Toca reinventar la banca. El ex miembro del Comité Ejecutivo del BCE y actual consejero ejecutivo del BBVA, José Manuel González-Páramo es, desde este martes, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. En su discurso de entrada ha abogado por renovar un modelo de negocio presionado por cinco vectores. Todos ellos comienzan por la letra erre: recesión, rentabilidad, regulación, reputación y revolución digital.
El tema de su discurso, “Reinventar la banca: de la gran recesión a la disrupción digital”. “Se está desarrollando toda una revolución en el mundo de los servicios financieros”, señaló. Así, identificó las etapas que ha vivido el sector en las últimas décadas: la primera, de globalización y estabilidad económica, que llevó infravalorar el riesgo; un proceso de desregulación; y la incorporación de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones al sector bancario.
A partir de 2008, con la crisis financiera, se acelera la reconversión del sector. Y es ahí donde entran las cinco fuerzas de cambio que actúan sobre la banca desde hace una década:
Recesión: “La crisis económica y sus consecuencias, unidas a la aceleración del cambio tecnológico, han puesto a la industria bancaria frente a una crisis existencial de la que surgirá una configuración de lo bancario radicalmente diferente a la que hemos conocido en la primera década del milenio”, afirmó en su discurso.
Rentabilidad: Según González-Páramo, la reducida rentabilidad del sector se debe a “unos ingresos menores a los del pasado y unos costes superiores a lo deseable”. “Frente a un desfase negativo permanente entre rentabilidad y coste del capital, la banca como la conocemos ahora podría languidecer hasta su extinción”.
Regulación: Los bancos han experimentado recientemente un “auténtico 'tsunami' regulatorio”, en busca de garantizar la estabilidad financiera y corregir los errores y excesos cometidos en los años previos a la crisis. Por eso, considera que las autoridades deberían tener en cuenta el impacto de establecer más normas, ya que “para que las entidades sean solventes, necesitan ser viables”.
Reputación: “La confianza y la reputación son los dos activos más importantes para la banca”, subrayó. Sin embargo, “el descubrimiento de prácticas arraigadas durante el cuarto de siglo anterior ha contribuido a agravar la crisis y el daño que ésta ha causado a clientes, a inversores y a la economía en general”. La única salida para la banca es, a su modo de ver, “mantener una relación equilibrada con sus clientes, con lenguaje claro y buenas prácticas comerciales, tomar decisiones teniendo siempre presente una orientación al largo plazo, y, por último, comprometerse con el desarrollo de las sociedades en las que está presente”.
Revolución digital: Es la ‘erre’ que tiene “el impacto más profundo de todas”. Y, al mismo tiempo, “puede contribuir a que la parte más sana del sector sobreviva a las presiones del bajo crecimiento, la menguante rentabilidad y la tupida regulación, y recupere de forma sólida la confianza de los clientes y la reputación ante la sociedad”. Por ello, apunta que “Las tendencias de transformación digital van a configurar un futuro muy distinto a la realidad que conocemos hoy, y el sector financiero deberá adaptarse adecuadamente para garantizar su supervivencia y, lo que es más importante, su relevancia”.
Dos escenarios a futuro
Ante esta irrupción digital, González-Páramo planteó dos escenarios diferentes, que no son excluyentes. Por un lado, un escenario inercial, en el que la banca siguiera haciendo las cosas de la misma manera. “La falta de visión estratégica o la incapacidad de acometer la inversión y los cambios de organización interna necesarios para adaptarse al nuevo entorno, serían suficientes para garantizar que muchas de las entidades actuales caminarán lentamente hacia su extinción, en un entorno de creciente competencia, bajo crecimiento y reducida rentabilidad”.
El segundo escenario, la transformación del sector, donde sólo sobrevirán algunas entidades. “Los bancos que aspiren a sobrevivir sólo podrán hacerlo si se afanan en cuidar su principal activo: el cliente”, mediante “productos competitivos que satisfagan todas sus necesidades financieras”. Para lograrlo, los bancos tienen que recuperar la confianza y la reputación a través de “una mayor transparencia” y proporcionar “una experiencia a la altura de las expectativas”, con precios más ajustados, la automatización de determinados procesos y el acceso a servicios de asesoramiento”. “La banca tradicional debe ser selectiva e identificar exactamente en qué necesidades de los clientes puede competir con los nuevos entrantes y convertirse en integradores de terceros”.
La Real Academia de Ciencias Morales y Políticas es una institución fundada en 1847, dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes y que persigue ser centro difusor de conocimiento, un laboratorio de investigación y de crítica basada en la experiencia de sus académicos, personalidades de gran significación en la vida política, social y económica española de los dos últimos siglos.