Es uno de los españoles que más alto ha llegado en el complejo mundo de las aerolíneas. Tanto que ha sido capaz de pasar de pilotar una ‘low cost’ española a alcanzar el cielo de encabezar la línea aérea británica por excelencia.
Álex Cruz recibía su gran premio profesional la pasada primavera. La multinacional IAG (la matriz de Iberia, Vueling y AerLingus) le nombró en abril nuevo presidente de British Airways, la principal enseña del consorcio aéreo. Su principal aval: ser capaz de convertir Vueling en la aerolínea de referencia del mercado doméstico español.
En poco más de cinco años, su compañía ha sido capaz de ‘comerse’ el 30% de los vuelos con origen o destino en un aeropuerto español, según las estadísticas elaboradas por el Ministerio de Fomento.
¿Qué vieron en Cruz?
“Álex Cruz se convirtió en el ejemplo a seguir, parecía capaz de lograr lo que otros no podían”, asegura un piloto a EL ESPAÑOL. Y Cruz presumía de ello. “La clave del éxito del modelo de Vueling radica en tener la segunda estructura de costes más baja de Europa y ofrecer un producto similar al que tienen las aerolíneas tradicionales a precios competitivos”, aseguraba en noviembre de 2013, cuando Vueling recibió un galardón como mejor aerolínea de Europa.
¿Cuáles son los números de la ‘low cost’ con sede en el Prat? El pasado ejercicio, la aerolínea de IAG alcanzó un beneficio operativo de 160 millones de euros y un resultado neto de 95 millones. Sus ventas se dispararon casi un 14% hasta los 1.932 millones. Gestiona una flota de más de 100 aviones que, sin embargo, no parecen suficientes para afrontar las rutas que tenía previstas para este verano.
Cruz llegó en primavera a la presidencia de Vueling con estos números en el haber y con la responsabilidad de sustituir a Keith Williams, un peso pesado de la industria con 18 años a su espalda al frente de ‘British’.
Formación estadounidense
El directivo, nacido en Bilbao en 1966, ha destacado por su perfil de emprendedor. No es, sin embargo, el español con más responsabilidad en IAG. Ese puesto queda para el presidente del grupo, Antonio Vázquez, también expresidente de Iberia y de la tabacalera Altadis.
Pero la trayectoria del bilbaíno apuntaba (al menos hasta ahora) a cotas mayores. Su formación, ingeniero de carrera y directivo de postgrado. Y todo en Estados Unidos. Cruz se licenció en Ingeniería en la Universidad Central de Michigan. Después cursó postgrados, primero, en la Universidad del Estados de Ohio; después, en la Cox School of Business de Dallas (Texas).
Comenzó su carrera profesional en uno de los gigantes del sector en Estados Unidos, en American Airlines, allí estuvo cinco años. En 1995 dio el salto a Londres, para trabajar en la compañía tecnológica Sabre, donde también trabajaba para aerolíneas. Sus siguientes pasos, en el mundo de la consultoría. Estuvo en Arthur D. Little y en Accenture, donde asesora, de nuevo, a aerolíneas.
Hasta que se convirtió en fundador de una 'low cost'. En 2006 nació Clickair (de la que Iberia era accionista) que presidió hasta que, en 2009, ya con la crisis golpeando el consumo, su compañía se fusionó con su principal rival, Vueling.
Costes, costes, costes
“Tenemos que hacer un esfuerzo enorme por mantener la estructura de costes bajos”, aseguraba Álex Cruz en 2006 en una entrevista a El Periódico.Y explicaba el porqué. “Eso da la flexibilidad para hacer más cosas. El vuelo a Moscú por ejemplo: saldrá por la noche y llegará a Barcelona temprano por la diferencia horaria. A las tripulaciones les encanta”.
Fusionadas Vueling y Clickair (la primera absorbió la segunda) se convirtió en el segundo de abordo de la tercera mayor aerolínea de España, por detrás de Iberia y Air Europa. Ejercía como consejero delegado, sólo por detrás de su presidente Josep Piqué.
Pero Vueling sólo duró cuatro años como compañía independiente. En 2013 la absorbió el gigante IAG, Piqué salió de la presidencia y Cruz se quedó al frente de la filial ‘low cost’ del gigante europeo.
Antes de dar este abril el salto a la presidencia de BA, Cruz desmitificaba en Cinco Días la relevancia de Londres en la gestión de Vueling. “Hasta nosotros mismos mitificamos eso de Londres, pero Londres somos Luis Gallego [presidente de Iberia], el consejero delegado de British Airways, el de la sección de carga, otros dos o tres ejecutivos más y yo, que nos vemos todas las semanas. No existe un ente oscuro en Londres que diga qué decisiones acometemos. Es la primera vez en esta industria en la que se ha creado un grupo que entiende y apoya los atributos y opiniones de sus unidades”, afirmaba.
¿Por qué cae ahora en desgracia?
Porque tanto desde dentro de la aerolínea como pilotos y tripulantes de cabina acusan a su equipo directivo (y a él directamente) de una mala gestión que ha derivado en el actual caos de anulaciones y retrasos de los últimos días.
“Lo que está ocurriendo es responsabilidad de la planificación que llevó a cabo el anterior equipo directivo", indicaba este lunes a EL ESPAÑOL fuentes del sindicato de pilotos Sepla. "El nuevo equipo lleva sólo tres meses y se han encontrado una situación de cambios constantes en los vuelos y en la planificación, que es responsabilidad de la anterior dirección, que fue demasiado ambiciosa", recalcan.
¿Está en peligro la seguridad de los vuelos?
Y van más allá. Ponen en cuestión que el modelo de Vueling sea el más adecuado para garantizar la seguridad de los vuelos y que el afán por ahorrar gastos y apurar márgenes haya ido demasiado lejos. El sindicato de pilotos critica que los 35 minutos que deja Vueling de preparación desde que un avión aterriza hasta que vuelve a despegar no son suficientes para garantizar las operaciones.
“Lo dejaron todo patas arriba”, asegura un trabajador de la aerolínea al hablar de la gestión de Cruz. Una mala planificación que afectó al equipo directivo y que está detrás de la marcha de Fernando Val, anterior director de Producción de Vueling, que abandonó la compañía por otra, en apariencia, de menor relevancia. Ahora ocupa ese mismo cargo en Air Arabia.
En 2013, en una entrevista a El País, resumía la estrategia de Vueling :“La cultura de Vueling no permite sentirnos cómodos, la tensión es constante. Nos sentimos totalmente vulnerables".