo es una necesidad, pero no una prioridad para Arabia Saudí, por lo que su papel puede ser secundario en esta ocasión.
A su lado estarán los países del Golfo, como Emiratos Árabes Unidos, Kwait o Qatar, siempre fieles a Arabia Saudí. Kwait es uno de los pocos países de la OPEP que ha reducido su nivel de producción debido al conflicto que mantiene con Arabia Saudí por la Zona Neutral. La producción de petróleo en esta región, que en sus mejores años llegó a bombear 0,6 millones de barriles al día, lleva detenida desde mediados de 2015. A medida que se acerca un acuerdo entre los dos países, a Kwait le interesará no poner un techo a la producción, lo que podría determinar su voto en esta reunión.
El segundo bloque está liderado por Irán y, esta vez, contará con el apoyo de Iraq, a favor de elevar los niveles de producción, a ser posible, sin límite efectivo, como ocurre actualmente. Irán ha vuelto a exportar tras las sanciones de EEUU y Europa y sus inversiones darán una capacidad extra al país de entre 0,5 y 1 millón de barriles diarios. Los países que quieran frenar la producción de Irán tendrán muy difícil conseguir sus objetivos, al fin y al cabo, el resto llevan años bombeando todo lo que quieren, ¿quién podrá frenar ahora la ambición de Teherán?
Iraq estará del lado de Irán en esta ocasión, ya que pretende elevar su producción hasta los 6 millones de barriles al día hasta 2020, desde los 4,3 millones que produce hoy. Iraq es uno de los países más dependientes del petróleo de toda la OPEP, ya que apenas cuenta con ningún sector auxiliar para su economía. Las inversiones para elevar su capacidad son el principal factor que puede elevar el crecimiento potencial del país a medio plazo.
El tercer bloque lo componen los países de África y América Latina, cuyas economías están cerca del colapso por el desplome de los precios y necesitan, de forma urgente, limitar la producción. Venezuela es el ejemplo más representativo. Allí los petrodólares eran el principal sustento de la economía y ahora que han dejado de fluir, llegan los problemas externos y el desabastecimiento. Ecuador está en una situación parecida, se acabaron los años dorados para estos productores y es posible que no vuelvan en mucho tiempo, tal vez nunca vuelva a estar el barril en 120 dólares.
Estos países no pueden competir produciendo más, como sí hacen los países árabes, ya que en su caso, el coste de extracción es mucho más alto. Tanto que algunos proyectos no son rentables con El coste de extracción en Sudamérica es mucho más alto que en la zona del Golfo, lo que provoca que muchos proyectos no sean rentables con los precios por debajo de 50 dólares.
Los países africanos no pueden producir más por la inestabilidad interna, por lo que preferirían que los precios estuviesen más altos. Libia, por ejemplo, está extrayendo en torno a 0,3 millones de barriles al día, tan poco como durante la guerra civil. En Nigeria, el conflicto en la zona del Níger ha provocado que su producción de petróleo haya caído por debajo de los 1,7 millones de barriles diarios por primera vez desde 1994. Sin duda, sería mucho más beneficioso para ellos congelar la producción mientras duren sus conflictos y así poder vender más caro su petróleo.