Un español promedio que empezó a trabajar a los 16 años pagará a lo largo de su vida a Hacienda el salario íntegro de 18 años. Ya jubilado, si vive hasta los 83 años, que es la esperanza de vida actual, pagará otros nueve años en impuestos. En total, dedicará 27 años de su vida a pagar al Fisco. Por lo tanto, para quien entró en el mercado laboral a los 16 años, su Año de la Liberación Fiscal llegará cuando cumpla 43 años de edad.
El Año de la Liberación Fiscal es uno de los datos más novedosos que revela esta edición del informe de la Fundación Civismo titulado Día de la Liberación Fiscal 2016. El peso real de los impuestos, a las puertas de las elecciones generales del 26-J. El estudio lo firma el economista Javier Santacruz e incorpora una nueva metodología que se basa en el análisis a fondo de dos impuestos -el IRPF y las cotizaciones sociales- y su segmentación por tramos de edad ya que la carga fiscal va cambiando a lo largo de ella.
Esto ha permitido calcular con exactitud no sólo el Día de la Liberación Fiscal, que este año recae en España el 29 de junio, tres días después de las elecciones generales, sino el Año de la Liberación Fiscal. Los cálculos corresponden a un español que empezó a trabajar a los 16 años, que tiene un hijo a lo largo de su vida y que sigue la evolución salarial del español medio, que se jubilaría a los 65 años y viviría hasta los 83 años.
El coste laboral total hasta su jubilación sería de 1.224.170,21 euros, pero de esa cantidad Hacienda se llevará mediante la llamada “cuña fiscal” (el efecto conjunto de IRPF y cotizaciones sociales) 456.571 euros, el 37,7% de sus ingresos durante 49 años en el mercado de trabajo. Le quedará un disponible de 767.599,43 euros. Esto equivale a dedicar 18 años íntegros a pagar impuestos.
Además, ya jubilado con la pensión media, la carga fiscal supondrá otros 128.655 euros sobre un total de 243.961,05 euros brutos durante 18 años. Esto equivale a pagar impuestos equivalentes a nueve años de jubilación.
Este fenómeno se debe a que España es uno de los países de la OCDE con la “cuña fiscal” más alta, un 39,56% de las rentas, frente a un promedio del 35,9%. Hay 21 economías desarrolladas con menos impuestos sobre el trabajo que España, entre las que figuran Noruega, Dinamarca, Holanda, Japón. EEUU, Canadá, Suiza y Reino Unido, y sólo 12 nos superan.
La suma del IRPF y las cotizaciones sociales reduce el salario neto de manera importante a lo largo de la vida de un trabajador. De cada 100 euros que paga el empresario a un trabajador entre 16 y 24 años, éste apenas cobra 68. Para los que tienen entre 25 y 34 años, la renta disponible se reduce a 64 euros. Entre 35 y 44 años, 61 euros y a partir de los 45 años, el trabajador recibe sólo 60 de cada 100 euros del coste laboral.
El estudio de Civismo considera el efecto de la “cuña fiscal”, el IVA, los Impuestos Especiales y otros gravámenes para estimar el día en que un español promedio deja de dedicar todos sus ingresos a Hacienda. En 2016 esta fecha, bautizada como Día de la Liberación Fiscal (DLF), corresponde al 29 de junio, dos días antes que en 2015. Por grupos de edad, la fecha oscila entre los 151 días de sueldo que dedican los más jóvenes y los 186 días de salario que entregan los mayores de 55 años.
El Día de la Liberación Fiscal busca concienciar a los españoles sobre la importante cantidad de impuestos que pagan. El presidente Civismo, Julio Pomés, lo explica: “Hace ya más de una década, desarrollé en España el informe del Día de la Liberación Fiscal bajo el convencimiento de que este tipo de estudios ayuda a promover la responsabilidad de los contribuyentes. Nada es gratis y eso debe hacernos más exigentes con el uso del dinero público”
El Día de la Liberación Fiscal también varía según la comunidad autónoma de residencia siendo Ceuta y Melilla aquella donde llega antes (24 de junio) por tener menor fiscalidad mientras que Cataluña es aquella donde más tarda en llegar: el 4 de julio.
El informe también recoge el castigo fiscal que sufren las familias con hijos, ya que la “cuña fiscal” apenas varía con el primer y el segundo hijo. El informe considera este hecho muy preocupante “dado el envejecimiento demográfico que está experimentado España”.
También se ha calculado el impacto del IVA sobre los contribuyentes. El pago de IVA se traduce en el desembolso anual de entre 2.786 y 4.068 euros, según los distintos tipos de hogares analizados. Si consideramos el IVA por persona en vez de por hogar, nos encontramos con que el tramo de entre 16 y 29 años dedica a este gravamen más que el de 30 a 44 años (1.328,71 frente a 1.259,26 euros). Para las generaciones de entre 45 y 64 años, hablamos de un pago anual total de IVA de 1.429,61 euros. Entre los mayores de 65 años, este tributo supone 1.616,17 euros al año.
El estudio de Civismo desvela también un viejo truco empleado por los ministros de Hacienda para elevar subrepticiamente la factura tributaria: no deflactar las tarifas del IRPF según la inflación. Aunque en los últimos años España ha experimentado tasas de inflación negativas, los tramos de gravamen directo por excelencia no han sido revisados desde que estalló la crisis, en 2008. Esta decisión ha resultado en una subida fiscal encubierta de 430 euros por cada contribuyente. De haberse considerado la inflación, el DLF se habría celebrado el 24 de junio.
Otra novedad del informe ha sido incluir la deuda pública -que es un anticipo de futuros impuestos- en el cálculo del DLF. En términos monetarios, el esfuerzo fiscal del contribuyente español se eleva en 8.220 euros con la deuda pública. Esta cifra viene creciendo conforme el pasivo estatal ha ido aumentando. Ahora mismo, la carga que supone la deuda pública para el contribuyente avanza a un ritmo del 3,5%, por encima de las tasas de aumento del PIB.
Si se incluye la deuda, el DLF se retrasa 96 días pasando del 29 de junio al 3 de octubre. Por lo tanto, cada contribuyente debería dedicar 276 jornadas de su salario a pagar a Hacienda. La deuda pública ha superado ya el umbral del 100% del PIB (casi 1,1 billones de euros en febrero de 2016), lo que equivaldría a una carga de 59.975 euros por cada trabajador ocupado (18 millones de personas, según la Encuesta de Población Activa del Primer Trimestre de 2016).