Berlín

Alemania, un país cuya industria del automóvil da trabajo directa o indirectamente a cerca de un 15% de la población activa, lleva semanas preguntándose sobre su lugar en el mundo. Al menos así ocurre en lo que toca a la movilidad eléctrica. Si bien compañías como Daimler –responsable de marcas como Mercedes-Benz o Smart–, Opel, BMW o Volkswagen, son referentes a nivel mundial, en lo que respecta a coches eléctricos, el país de la canciller Angela Merkel está lejos de representar la vanguardia.

Ranier Bomba, secretario de Estado alemán del Ministerio Federal de Transportes e Infraestructuras Digitales, reconoce esta realidad a EL ESPAÑOL, nada más terminar su intervención en uno de los debates mantenidos en la conferencia celebrada en Berlín el lunes y el martes que llevaba por título “El coche eléctrico, ¿Una extravagancia para unos pocos o la normalidad automovilística del futuro?”.

“Los vehículos eléctricos representan una desafío extraordinario para la industria del automóvil, para Alemania, pero también para las empresas de todo el mundo”, dice Bomba. A su entender, los actores germanos del sector están en busca de la “excelencia, algo que lleva tiempo, porque es más importante poner coches eléctricos buenos y de alta calidad en las carreteras que hacerlo sólo rápido”, agrega.

En su intervención de la conferencia mantenida en Berlín, este político miembro de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), defendió los planes del Gobierno germano para impulsar el desarrollo del mercado alemán de los coches eléctricos. El Ejecutivo de Angela Merkel cuenta para estos fines con un programa valorado en 1.200 millones de euros. Gracias a este plan se ayudará con 4.000 euros a la compra los vehículos eléctricos y con otros 3.000 euros a quienes decidan adquirir coches híbridos. En ese montante también se cuentan los 300 millones con los que el Estado alemán financiará la creación de hasta 15.000 nuevos puntos de carga.

“Toda inversión en infraestructuras siempre es algo positivo, yo pienso que es una señal muy importante y un paso en la buena dirección el que ha dado el Gobierno alemán, algo parecido a lo que ya se ha llevado a cabo en países como Noruega o los Países Bajos”, dice a este periódico Lasse Anbohl, representante de Hubject, una empresa dedicada desde 2012 a proveer servicios de recarga de coches eléctricos presente en la conferencia de Berlín. Una buena decena de estos vehículos ilustran la ya existente variedad de modelos eléctricos a las puertas del Centro de Congresos de Berlín, situado en la céntrica plaza berlinesa de Alexanderplantz. Allí se celebró la conferencia “El coche eléctrico, ¿una extravagancia para unos pocos o la normalidad automovilística del futuro?”

Sobre el tema tratado en la cita el lunes y el martes, se ha escuchado decir a la ministra germana de Medioambiente, la socialdemócrata Barbara Hendricks, que Alemania necesita un “cambio en la movilidad”. El líder de su partido, el también vicecanciller alemán Sigmar Gabriel, ha subrayado la importancia de hacer que haya una mayor “aceptación” de este tipo de vehículos en Alemania. A su entender, eso justificaría mayormente los planes de ayuda a la compra y de inversiones en infraestructuras.

ALEMANIA, LEJOS DE LOS LÍDERES

La idea del Ejecutivo es llegar al millón de vehículos eléctricos de aquí a 2020. No obstante, ese objetivo resulta para muchos irrealizable en vista de que a finales de 2015 se contaban en las carreteras germanas 25.000 coches impulsados por energía eléctrica y otros 10.800 híbridos. Estados Unidos, China, Japón, Noruega y Francia, están muy por delante de Alemania en número de coches de este tipo circulando por sus carreteras. Sólo en Estados Unidos se contaban a finales del año pasado 214.600 vehículos eléctricos y 191.000 híbridos, mientras que en China se contaban 199.800 y 81.800 de uno y otro tipo.

“En China hay más coches eléctricos que en Alemania, pero tenemos que considerar el tamaño de cada país, en términos de ciudadanos, ellos son 1.300 millones y nosotros somos 80 millones, y no olvidar que en China, a diferencia de en Alemania, el mercado está altamente subvencionado”, aclara Bomba, el secretario de Estado del Ministerio Federal de Transportes. “Los coches eléctricos no son cosa de unos años, hay que mirar a 2050 o 2060”, agrega este responsable gubernamental.

Sin embargo, otros participantes en la conferencia organizada en Berlín ya plantean que “la movilidad eléctrica se mueve hacia nosotros, eso es seguro, falta responder cómo, dónde y cuándo”. Esos eran, al menos, los términos de Kay Lindemann, voz de la Asociación alemana de la Industria del Automóvil en la conferencia de Berlín.

Para esos interrogantes, Ferdinand Dudenhöffer, reputado experto de la industria del automóvil en la Universidad de Duisburgo-Essen (oeste), tiene respuestas preocupantes. Al menos, deberían resultar inquietantes para la industria germana. “La movilidad eléctrica es algo de Silicon Valley (Estados Unidos) y de China”, dice a este periódico en una conversación telefónica Dudenhöffer, alabando los modelos de la compañía estadounidense Tesla y considerando “muy serio el programa del Gobierno chino para la promoción de los vehículos eléctricos”.

PELIGRO PARA LA INDUSTRIA ALEMANA

Sobre las ayudas del Gobierno alemán para popularizar los coches que funcionan con electricidad, Dudenhöffer se muestra escéptico. “En las ayudas se ha puesto el límite de los 60.000 euros a partir del cual no se puede recibir el apoyo financiero del Estado, porque se sabe que con ese dinero uno puede empezar a pensar en comprar un Tesla”, asevera este experto. Para él, “las otras compañías no están haciendo coches eléctricos verdaderamente buenos”. Según Dudenhöffer, los planes del Gobierno alemán no constituyen un verdadero impulso.

“Si Alemania no logra desarrollar su propia movilidad eléctrica, al mundo no le pasará nada, pero para Alemania sí significará mucho”



Precisamente para impulsar la movilidad eléctrica en Alemania se había convocado la conferencia de Berlín, en la que se reunieron cerca de 700 expertos. “El Gobierno quiere saber qué más se puede hacer a nivel de empresas, a nivel estatal y en todos los ámbitos para desarrollar la movilidad eléctrica”, explican a estos periódico los responsables de la cita.

En cualquier caso, el desafío industrial que representan los coches eléctricos es particularmente “peligroso para la industria del automóvil germana”, asegura Dudenhöffer, quien reconoce no creer en la eficacia de reuniones como la celebrada en Berlín. “Hay mucho bla, bla, bla” apunta este experto antes de concluir: “si Alemania no logra desarrollar su propia movilidad eléctrica, al mundo no le pasará nada, pero para Alemania sí significará mucho”.

Noticias relacionadas